28 abril 2015
26 abril 2015
DOS JUGADAS CON TRES PUNTOS
El Mallorca, en su último partido, tocó sistema,
organización y ocupación. Llegó a hipotecar todo su juego ofensivo para
conquistar algo más de solidez defensiva. No tuvo equilibrio en su juego pero
mejoró prestaciones de implicación y contención. Contra el Tenerife era
imprescindible ir un paso más allá.
Atacar en sus diferentes versiones era
necesidad y obligación. Durante los primeros cuarenta y cinco minutos el rival
fue superior y el marcador se ajustó al juego. Ya en la segunda parte dos
jugadas aisladas rescataron una victoria que puede ser fundamental.
Miquel Soler vistió a los rojos con 1-4-2-3-1 y su
ocupación del campo fue más valiente. El repliegue intensivo se convirtió en
normal con instantes de presión algo más avanzada. Pero el juego tampoco mejoró
en exceso. Las imprecisiones en el centro del campo fueron una tendencia que
convirtió el partido en peligroso para los dos equipos.
Pero es justo reconocer
que el Tenerife se encontró mucho más cómodo sobre el terreno de juego. En
fútbol aprovechar las carencias del rival forma parte de la estrategia y poner
munición sobre el flanco izquierdo canario era, a priori, una posibilidad. El
Mallorca prácticamente no lo buscó. Es difícil rescatar individualmente a algún
futbolista dentro de un partido que fue demasiado plano. Pero es necesario
recordar que los dos goles rojos fueron justos, trabajados y de bella factura.
Raúl Agné no fortificó su centro del campo en exceso.
Vitolo y Ricardo se juntaron por dentro quedando desplazado Aitor Sanz sobre el
perfil izquierdo. La amenaza en ataque quedó bajo dos futbolistas. La velocidad
de Maxi con la lucha de Abdón Prats. Ambos crearon más problemas en la primera
parte que en la segunda. Por banda derecha Suso buscó su típica amplitud con
centros hacia el corazón del área. La candidez del equipo canario en ataque fue
un bálsamo para la zaga mallorquina.
Ya con el resultado a favor el Mallorca no pudo cerrar
con solvencia el partido. Los contraataques hubieran podido ser más letales
pero hubo demasiado miedo en perder la ventaja. El Mallorca jugó un mal partido pero, al menos, rompió
una dinámica muy peligrosa. Ganar debe otorgar tranquilidad pero, en ningún
caso, relajación. Queda mucho camino por recorrer y asegurar la categoría es
imprescindible.
25 abril 2015
EL PARTIDO DE LA TRANQUILIDAD
La temporada del Mallorca está siendo mediocre, triste y
tremendamente aburrida desde todos los ángulos de vista. A estas alturas de la
competición solo evitar la debacle del descenso, al pozo de la Segunda B, es
opción. Y ese objetivo es demasiado poco
para una institución como el Real Mallorca.
Pero adaptarse a la realidad es tan
necesario como imprescindible. Los aires de grandeza solo pueden enturbiar y
perjudicar en este final de campeonato. A partir de ahora el calendario es tan
exigente como peligroso y amarrar puntos que eviten el estrés de los últimos
partidos es imprescindible. Hacer cábalas sobre el posible puntaje es absurdo.
En fútbol las victorias, como las derrotas, son imprevisibles.
Ganar el próximo
envite debe ser siempre el objetivo rojo. El Mallorca tendrá que medir fuerzas
como local contra Tenerife, Betis, Ponferradina y Girona. Tres equipos metidos
en tareas de ascenso y otro buscando la salvación. Y para los partidos como
visitante tocará rendir visita a Sporting, Numancia, Albacete y Mirandés. Todos
altamente complicados. Y más teniendo en cuenta la cara que ha mostrado, en sus
últimos partidos, el conjunto bermellón lejos de Son Moix.
Vencer al Tenerife, con autoridad futbolística, otorgaría
una tranquilidad totalmente necesaria para un Club que no puede permitirse ya
más titubeos. El propio entrenador ha marcado el partido como
fundamental. Es así. La trayectoria, de dos puntos conseguidos de dieciocho
posibles, debe romperse y éste es el momento. Una derrota abriría una herida
muy difícil de suturar.
Para este partido capital es previsible ver un Mallorca
mucho más protagonista con el balón. En el último partido se tocó el sistema de
juego, la organización y la ocupación del campo. Con ello se consiguió una
mayor solidez defensiva a cambio de hipotecar prácticamente todo el juego de
ataque. Encontrar un fútbol mucho más equilibrado y jugar los dos partidos, el
defensivo y el ofensivo, aumentará las posibilidades de éxito.
En fútbol jugando mejor siempre aumentan las posibilidades
de victoria. El Mallorca tiene que afrontar este partido de importancia capital
con la mayor implicación posible. No hay excusa. Ganar al Tenerife es el precio
de la tranquilidad.
