26 enero 2015

UNA BOFETADA DE REALIDAD


Medir fuerzas contra un equipo superior tiene sus ventajas. Todos los futbolistas son conscientes de la dificultad y, en muchas ocasiones, superar el cenit de rendimiento es más sencillo. El Valladolid, sobre el papel, es uno de los tres poderosos de la Segunda División. Equilibrio defensivo, diferentes posibilidades en ataque y eficacia en ambas áreas. El Mallorca no podía eludir la responsabilidad. Demasiados partidos sin ganar, ante rivales que tienen objetivo de ascenso, y este choque debía convertirse en tres puntos de tendencia psicológica.
Pero hubo una auténtica bofetada de realidad. En veinte minutos, de la primera parte, el Valladolid le pintó la cara al Mallorca y demostró galones en juego y marcador. Pero lo peor llegó durante la segunda parte. La sensación de inferioridad fue tan alta que buena parte de la afición decidió abandonar el estadio.
Inicialmente Valeri Karlin tenía que encontrar soluciones al poder destructivo de su rival. Y no lo hizo. Ayudar, mediante engranaje táctico, algunas posiciones era tarea obligada. El Mallorca fue con Company y Saborit en flancos y, precisamente allí, se debía encontrar la eficacia defensiva. Ayudas de Joao y Bustos, además de cierta colaboración en banda, eran imprescindibles para poder doblegar al rival. Pero la ineficacia fue casi absoluta en toda la zaga. El centro del campo fue poroso y la línea de cobertura se resintió tanto en eje como en los costados. Pedro Bigas y Kasim fueron torpedeados con un acoso y derribo prácticamente constante. 
Por su parte Rubi lanzó todo sobre el verde de Son Moix. Jonathan Pereira fue una auténtica pesadilla para los centrales mallorquines. Su posición fue clave para que su equipo remontara con justicia y autoridad. Mojica y Jeffren como estiletes por banda con Timor de pasador se encargaron de poner fuego. Leao ocupó una posición de ancla. Su tarea era la de iniciar el juego de elaboración pero también adoptó una posición de bastión defensivo. 
El Mallorca ha vuelto a fallar ante uno de los más fuertes y el efecto globo se ha vuelto a pinchar. Ahora mismo parece imposible que este equipo, ni con los refuerzos invernales, sea capaz de ilusionar a su masa social. ¿O sí? 

20 enero 2015

MEJORAR ES UNA ASIGNATURA OBLIGATORIA




El Mallorca terminó la primera vuelta del campeonato con todos los deberes por hacer. Hubo más fútbol errático que bueno y los resultados son un fiel reflejo de la inestabilidad competitiva. Este equipo debe ofrecer mucho más y su cota de rendimiento es superior al mostrado. El inicio ya fue absolutamente nefasto. Las primeras siete jornadas solo sirvieron para acumular dos tristes empates, ante Las Palmas y Barcelona B, mostrando un fútbol defensivo lleno de agujeros. Pero Valeri Karpin encontró la fiabilidad, de la línea de cobertura, cuando dos centrales empezaron a sincronizar sus movimientos de marcaje. Kasim Adams y Pedro Bigas forman una pareja que, ahora mismo, ya es del todo indiscutible. 

El Mallorca encontró su mejor rédito de rendimiento a partir de la octava jornada de campeonato. Cinco victorias consecutivas pero todas ellas ante rivales de perfil bajo. Deportivo Alavés, Llagostera, Sabadell, Lugo y Racing son equipos que luchan por evadir el descenso y, aunque también tienen su punto de dificultad, son rivales mucho más accesibles. Aquí se terminó la racha triunfal roja. A partir de este instante volvió a aparecer la mediocridad y, en alguna ocasión reconocido por el propio entrenador y algún futbolista, una falta de ambición preocupante. Volvieron los empates ante equipos de media piel, Alcorcón y Tenerife, con derrotas ante escuadras mucho más emblemáticas, Sporting y Betis, y lo ganado se fue perdiendo de nuevo.

La sensación de equipo compacto se perdió y las dudas aparecieron de nuevo. El empate ante el Numancia y la dolorosa imagen mostrada ante la Ponferradina no pueden olvidarse. Los rojos terminaron el año tocando fondo y con la necesidad de mejorar en todo.
El 2015 se ha iniciado con una mejoría evidente. Siete puntos de nueve posibles y ningún gol encajado han devuelto cierta esperanza. Pero la pregunta sigue volando sobre cualquier seguidor mallorquín ¿Qué pasará cuándo haya que medirse ante un rival de mayor entidad?

