La dupla
formada por Pep Alomar y Javier Olaizola representa, a priori, una mezcla de
carácter y sapiencia. Mientras uno puede inculcar compromiso, el otro puede
tirar de criterio futbolístico y metodología de entrenamiento. Pero ahora el
margen de error ya no existe. La presión es absoluta y sólo el resultado
inmediato puede aliviar la clasificación. La primera decisión de ambos fue
apostar por experiencia y plagaron su primer once con la vieja guardia
pretoriana. Cuando los resultados son tan nefastos los cambios no pueden
llevarte a peor.
El partido quedó marcado tácticamente desde su inicio. Los dos
equipos fueron con sistemas de juego diferentes y la clave estuvo en la
superioridad numérica. Los catalanes cerraron su eje, con tres centrales, y los
mallorquines lo intentaron por fuera. Y el balón terminó circulando más por el
juego exterior. Esta circunstancia y la superioridad posicional roja dictó
sentencia táctica pero no de resultado. Aouate se volvió a situar bajo palos.
Nunes y Bigas centraron el eje de la zaga para que Ximo y Antonio López
intentarán proteger los costados. Por
delante tres medios centros con tiza. Iriney, Pep Lluís Martí y Thomas se
juntaron coqueteando trivote con alguna posición más avanzada.
Por su parte
Pablo Machín se volvió a asentar sobre su línea de tres centrales con dos
laterales de largo recorrido. La entrega de Timor junto con Eloi se ubicaron en
la medular. La experiencia de Jandro y
Tato se debían vestir de amenaza pero no fue así. El partido estuvo marcado por
intento de control mallorquín y contraataque de su adversario. Pero todo cambió
con la expulsión del Jandro. Aquí el Mallorca reaccionó y tumbó el campo.
Llegaron las ocasiones y terminó por llegar un empate que fue merecidísimo.
Quizás hasta hubiera podido llegar una victoria que finalmente no se consiguió.
El riesgo asumido dejando espacios atrás, cambiando el sistema, fue valiente y
ajustado a medida. En fútbol toca trabajar hasta el final. En este deporte el
destino nunca está escrito y cualquier resultado te acerca o te aleja del
infierno. Los dos próximos partidos son terminales y dictarán sentencia. Al
final la competición es justa y deja a cada equipo en el lugar que le
corresponde.