21 abril 2015
20 abril 2015
UN PUNTO SOPORÍFERO
Después de
una semana llena de sucesos, que atañen directamente al vestuario, llegó el
examen que sirve para poner nota. Juego y resultado son los termómetros que
miden a un equipo de fútbol. Lo demás siempre es menos importante.
Hubo empate
con una intensidad defensiva mucho mayor y un juego en ataque inexistente. Sin
ataque, ni contraataque, es imposible sumar tres y el Mallorca no tuvo
prácticamente opción de victoria. Eso sí, defendió mucho mejor.
Miquel Soler
tocó y cambió su alineación. La línea defensiva elegida fue de cinco. Bigas,
Agus y Kasim cerraron el eje y, es justo reconocer, que otorgaron alguna
ocasión a su rival. Kasim fue el más flojo de los tres y provocó más de una
situación complicada.
Joao se incorporó de central, durante la segunda parte, y
junto a Agus consiguieron cierta fortaleza defensiva. Company estuvo dinámico,
expeditivo y muy disciplinado. En la medular hubo empate técnico. Yuste y
Bustos trabajaron a destajo pero solo en contención.
En ataque prácticamente
estuvieron desaparecidos. En la fase ofensiva del juego no se sembró ningún
tipo de amenaza ofensiva. Solo una llegada de Xisco, en la primera parte, y un
córner olímpico es demasiado poco bagaje para todo un partido de fútbol.
Por su parte
Pepe Bordalás fue a la batalla con total fidelidad a su concepto de juego. Alta
intensidad en la presión sin conceder ni espacio ni tiempo a su rival. Llegar
hasta el límite del reglamento es una opción respetable que, lógicamente, puede
combatirse. Quitar el balón rápido, de la zona de acumulación, era una
posibilidad a explotar.
Cuando el rival ejerce una buena presión sobre el balón
suele dejar más espacio en otros lugares del campo. El pase largo, para salir
de situaciones de agobio en zonas de riesgo, hubiera sido un buen plan estratégico.
El Mallorca casi no lo hizo. Arriesgó cero y no acompañó con llegadas desde
diferentes líneas.
La Agrupación
Deportiva Alcorcón explotó virtudes y tuvo opciones de victoria superiores a
los mallorquines. Al final se conquistó este empate que rompe una dinámica mala
de resultados. La crisis deportiva siempre empeora con derrotas y se armoniza
con victorias. Este punto puede otorgar algo de tranquilidad a un vestuario que
lo necesita.
15 abril 2015
12 abril 2015
LA SITUACIÓN SIGUE EMPEORANDO
En fútbol las derrotas exageran el mal juego y minimizan
cualquier sensación positiva. Mientras que las victorias producen el efecto
contrario. Pero la continuidad en los buenos, o malos resultados, no miente
sobre la eficacia de un equipo. Perder, volviendo a perder, es sinónimo de que
algo no funciona.
Y para que el buen juego se convierta en tendencia es
necesario más que un partido aceptable. En éste, el Mallorca no fue superior y
tampoco mereció los tres puntos que se pusieron en juego. Quizás el empate
hubiera reflejado lo expuesto por ambos contendientes.
Los dos equipos se presentaron al partido con un aval
nefasto de puntaje y juego. Solo un punto de doce posibles desarrollando,
además, un fútbol lleno de dudas. Por tanto, para ninguno de los dos, había
coartada posible. Solo valía la victoria.
Miquel Soler apostó sobre el 1-4-4-2. Devolvió el eje de
su defensa sobre Pedro Bigas y Truyols y no consiguió ganar solidez en su
última línea. El problema estuvo en la ubicación después de pérdida de balón.
Los centrales se jugaron posiciones de uno contra uno y solo la fortuna,
durante los primeros cuarenta y cinco minutos, y un soberbio Cabrero,
mantuvieron el equipo dentro del partido.
Para masticar el juego de elaboración en el centro del
campo aparecieron Yuste con Joao. Ambos tuvieron una lectura táctica
esquizofrénica. La defensa se vio demasiado expuesta y los errores individuales, que fueron groseros, costaron
el partido.
Salvar del juego colectivo a tres futbolistas que
mantuvieron al equipo. Marco Asensio estuvo muy dinámico. Xisco marcó los goles
y Cabrero los evitó.
El Racing tiene su talento en cuentagotas. Banda
izquierda superior a la derecha pero con
un zurdo que juega a pierna cambiada. David Concha es
desparpajo y soltura en ataque. Iñaki llegada con solidaridad y Mamadou Sylla
algo de amenaza entre centrales. Poco más. Solo con esto se permitieron el lujo
de hacer zozobrar a los mallorquines. Vencieron y, en la primera parte,
pudieron sentenciar.
A partir de ahora para el Mallorca debe empezar todo de
nuevo. Hay un problema de juego, además de estado de ánimo, y solucionarlo es
pura necesidad competitiva. Los problemas han llegado y habrá que jugar con
estrés competitivo hasta el final.