De momento está abierto el mercado de fichajes y varios problemas necesitan solucionarse. Jugadores como Scepovic, Assulin o Coeff suponen una carga económica y no ofrecen rendimiento alguno. Aunque el caso del delantero serbio no deja de tener un punto curioso. Sigue siendo el máximo artillero del equipo y ni siquiera cuenta para las convocatorias. La ruptura con el técnico es absoluta y, además, el equipo manifiesta carencias en línea de vanguardia. La solución es tan difícil como obvia. Es necesario un traspaso y un fichaje. La llegada de Joselu ayudará a crear competencia real dentro de la plantilla pero un ariete, de verdad, es del todo imprescindible. Fofo, a pesar de su trabajo y gol en el último partido de Liga, se muestra realmente incómodo jugando de delantero centro. Solucionar estos detalles acercará a este equipo a un rendimiento mayor.

Analizando plantillas, olvidando los presupuestos, el Mallorca puede y debe mirar hacia arriba. Hay tres equipos realmente poderosos. Las Palmas, Betis y Valladolid. Los dos primeros parecen lanzados en busca de su objetivo de ascenso directo. Mientras que el tercero, que tendrá que superar el inconveniente de contar con una plantilla ajustada, cuenta con una estructura hermética. Y a partir de aquí se abren muchas dudas. Habrá que ver la capacidad de respuesta del Sporting después de haber encajado su primera derrota del campeonato. 

Parece difícil, no imposible, que equipos como Girona o Ponferradina puedan igualar el rendimiento de la primera vuelta. El Zaragoza puede ser un rival peligroso. Y hay dos equipos que están obligados a mejorar sus resultados. Osasuna y Mallorca tienen capacidad para dar el salto y luchar por meterse en los Play Off. El equipo de Valeri Karpin es opción pero debe creérselo y jugar para, al menos, ilusionar a una afición que se lo merece enteramente. El tiempo y la competición nos darán las respuestas

19 enero 2015

VICTORIA ANTES DE LA MÁXIMA DIFICULTAD


Cada victoria, hasta la más insignificante, puede tener su importancia final. Acumular puntaje para intentar aprovechar un sprint final debe ser el objetivo rojo. Sin excusas. Siempre habrá tiempo de marcar la permanencia pero, ahora mismo, el Mallorca no puede permitirse dejarse llevar. El listón debe elevarse y la exigencia debe ser máxima. 
Para este partido ante un rival medio, pero que de momento había hecho las cosas mejor, se tuvo que asumir el papel de protagonista. Valeri Karpin volvió a su línea de cuatro zagueros. Se mostraron más o menos solventes pero cada vez que Bigas se incorporó al ataque aparecieron dudas defensivas. 
El centro del campo se volvió a poblar con mucha destrucción y escasa elaboración. El perfil de Joao con Bustos obliga a un fútbol similar con dificultad para la creación. La velocidad de balón, en la zona ancha, brilla por su ausencia y el adversario tiene facilidad para neutralizar. Pero también es justo reconocer que las vigilancias sobre las pérdidas son eficaces. 
Por fuera Pereira volvió a la titularidad por la derecha mientras Marco Asensio volvió a destilar el peligro en fase ofensiva. El número veintisiete es el futbolista de más talento y simplemente decidió finiquitar el partido y poner el dos a cero en el marcador. Fofo volvió a encontrarse realmente incómodo moviéndose entre los centrales adversarios y, aún así, tuvo espacio para abrir el marcador. Y esta circunstancia fue determinante para el transcurso del partido.
Carlos Terrazas buscó más en vanguardia. Ruper marcó cobertura sobre la línea medular y arriesgó cero sobre su salida de balón. Urko Vera se debía vestir de amenaza pero la pareja de centrales, Pedro Bigas y Kasim, consiguieron neutralizarlo bastante bien y Juanjo se movió, muy estérilmente, entre líneas. 
El resultado debe considerarse justo pero es imprescindible asumir una carencia que debe solucionarse. La llegada de Joselu es, a priori, competencia directa para los jugadores de banda pero también un cambio aprovechable como referencia. El conjunto siempre es lo más importante y nadie debe estar por encima de los intereses del Club. Pero esta llegada no es suficiente. También se necesita un delantero que, además de marcar goles, ayude a generar mucho más fútbol de finalización. 

11 enero 2015

BARÇA - AT. MADRID. CITA OBLIGADA

BLINDARSE HASTA EL FINAL PARA EMPATAR




El Mallorca necesitaba un espaldarazo de convencimiento. Ganar, de una vez por todas, a un equipo de la zona Play Off era necesario. Y no se consiguió. Los rojos se blindaron hasta el infinito para así conquistar un punto. Cambiar el sistema de juego no implica ser más defensivo pero el Mallorca sí lo fue.

