22 febrero 2015

LÁZARO, LEVÁNTATE Y GANA



Miquel Soler, en la última rueda de prensa antes del partido, explicaba la dificultad de conseguir buen juego para acercarse a la victoria. "Lázaro, levántate y anda" apelaba como ejemplo de dificultad extrema. Y es totalmente correcto. Atacar y proponer siempre es más lento y difícil que defender y neutralizar. Aquí precisamente está la dificultad.

El fútbol profesional es rendimiento. Ganar para conseguir objetivos es la piedra angular de cualquier proyecto. Para llegar a la victoria la apuesta puede ser diferente pero si solo aparece la derrota la continuidad es imposible. 

El nuevo entrenador del Mallorca tiene toda la razón cuando explica la dificultad de trenzar buenos ataques posicionales. Atacar sencillo, eficaz y con diferentes alternativas es lo más difícil del fútbol. Pero en este deporte la presteza es urgencia. La inmediatez por el resultado es bandera y ganar es obligación de supervivencia. 

El Mallorca está en una situación delicada y solo sumar puntos dará tranquilidad de trabajo. La competición no se detiene jamás y solo los buenos resultados otorgarán a su entrenador estabilidad en su cargo. La victoria se consiguió con justicia y con un final de primera parte bastante bueno. Se anuló al rival y además hubo superioridad con eficacia ofensiva.

Decisiones por doquier. El Nanu Soler fue a la batalla poblando el centro del campo con Yuste más Joao. Hubo equilibro y cierta salida. Adelantaron, dentro de lo posible, su línea de presión para así abortar el juego trenzado del adversario en la medular. Pereira hizo una primera parte realmente buena. Incisivo, profundo y con llegada. Pero el trabajo oscuro de Yuste es digno de mención. Xisco se vistió de killer certificando un partido redondo.

Jan Urban puso galones, que terminaron siendo estériles, sobre su juego de elaboración. Merino para otorgar velocidad a la salida y Nekounam para asegurar pases. Olavide jugó más adelantado y sufrió. Osasuna se vio superado en todas las fases del juego.

La segunda parte también fue roja. El Mallorca retrasó línea de presión y otorgó el papel de protagonista a su rival. A partir de aquí tiró contraataques realmente peligrosos. Incluso si hubiera estado más preciso en el último pase hubiera podido marcar más goles. El resultado final es ajustado al fútbol tirado y es la mejor manera para dar continuidad positiva al cambio de entrenador

15 febrero 2015

ABURRIMIENTO CON UN PUNTO




Cuando un equipo cambia de entrenador se produce un efecto revulsivo que, en ocasiones, funciona. Otras veces no. El aire fresco se instala en el vestuario y todos los futbolistas levantan las orejas y agudizan su atención. Aunque solo sea para estudiar al nuevo técnico, en los entrenamientos, todo se ejecuta de forma más fina y la responsabilidad grupal tiende a incrementar.

Para este partido se dio la circunstancia que ambos contendientes se presentaron con un líder nuevo. Por tanto empate técnico. Pero es justo reconocer que el Mallorca contaba con mejores posibilidades que su rival. Mejores futbolistas con mayor talento. Eso sí, había que demostrarlo y no se hizo.

Miquel Soler tomó sus primeras decisiones. Metió al equipo bajo el dibujo de un 1-4-3-3 y decidió adoptar el papel de protagonista pero tuvo muchas dificultades. Conducciones excesivas y riesgo absurdo en iniciación. La línea de presión se acentuó y algo más de espacio se tuvo que asumir a espalda de centrales. Agus y Truyols tuvieron que lidiar y trabajar con más recorrido. Muchos problemas para Gulan que se vio totalmente superado, sobre todo en la primera parte, por su par. Esa posición fue bastante vulnerable en banda.

Marco Asensio es el futbolista de mayor talento ofensivo y encontrar su mejor ubicación es una necesidad. Debe encontrarse cómodo para así tener más opciones de tocar su cenit de rendimiento. Fue expulsado injustamente ya que su segunda tarjeta fue totalmente exagerada. Esa jugada decantó las siguientes decisiones. Miquel Soler refrescó, con todos sus cambios, la posibilidad de contraataque y jugó el resto de partido con doble pivote.

