28 febrero 2014

SIN TIEMPO PARA PEDIR TIEMPO


El Mallorca está jugando el final de la partida y, justo ahora, ha lanzado su último as. El cambio de entrenador a veces funciona y en otras ocasiones no. Pero antes de valorar la opción de Lluís Carreras, es necesario detenerse en la salida de José Luis Oltra. La guerra de poder que sufre la institución sí ha afectado al desarrollo deportivo normal del equipo. El cese de un entrenador forma parte del fútbol. Es algo normal, casi natural. Pero aquí todo ha sido un verdadero esperpento. El escarnio público al que ha sido sometido, el entrenador saliente, toca lo intolerable. El anuncio oficial, con vuelta atrás, del nuevo entrenador jamás debió producirse. Como tampoco las dudas públicas a la hora de elegir al nuevo inquilino del banquillo. Todo ha resultado demasiado gris, casi negro. Ahora es de esperar que, los profesional del balón, ejerzan mejor sus funciones que las de sus propios dirigentes. Sobre ellos caerá la responsabilidad del ascenso. 
Lluís Carreras tiene por delante una tarea apasionante. No hay tiempo para pedir tiempo. Quince finales sin cuartel en donde cada punto será oro puro. Su objetivo es meter al equipo en zona play off, recortar diferencias con las dos primeras posiciones, y llegar al final con opciones de éxito. Para ello tendrá que apuntalar dos bastiones. Primero sus futbolistas tendrán que creer en él y en su proyecto. Pero además, será necesario enviar el mensaje correcto a todo un entorno que ya muestra síntomas de mucho cansancio. 

Ya en el marco estrictamente deportivo se tendrán que tomar decisiones con respecto a la táctica. Y aquí la primera elección vendrá dada por el estilo. El Mallorca podría apuntar a una defensa algo más adelantada y con laterales bastante ofensivos. Tres futbolistas, por dentro, para intentar apuntalar la medular. Dos extremos, por fuera, para dar mayor amplitud de ataque junto con un delantero de referencia que obligue una mayor exigencia a los centrales contrarios. En cualquier caso las decisiones de Lluís Carreras serán inmediatas y pronto saldremos de dudas. Ha llegado un nuevo entrenador y ahora todos los futbolistas elevarán su cota atención. Lo importante es que, a partir de ahora, el equipo pueda abstraerse de la crisis institucional y pueda rendir mucho mejor. ¿Se podrá conseguir en quince partidos? 

23 febrero 2014

VUELVE EL COLOR DE HORMIGA


El Mallorca sigue deambulando por la Segunda División sin ningún tipo de jerarquía futbolística. No es favorito a nada y sigue ofreciendo más dudas que seguridades. Analizar el fútbol que han ofrecido los mallorquines hasta ahora, sin tener en cuenta los desastres institucionales, es tan necesario como saludable. Los rojos no se han adaptado. Tampoco han encontrado el camino del rendimiento eficaz. Y durante prácticamente todo el partido se volvió a ofrecer un fútbol escaso y poco autoritario. Ni ataques trenzados ni progresiones directas sino más bien todo lo contrario. Sólo alguna segunda jugada y un error de Prieto, en una intervención, fueron la escasa munición roja. El Mirandés hizo algo más para llevarse los tres puntos aunque el empate final puede considerarse justo.
José Luis Oltra tuvo que tocar, por obligación, su línea de retaguardia. La primera decisión fue colocar a Aouate bajo palos. Kevin apareció en el perfil izquierdo, Agus con Cadamuro en el eje y Ximo sobre el lateral derecho. La línea defensiva tuvo algún problema sobre el eje que, curiosamente, rectificó Agus. Dos pivotes por delante, Iriney y Generelo, para intentar ganar una medular que no se ganó. Alfaro buscó su espacio entre líneas y mantuvo una dinámica aceptable mientras que Marco Asensio, mientras jugó, destiló las únicas gotas de talento individual. 