09 abril 2015
EL MARISCAL DE SEGUNDA DIVISIÓN
Cada categoría tiene un ritmo de juego diferente y en
Segunda División hay un medio centro de solvencia contrastada. Es Carlos Pita.
Ya ha rebasado los treinta años y supera el 1'85 de estatura. Estas últimas
temporadas ha ganado mucho en experiencia. Su trayectoria en el Lugo, con
Quique Setién de entrenador, ha potenciado sus cualidades de pivote
organizador.
Tres futbolistas ocupan las primeras posiciones en el ranking de
pasadores. Su compañero de equipo Fernando Seoane con 2021 pases, Sergi Samper
del Barça B con 1810 y el propio Carlos Pita con 1808. Cuenta con una ventaja competitiva vital. Su equipo
trabaja los conceptos tácticos desde la posesión del balón y aquí el gallego es
un alumno bastante aventajado.
Es de esos centrocampistas que pueden tener dificultades
si se les mide en velocidad pero que otorgan mucha dinámica al juego
combinativo de un equipo. Sabe retrasar su posición sobre el terreno de juego para
iniciar los ataques posicionales y trenzar un buen juego de progresión. En
ocasiones se puede colocar entre centrales para buscar un pase que bata la presión
del adversario.
Tiene un porcentaje que friega el noventa por ciento de acierto
en pase corto. Es difícil verlo perder un esférico en zona de riesgo y esto
imposibilita el contraataque del adversario. Sabe alternar el juego corto, un
poco más lento, con el pase más alejado y rápido. Está por encima del sesenta
por ciento en acierto en el pase largo lo que otorga diferentes variables en
ataque. Su posición en el campo dificulta la entrada defensiva ya que también
sabe eliminar la conducción de su recetario técnico.
Quizás durante demasiados minutos se aleja en exceso de
la portería adversaria siendo el tiro con gol su principal déficit. Cinco goles
en tres temporadas en Segunda División son un bagaje algo corto. Aquí tiene
margen de mejora.
Cada estilo de fútbol precisa de futbolistas adecuados
para poder ser desarrollado. Carlos Pita es jugador de balón. Se encuentra
cómodo cuando su equipo ata buenos porcentajes de conservación y puede tener
más tendencia a sufrir si el esférico está más repartido. Cualquier equipo de
la categoría podría lanzar sus redes hacia un futbolista que termina contrato y
domina con precisión ritmo y juego de Segunda División.
05 abril 2015
LOS PROBLEMAS SIGUEN CRECIENDO
La imagen
mostrada en el Anxo Carro fue un esperpento. Jugar con diez no otorga licencia
para dejarse llevar y el Mallorca regaló un partido a un rival que volvió a
parecer de Primera División. En fútbol
la victoria puede ejercer de bálsamo pero la derrota siempre es sinónimo de
tempestad y estos futbolistas se han ganado los problemas que ya tienen.
La semana
previa al partido fue tratada con poca inteligencia y menos habilidad. Los
jugadores no deben cuestionar públicamente los planteamientos de su entrenador
y éste tampoco debe responderles en rueda de prensa. La privacidad de un
vestuario es el lugar idóneo para buscar soluciones mucho más discretas. El
fuego cruzado no es la mejor manera de solventar unos resultados que atañen a
todos los integrantes de la plantilla.
En cualquier
caso cada semana hay un examen que otorga y quita razones. Y este partido se
volvió a suspender con letras mayúsculas. Miquel Soler vistió a su equipo
colocando un eje defensivo formado por Gulan y Truyols como centrales. Sólo
duró hasta la expulsión.
Para disputar
el esférico, en el centro del campo, el perfil escogido fue de músculo. Yuste
mezcló con Joao hasta que se colocó de central. Jugar con diez condicionó pero
no es excusa para explicar una media hora, durante los primeros cuarenta y
cinco minutos, francamente deplorable. Los mallorquines retrasaron su posición
sobre el terreno de juego y, simplemente, no defendieron. Se dejaron llevar
hasta el infinito y persiguieron sombras sin ejercer una mínima presión decente.
El Lugo jugó
con cartas vistas. No sorprendió en nada. El equipo de Quique Setién es
conservación del balón, en el centro del campo, con cambios de ritmo en el
juego exterior. Y así se movió. Carlos Pita ejerció de lugarteniente en la sala
de máquinas con la ayuda inquebrantable de un Seoane que sentó cátedra de medio
centro. Iriome puso todo el desequilibrio posible sobre el flanco derecho y
durante la segunda parte la dinámica fue para David Ferreiro.
El Mallorca
siguió empecinado en jugar mal, defender peor y mostrar una actitud totalmente
reprochable. Apatía y un fútbol carente de cualquier mención destacable. Ahora
mismo se ha entrado en una espiral altamente peligrosa. La Liga no ha terminado
y empezar a mostrar mucha
04 abril 2015
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