El Recreativo fue a la guerra asumiendo bajas y pensando más en controlar que en ganar. Acentuaron su talento sobre el juego exterior. Pedro Ríos y Domínguez llevaron la bandera de la amenaza mientras Álvaro Antón buscó incomodidad en estrategia.

El partido terminó con un Mallorca defendiendo sobre el área y, prácticamente, sin opciones de contraataque. Los mallorquines deben mejorar en muchas cosas porque con once sobre el campo fueron ligeramente inferiores al rival. Al final se conquistó un punto que al final de temporada sabremos de su importancia

10 febrero 2015

EL MARCAJE A MARADONA

KARPIN, UN DISCURSO AGOTADO


El fútbol profesional es, ante todo y por encima de cualquier cosa, rendimiento. Valeri Karpin no ha podido cumplir con los objetivos fijados y su mensaje ha terminado por agotarse. Además el técnico ruso ha tenido una gestión del grupo deficiente y muy cuestionable. La cohesión grupal, desde afuera, ha parecido resquebrajarse. Demasiados futbolistas han dejado de ser importantes y un entrenador también tiene la obligación de mantener el espíritu competitivo de todos sus integrantes. 
Sobre el terreno de juego ha habido alarmantes deficiencias. La falta de intensidad, reconocida por futbolistas y entrenador, en algún partido es imperdonable. El Mallorca de Karpin no ha demostrado galones de juego en sus veinticuatro partidos de Liga. El doble pivote de contención ha sido una elección que ha condicionado el estilo del fútbol elegido. Los rojos no han sabido jugar de manera jerárquica, ante equipos inferiores, y se han diluido ante conjuntos más poderosos.  No han sido un equipo reconocible desde ningún aspecto del juego. Defensivamente muy poco consistentes y además muy previsibles en ataque. El cenit del desastre se produjo en el partido jugado contra el Leganés. Ante un equipo muy inferior el Mallorca ofreció un fútbol inconexo y lleno de falta de intensidad defensiva. De hecho el adversario pareció de superior categoría y el Mallorca jugó muchos minutos persiguiendo sombras. Y lo peor es la reincidencia. 
Tampoco se ha podido ver eficacia en estrategia. Cuando el fútbol posicional se encalla el balón parado puede otorgar puntos y las jugadas de laboratorio, en fase ofensiva, no han brillado. El Mallorca, en ataque, se ha visto completamente dependiente de Marco Asensio. Era él o prácticamente nada más. Y para el adversario esta manera de atacar ha sido cada vez  más sencilla de neutralizar. 
Tampoco el contraataque ha sido una opción. Las características de los futbolistas alojados por delante de la línea de balón no han marcado opciones de juego y las posibilidades se han reducido alarmantemente. 

En definitiva Valeri Karpin no ha encajado en el Mallorca. Esto no significa que su potencial como entrenador sea deficiente sino sencillamente que no se adaptó ni a sus jugadores ni a la categoría. Este equipo tiene argumentos superiores a los demostrados y es una obligación, para todos los integrantes de la plantilla, empezar a rendir más.  

09 febrero 2015

BORRADOS, SUPERADOS Y DERROTADOS



No había ninguna excusa posible. El Mallorca se ganó a pulso la presión del resultado inmediato y tocaba simplemente ganar. Las bajas, las circunstancias del juego o los posibles errores arbitrales debían superarse para obtener el resultado. Las limitaciones del rival jugaban a favor y los rojos contaban con la obligación de asumir el papel de protagonista. Ser superior es una ventaja pero debe acompañarse con buenos fundamentos tácticos. 

Y no se hizo de ninguna manera. Lanzarse sobre la yugular del adversario, con oleajes de ataques, para intimidar desde el inicio hubiera sido una buena estrategia inicial. Fue todo lo contrario. El rival se subió a las barbas y justamente se hizo con el control del partido para asestar dos goles en la primera parte. Después simplemente se dejó llevar.