Por su parte Carlos Terrazas calcó a su equipo tal y como se esperaba. Defensas, con mucha experiencia, muy arropados por las dimensiones del terreno de juego. Iván Agustín ejerciendo labores de equilibrio, contención y salida. Sus movimientos en triángulo, protegiendo a centrales y medias puntas, supusieron un bastión casi imposible de franquear. Pablo Infante lanzó estrategia y Mújika con Muneta e Iriome lanzaron llegadas. 
Al final, lo terrible del partido no sólo fue el resultado sino la sensación que se volvió a ofrecer. Siguiendo por este camino peligra la zona Play Off. Y aunque el discurso de Oltra, de puertas hacia fuera, parece más que agotado conviene no olvidar la responsabilidad de los futbolistas.  Éstos, están rindiendo por debajo de sus posibilidades reales de rendimiento y deben empezar a rectificar.

18 febrero 2014

MEMORIA DE ELEFANTE


 
Recuerdo la primera vez que fui al Lluís Sitjar. Cogido de la mano, de mi padre, viendo un campo inmenso y unos futbolistas que parecían dioses. Calcetas bajas, mirada arrogante y paso firme hacia el campo. Todo bañado en un rojo intenso. El Mallorca debía medir sus fuerzas contra un Margaritense que no podía ser rival para un equipo con un campo tan magnífico. Recuerdo al portero rival bañado por margaritas sobre su portería. "Mallorca, Mallorca, Mallorca" gritaban con pasión desde el fondo sur.
El envite estaba servido y convencido de la victoria roja. Mi padre, un excelente consumidor de fútbol, me advirtió: "GANAREMOS". Al final, sólo pudimos empatar a uno. Terminó el partido y pude cruzar el campo, a pie al lado de los futbolistas, saliendo del estadio por la puerta lateral junto a la tribuna cubierta. Allí, el rojo fue la elección. 
Ahora, aquel equipo vive una verdadera condena. El Club, una institución casi centenaria, deambula aparentemente hacia un callejón sin salida. La crisis institucional, producto de la mala gestión de sus dueños, golpea continuamente a sus seguidores. Y los tiburones deberían tener muy presente que, los aficionados de toda la vida, tenemos memoria de elefante. 

16 febrero 2014

GIGANTE CON PIES DE BARRO


El fútbol no es matemático y las adversidades se presentan para superarlas. Encajar un gol no es excusa para perder el norte y, simplemente, terminar atacando por acumulación. Este equipo, jugando de esta manera, ya no es aspirante a la zona noble. El ascenso directo es quimera y el play off peligra claramente.
 
El Mallorca cuajó media primera parte realmente buena. Comenzó con un juego trenzado y bien ejecutado. Buen planteamiento táctico inicial con una excelente resolución futbolística. Era un encuentro para buscar las cosquillas por dentro y los rojos así lo hicieron. José Luis Oltra retocó su planteamiento. Doble pivote, Generelo e Iriney, con Alfaro metiéndose de abrelatas. La lectura táctica fue excelente. Los mallorquines atacaron los espacios más débiles de su rival siendo claramente superiores en casi todos los apartados del juego. Pero todo cambió con el gol de Eldin. Los mallorquines simplemente se fueron abajo y dejaron de competir. La defensa volvió a ser porosa y se perdió toda sensación de superioridad.

Quique Hernández cuenta con un equipo peculiar. La anarquía de Sissoko suele obligar a Héctor Yuste a moverse hacia delante y dejar espacios aprovechables a su espalda. Eso, unido a la fragilidad en el eje, debía ser un buen caldo de cultivo para los ataques rojos. Pero sólo fue así hasta el gol del Hércules. Después hubo anarquía y un juego lleno de sin sentido.  La línea de retaguardia siguió dando síntomas de endeblez y poca solvencia. Cadamuro y Bigas se vieron claramente superados en contras, Antonio López no pudo terminar el partido y Ximo acabó siendo sustituido.