Jugar contra un rival que plantea tres centrales obliga a buscar otras alternativas de ataque. El eje estaba más protegido pero los costados algo más expuestos. Buscar la superioridad numérica por fuera era la opción correcta y el Mallorca debía buscar amplitud con sus laterales.Valeri Karpin decidió cambiarlo todo. Hasta el sistema. Puso tres centrales en cobertura pero con un poco más de obligación ofensiva para sus laterales. Saborit y Pau Cendrós subieron por su banda, los primeros veinticinco minutos de partido, después perdieron fuelle y se dedicaron a aplicarse en tareas defensivas. 

El centro del campo tuvo el mismo fútbol de siempre. Mucha destrucción con escasa elaboración. La pareja que forman Joao y Bustos trabaja en defensa pero se encripta en ataque. La fluidez en la creación de juego brilla por su ausencia. Arana y Marco Asensio tuvieron una presencia relativa. Demasiado retrasados y lejos de su objetivo. Fofo, ante la baja de Scepovic, volvió a liderar la línea de ataque y estuvo realmente incómodo. Esta posición condena su juego.

Pablo Machín fue fiel a su sistema de tres centrales. El trío cerró el centro de la zaga y dificultó el trabajo del único delantero mallorquín que jugó. Tres más, en el centro del campo, para así tener más control por dentro y la combinación de un delantero alto con otro de menos estatura. Poco a poco el partido se fue decantando sin llegar a destriparse del todo.

La ambición es un arma que debe utilizarse y el Mallorca se olvidó de ella. El rival tuvo más intención de ataque y, sobre todo, de victoria pero el empate fue el resultado final. Todos los cambios, por parte del equipo mallorquín, fueron conservadores y la victoria solo se hubiera podido imputar a un golpe de fortuna. El fútbol ofrecido por los dos equipos no enseñó la diferencia en la clasificación y esto debe ser motivo de reflexión por parte de todos los integrantes de la plantilla.

04 enero 2015

UN TORBELLINO RESOLVIÓ EL PARTIDO




Poner intensidad en cada acción no es suficiente. Además hay que arrojar fútbol y criterio.
El Mallorca no puede eludir más su responsabilidad. Este conjunto de futbolistas tiene más que lo mostrado en la práctica mayoría de los partidos disputados. Su capacidad debe superar lo enseñado hasta la fecha y ganar, ofreciendo más, debe entenderse como obligación. Sin excusas. Así de fácil pero difícil a la vez. La afición se merece un respeto y éste debe llegar con compromiso colectivo y mucho mejor fútbol.La falta de actitud mostrada y reconocida en algún partido, por futbolistas y entrenador, debe quedar enterrada pero no olvidada. Dejarse llevar por el conformismo podría acabar teniendo unas consecuencias imprevisibles. 

El Mallorca convertido en un torbellino, en el inicio de la segunda parte, liquidó un partido con unos primeros cuarenta y cinco minutos realmente espesos.Para evitar el nerviosismo y disipar dudas era necesario ganar. Y eso se consiguió. Valeri Karpin tomó sus decisiones y volvió a apostar por una medular con mucha tiza. Javi Ros, esperó en el banquillo, y Joao con Bustos se encargaron de encriptar el centro del campo. Hubo recuperación pero también demasiada poca elaboración. El Mallorca para crear fútbol simplemente jugaba la carta de Marco Asensio. Algún pase lejano de los centrales y prácticamente nada más.

La línea de contención tuvo a Kasim y Pedro Bigas, sobre el eje, con Saborit y Pau Cendrós en los laterales. Se giraron los flancos y hubo cambio en la referencia del ataque. Pereira estuvo más incisivo y Fofo prácticamente desaparecido. Los primeros treinta minutos, de los segunda parte, fueron lo mejor del partido. El Mallorca llegó por fuera y liquidó por dentro.

Luis César cuenta con mimbres ajustados que presentan dificultades para dominar las dos áreas. Ortíz, en la medular, intentando poner criterio. Jorge Díaz y Keko en el juego exterior y poco talento más. Los problemas defensivos, sobre todo bajo su perfil izquierdo, eran de dominio público y aprovecharlo era necesario. Pereira lo hizo y se convirtió en uno de los más destacados del encuentro.

Victoria más que justa que debe considerarse como un paso más hacia la recuperación pero que debe hacer reflexionar a todos los componentes de la plantilla.