Fue fácil,
sencillo y justo. El Real Madrid no necesitó tirar de recursos para dinamitar
el entramado defensivo diseñado por Joaquín Caparrós. La hegemonía blanca
terminó siendo tan clara que ningún reclamo se puede hacer al resultado final
del partido. A un rival de esta entidad no se le puede obsequiar nada y el
Mallorca regaló los goles, el control del partido y el juego. Estuvo flojo en
las tareas de recuperación y francamente espeso sobre su salida de balón.
La primera parte fue una auténtica pesadilla y sólo la fortuna impidió un resultado mayor. La segunda parte fue casi peor. El Real Madrid incluso bajando su intensidad arrolló y sentenció.
Inicialmente
Joaquín Caparrós sorprendió con un once diferente y no esperado. Sacó a Pina,
de la titularidad, para juntar a Martí con Fontàs. Fue un error. Hubo agujero y
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La primera parte fue una auténtica pesadilla y sólo la fortuna impidió un resultado mayor. La segunda parte fue casi peor. El Real Madrid incluso bajando su intensidad arrolló y sentenció.