La competición apunta hacia su final y el margen se estrecha. Recortar distancias, con respecto a las primeras posiciones, es una obligación que no se puede eludir. Aquí hay muchos responsables y los jugadores también tienen que asumir su cota de responsabilidad. La situación del entrenador parece enquistada y sí sólo se mantiene por dejadez institucional la irresponsabilidad es supina. Ha llegado el momento de poner el problema encima de la mesa, abrirlo y buscarle solución. El fútbol de élite  es rendimiento y el Mallorca, hace demasiado tiempo, que se alejó de la posibilidad de éxito.

 

 

10 febrero 2014

DON ERRE QUE ERRE


La primera media hora de partido rozó el ridículo y tocó el esperpento. El Alcorcón simplemente borró del terreno de juego a su rival aplastándolo y arrinconándolo. Sólo un penalti de Babin, escandalosamente no señalado por el árbitro, y una tímida llegada de Alex Moreno no pueden salvar una primera parte para anotar y recordar. El Mallorca no podía eludir su responsabilidad y lo hizo a medias. Tocaba medir fuerzas contra un rival limitado pero con algunos aspectos que podían jugar en contra. Entrenador nuevo, campo limitado y condiciones meteorológicas adversas fueron suficientes para igualar a un Mallorca demasiado débil. Los mallorquines siguen erráticos y, aunque es justo reconocer que mejoraron en la segunda parte, conquistaron un punto que debe considerarse como demasiado escaso. Los empates, viniendo de derrotas, son insuficientes para un equipo que tiene como objetivo el campeonato. 
José Luis Oltra se vistió con su traje nuevo y volvió a obtener un resultado pobre. Los cambios empezaron en línea de retaguardia. Ximo se fue al eje para cerrarlo con Bigas. Antonio López y N'Sue se vistieron de laterales. Y se apostó por un trivote en la medular. Generelo, Iriney y Thomas intentaron poner tiza en la medular pero no consiguieron hacerse con el control absoluto del partido. Alfaro quedó más escorado y algo desaparecido y Gerard no marcó diferencias.  

Por su parte Bordalás lógicamente no pudo tocar las características de sus futbolistas y fue a la batalla con lo puesto. Tiró de ilusión, esfuerzo y entereza defensiva. Y fue suficiente. Babin con Verdés en el eje se bastaron para cerrar una defensa que no mostró muchas fisuras. El Alcorcón fue velocidad arriba y poca cosa más. Jugar bastantes minutos con un futbolista menos no le pasó factura. Aguantó y ganó su punto. 
El Mallorca tiene un problema de juego y esconderlo no lo arreglará. Seguir por este camino no dará el ascenso directo y realmente se ponen en peligro hasta las posiciones de play off. El tiempo ya juega en contra de los mallorquines que tienen que asumir su falta de contundencia. No hay mejoría y sólo cabe confiar en un cambio de tendencia que hasta ahora no se ha producido. 