Valeri Karpin fue con la línea cobertura esperada. Agus y Kasim, para sellar el eje, con Gulan y Company en flancos. Su primera parte fue tan realmente espesa que al descanso fueron sentenciados los dos centrales para poner a Joao y Truyols. En el centro del campo solo se trenzó lo que el rival dejó y el fútbol de ataque brilló por su ausencia. Joao, mientras jugó en el centro del campo, se encargó de tirar ayudas y Héctor Yuste jugó de anclaje para frenar. Fueron netamente superados por el posicionamiento del adversario.

Asier Garitano tiró de repliegue y jugó la baza del contraataque. La batalla por ganar el centro de campo se anunció desde el pitado inicial. Eraso con una posición mixta, junto con Diamanka, y Morán formaron trivote para salir victoriosos. Su mayor talento en ataque jugó en el ala izquierda. Aguirre suele trenzar sus pases, y conducciones con regate, desde esa posición y Company tuvo verdaderos problemas para sujetarlo.

Los refuerzos invernales han mejorado sustancialmente una plantilla que ni puede ni debe eludir su responsabilidad. Este grupo está capacitado para dar mucho más. A partir de ahora la ambición debe instalarse en todos los rincones del vestuario y intentar asaltar cada partido como si fuera el último. En un momento en que las finales han llegado para quedarse el cambio de mentalidad parece obligado.

01 febrero 2015

DERROTA JUSTA PERO CON SUFRIMIENTO



Cuando las armas del rival son tan poderosas hay que elegir bien la estrategia para superarle. Trabajar a destajo y equivocarse poco o nada son preceptos obligados. El Mallorca bregó mucho pero también cometió bastantes errores. La Unión Deportiva Las Palmas es, y no por casualidad, el líder de la categoría. Alto poder destructivo, en la fase de finalización, es su seña de identidad más conocida. Ningún equipo, hasta la fecha, había conseguido más goles y su capacidad desequilibrante estaba fuera de cualquier duda razonable. 

Para igualar posibilidades era necesario tirar, al menos, de orgullo. Cuando hay superioridad técnica es obligación incrementar compromiso y disciplina táctica. Los rojos solo lo pudieron hace a medias. La segunda parte fue un acoso y derribo. Solo la fortuna y un excelente Cabrero salvaron un resultado que hubiera podido ser más abultado.

En fútbol hay una evidencia que es ley absoluta; no hay equipo imbatible. Los canarios presentaban agujeros en zona defensiva y era, precisamente aquí, dónde el Mallorca debía incidir y machacar. Durante la primera parte lo hizo. Ante contraataques el rival mostró puntos oscuros y el Mallorca tejió tres llegadas. En una de ellas se consiguió gol. Después hubo una expulsión con un repliegue excesivo que condicionó el partido. Después de esta jugada no hubo ninguna capacidad ofensiva. Fue resistir hasta caer.

Inicialmente Valeri Karpin optó por colocar a Gulan sobre el lateral izquierdo con la su habitual pareja de centrales. La lesión de Pedro Bigas obligó a Agus y tuvo que trabajar en el momento más difícil del encuentro. Joao y Ros tuvieron un trabajo muy complicado. Trabajar en inferioridad y, además, manejar algún pase que diera calidad a los contraataques fue totalmente imposible durante la segunda parte. Xisco Jiménez

Paco Herrera desplazó, por obligación, a Roque Mesa al lateral. No puso el motor diésel de Vicente Gómez sobre la medular y Javi Castellano entorpeció algo su juego de ataque. Ya por delante metió toda la pólvora posible para así desestabilizar a la zaga roja. Jonathan Viera y Nauzet por fuera con la amenaza de su goleador en referencia. Araujo, más Ortuño, ya en la segunda parte fueron una munición imposible de detener.

Ahora llega un próximo partido que debe saldarse con victoria. No hay más opción. La presión del resultado ha llegado para quedarse.