27 septiembre 2015

NI JUEGAN BIEN NI GANAN


Siempre es mejor jugar contra un rival asequible que medirse a un equipo con dinámica positiva y objetivo de ascenso. Eso sí, después toca jugar y demostrar. El Mallorca precisaba ganar, por encima de todo, y a ser posible convencer. No hizo, ni lo uno ni lo otro.
La Sociedad Deportiva Huesca se presentó al partido después de un inicio de competición lleno de tumbos tácticos. Diferentes sistemas de juego, con alternancia en el posicionamiento de los jugadores, se han traducido en dudas generalizadas de rendimiento. Todas estas circunstancias parecían, a priori,  un buen caldo de cultivo para que los mallorquines conquistaran victoria. Al final fue derrota y justa. 
Albert Ferrer jugó con Acuña en la referencia y tres futbolistas por detrás. Los primeros quince minutos fueron esperanzadores. Hubo cierta llegada y sensación de peligro. Moutinho enarboló la bandera del juego exterior. De sus botas salieron los mejores balones con opción de remate. Ninguno se aprovechó. Inexplicablemente fue sustituido. 

En el centro del campo volvió a aparecer cierta incapacidad para hacerse con el control del partido a través de la conservación del balón. Sissoko, hasta que jugó, fue el mejor jugador en la medular. Puso cierto orden y pudo organizar algo de juego. Su premio también fue la sustitución. 
Durante la segunda parte el Mallorca se puso con dos delanteros centros y empeoró en su juego. El problema principal apareció por la distancia entre los medios centros y los dos delanteros. Fue casi sideral. Acumular futbolistas por delante de la línea de balón, sin orden ni concierto táctico, trae más problemas que soluciones. Y así fue. 

Además también se perdió la batalla de la superioridad posicional, no numérica, en el centro del campo. El adversario metió, haciendo efectiva su posición, hasta tres futbolistas. Mientras que el Mallorca sacrificó su banda derecha dejando situaciones de mucho peligro. Machis se encargó de hace sangre. Avisó y mató. Su posición precisó, durante muchos minutos, ayuda y colaboración. Casi nunca llegó. Y cuando lo hizo fue tarde y a destiempo. 
El resumen fue otro partido deslavazado y con ningún síntoma de mejoría evidente. Reconocer los errores empieza a ser imprescindible. La afición ve los partidos y es absolutamente consciente del mal juego y de las derrotas. 

21 septiembre 2015

UN JUEGO SIN LUZ NI EFICACIA



Conocer y explotar las debilidades del adversario, en una competición tan igualada como la Segunda División, puede ser la diferencia entre ganar y perder. Las directrices tácticas del Nàstic estaban más que anunciadas y la sorpresa era prácticamente imposible. Jugar contra un rival pronosticable no es garantía de éxito pero sí puede otorgar superioridad posicional.
Conocer, por adelantado, al adversario es una ventaja que no puede desaprovecharse. El Mallorca se empeñó en evitar hacer daño. Jugó deslavazado y fue ligeramente inferior a su rival. La capacidad de creación de juego fue insuficiente para, al menos, empatar. 
Los catalanes fueron con lo previsto. Sin renunciar descaradamente a la conservación del balón, han perdido esta estadística en todos sus enfrentamientos, apostaron a la inmediatez. Vicente Moreno volvió a colocar a Emaná por delante de un mixto centro del campo. Sergio Tejera intentó destilar su talento. Dejó la anarquía de Jean Luc sobre el perfil derecho y manejó la movilidad de Rayco. 

Albert Ferrer formó su equipo con dos delanteros centros añadiendo un doble pivote de despliegue. Sissoko mezcló con Yuste para empatar en el centro del campo. La conservación fue ficticia y casi imposible. Los mallorquines cuando tuvieron el balón solo fue dónde al contrario le interesó. También se perdió la superioridad numérica en el centro del campo con un Emaná eficaz, brillante y letal. 
Acuña y Bianchi volvieron a tapar sus propios desmarques y carecieron de amenaza real. Por supuesto que pueden jugar juntos. Pero no como lo hicieron. Estorbarse para facilitar la marca del rival es absurdo. Además, durante demasiados minutos, jugaron demasiado alejados de portería adversaria y sus llegadas terminaron por ser casi imposibles. 

La estrategia es clave en Segunda División y el Mallorca sigue empecinado en desaprovechar tal circunstancia. El Nàstic ha mostrado, en sus partidos, algunas lagunas en zona de rechazo. Preparar alguna jugada a tal efecto hubiera podido dar rentabilidad. Ni siquiera se intentó. 
El Mallorca volvió a manejar el esférico con escasa luz. Pero es justo reconocer que el empate hubiera sido el resultado más adecuado al juego tirado ambos equipos. Queda mucho margen de mejora pero el tiempo empieza a apremiar. ¿Podrá el entrenador del Mallorca encontrar la eficacia? 

14 septiembre 2015

SIN NINGUNA MEJORÍA EVIDENTE


Hay instantes, durante una larga temporada, que ganar es necesidad absoluta. El Mallorca necesitaba conquistar los tres puntos para crecer en confianza y mejorar a través del entrenamiento táctico. El equipo precisaba suturar algunas heridas de su juego y aumentar la paciencia de su afición. Las sensaciones han sido tan opacas que un triunfo era casi imprescindible. Al final solo se pudo firmar un triste empate. Y gracias. 
Albert Ferrer, a la conclusión del nefasto encuentro de Copa, abrió la posibilidad de un giró a su fútbol. La inseguridad mostrada en la iniciación del juego y los continuos regalos al rival preveían un Mallorca algo más pragmático. Asegurar la iniciación, sacrificando si es necesario un poco la conversación, no es un pecado capital. Todo lo contrario.