03 febrero 2014

DECAPITADOS POR EL JUEGO


El Mallorca no funciona y así será imposible cumplir objetivos. Demasiados jugadores, jugando en la posición y no desde la posición, terminaron por condenar a un equipo que ofrece muy pocas garantías. Esto ya no es fruto de la casualidad, es el resultado de un juego deslavazado y errático. El equipo no responde con prestaciones de eficacia y casi siempre termina claudicando por los mismos problemas. Los futbolistas de Oltra atacan mal y defienden peor. Los problemas defensivos ya no son sólo imputables a la línea de cobertura y el segundo gol encajado fue un claro ejemplo de ello. El Sporting lanzó un ataque plano, por banda izquierda y sin necesidad de girar su progresión, metiendo un balón en profundidad para ver como Nunes hincó su rodilla en velocidad. Los contrarios ya saben que hacer para neutralizar a los rojos y, simplemente, lo hacen.
Los de Sandoval buscaron superioridad numérica, con diagonales de Carmona, en la sala de máquinas y lo consiguieron. Esto, unido a una presión mucho más eficaz,  fue suficiente para que los asturianos vencieran con claridad y justicia. Semana, tras semana, asistimos a partidos muy similares. La superioridad numérica efectiva, en la medular, hay que ganársela y el Mallorca la pierde casi siempre. Los rojos no utilizan ninguna fórmula, para igualar fuerzas por dentro, y así es casi imposible vencer a adversarios de calado similar. Reforzar, con un jugador más, o obligar a movimientos de compensación es una pura necesidad competitiva. Y el Mallorca no lo hace. 
Poner la lupa sobre algún jugador podría tocar la injusticia. Todo el equipo está fuera de rendimiento colectivo. Sólo algunas gotas de Alfaro, eso sí, en fase ofensiva se pueden rescatar de un partido que no es más que la repetición de casi siempre. Al final la respuesta fue meter delanteros y, lógicamente, la acumulación no acercó el gol. Sólo apareció más desequilibrio y, en ocasiones, algo de anarquía. El resultado fue otra derrota que volvió a enseñar las carencias tácticas de un equipo que está obligado a dar mucho más de sí. 

Y ya para terminar de empeorar la situación José Luis Oltra compareció con un perfil excesivamente bajo en sala de prensa. Empieza a transmitir, de cara al exterior, poca seguridad y cero confianza. Su discurso huele a agotado y es de esperar que, al menos, dentro del vestuario haya otra percepción mucho más favorable.  

02 febrero 2014

PRUEBA DE FUEGO


El fútbol no engaña. Sobre el terreno de juego no hay pactos de sindicación ni estrategias oscuras; el dueño es el balón. Los jugadores y el cuerpo técnico, aún con toda la irregularidad mostrada, inspiran más confianza que los propios dirigentes de la institución. El Mallorca, por enésima vez, tendrá la oportunidad de demostrar galones ante un rival de su altura. Repasando objetivamente aspectos del juego, olvidando presupuestos y estadísticas, la conclusión es nítida y clara. Siendo diferentes, hay empate técnico.
Ambas escuadras son equiparables y su potencial está fuera de cualquier duda. Los asturianos también manifiestan dudas en el eje de la zaga. Demasiados goles encajados para un equipo tan puntero. Pero los asturianos también tienen músculo en el flanco derecho. Luis Hernández tiene un cañón en el saque de banda. Sus servicios se convierten en córners difíciles de neutralizar. Jara se viste de pasador para alimentar a una pareja de delanteros realmente poderosa en el juego aéreo. Lekic juega en el referencia y tres de sus siete goles fueron de cabeza. Scepovic será la gran amenaza. El delantero serbio parte del perfil izquierdo para encontrar, con bastante eficacia, zonas de remate. Dieciséis veces ha visto red y condicionará el juego de los centrales rojos. Tampoco conviene olvidar los galones que mete en la medular Nacho Cases. Sin él, el juego de posesión se resiente en exceso. 
Ya repasando las estadísticas el Sporting es el mejor visitante de las últimas nueve jornadas y se presentará en Son Moix con la vitola de equipo poderoso. Pero en esta Segunda División no hay mano de hierro. Los asturianos sólo han podido ganar un partido de sus últimos cinco y vuelven a necesitar otra victoria. Pero ambas escuadras tienen suficiente pólvora para decantar un resultado favorable y adivinar los derroteros del partido es casi imposible. 
Una mención especial merecen las nuevas incorporaciones hechas en el mercado invernal. Las llegadas de Iriney y Generelo abren nuevas posibilidades tácticas en la medular que, curiosamente, pueden arreglar ciertos desajustes en retaguardia. Los fichajes siempre tienen un punto incontrolable pero, en principio, la experiencia de estos dos futbolistas debería otorgar más consistencia en el juego. José Luis Oltra contará con elementos suficientes para afrontar el reto del ascenso. ¿Podrá encontrar el camino hacia el rendimiento eficaz?