El fútbol es eficacia y encontrar la tecla que se ajuste al perfil propio debe ser el camino correcto. En la sala de máquinas el perfil elegido fue de despliegue físico. Sissoko se alió con Yuste para dominar el centro del campo. Hubo enroque y una falta de intención preocupante.

El juego combinativo brilló por su ausencia y la capacidad de manejar el control del partido desapareció. Pereira tuvo que buscarse las habichuelas en solitario y así murió una primera parte tan plana como absurda. 
Bajo palos volvió Wellenreuther y su actuación volvió a destilar sobriedad y seguridad. Sus intervenciones fueron decisivas. El portero alemán fue, sin lugar a dudas, el mejor futbolista de los rojos. 

El Numancia no sorprendió en su planteamiento. Arrasate protegió la espalda de su futbolista más valioso. Gaztañaga y Pedraza se fortificaron para que el talento del número diez pudiera destilar pases de calidad. Julio Álvarez manejó la estrategia y casi consiguió gol. 

Los cambios no aportaron ni mejoría ni juego. Moutinho buscó alguna diagonal de forma tímida y con poca convicción. Corominas estuvo desaparecido durante demasiados minutos. Brandon tuvo muchas dificultades para superar a los centrales contrarios y Acuña no encontró una buena zona de influencia. 
El gol empieza a ser un problema evidente en este equipo. Para ascender es necesario tener un fútbol mucho más convincente y profundo. Pasar los cincuenta goles, cifra mínima para soñar, parece ahora mismo una quimera imposible. 

11 septiembre 2015

DESBORDADOS Y SUPERADOS



El Mallorca se ha encargado de hinchar el globo del ascenso y tendrá que llevar, con naturalidad, la carga de la presión. Nadie externo ha marcado el objetivo. Entrenador y todos los futbolistas presentados, junto con el Presidente, han lanzado el órdago. Toca cumplir.
En medio de la Liga siempre aparece una competición que antaño era talismán para los rojos. La Copa. Regalar la competición no asegura el éxito en la competición de la regularidad. De hecho, en las últimas dos temporadas, quedar eliminado no aumentó el rendimiento. Más bien todo lo contrario. 

Aprovechar la competición del KO para mejorar y dar continuidad, a un estilo de juego, podía ser  muy beneficioso.  La primera parte se tiró directamente a la basura. Y la segunda fue casi peor. Un equipo puede cambiar jugadores pero su esquema debe tener cierto recorrido.
Albert Ferrer no convocó a seis de los titulares en su último partido liguero. Bajo palos volvió a repetir Cabrero. La pareja de centrales estuvo compuesta por David Costas y Truyols. Manifestaron problemas con salida de balón y cedieron demasiado espacio a Figueroa. Vulnerables, porosos y con verdaderos problemas de juego. 
En la medular se juntaron Javi Ros y Sissoko con la intención de disponer del balón. La conservación del balón es un principio ofensivo que puede ser ventajoso o estéril. Todo depende del uso que se haga. Aquí el Mallorca volvió a estar oscuro y con pocas ideas. Los jugadores de banda se cerraron para favorecer incorporación de laterales. Company y Sastre prácticamente no lo hicieron y el juego favoreció la salida en contraataque del rival. 

Bianchi, sancionado para el partido de Liga, se incrustó en la referencia del ataque. Recibió pocos balones y prácticamente no tuvo opción. Durante la segunda parte su juego con Acuña fue ineficaz y, finalmente, hasta los dos terminaron solapando su posición 
Por su parte Luis García Tevenet también repartió caramelos. La Sociedad Deportiva Huesca decidió jugar su partido. Tuvo orden y buscó sus opciones con un once plagado de suplentes. Los dos goles de Tyronne y Fran Mérida fueron sentencia al juego tirado por los dos equipos.  

07 septiembre 2015

ENGULLIDOS POR SAN MAMÉS



El escenario era inmejorable. Ganar, con autoridad, en San Mamés hubiera dado un espaldarazo absoluto. No fue así. Los rojos no supieron gestionar la ventaja del gol de Bianchi. Empezar ganando siempre debe ser una ventaja y no convertirse en inconveniente. El Mallorca reculó y perdió la cara del partido. El Bilbao Athletic sentó cátedra de juego durante demasiados minutos y se llevó una victoria de forma justa. 
Aprovechar las carencias del rival, en esta categoría, es obligación. El Bilbao Athletic es un equipo muy joven, con talento, pero con los defectos propios de un equipo dependiente. Los chavales del Cuco Ziganda se habían mostrado realmente vulnerables en estrategia defensiva. Su marcaje zonal había sido puesto en evidencia por Girona y, sobre todo, Elche.

Aquí el Mallorca simplemente lanzó sus posibilidades directamente a la fortuna. La estrategia, en Segunda División, decide muchos partidos y este era un encuentro para ello. Pero para tener opciones de estrategia hay que trabajarlas y los mallorquines no lo hicieron. No se aprovechó el balón parado y el agujero del rival no se vio. 
La línea defensiva de los mallorquines estuvo cerrada por Cabrero en portería que poco pudo hacer en los goles del rival. En laterales había, a priori, un trabajo sagrado. Campabadal debía sujetar una de las mayores producciones de fútbol ofensivo del contrario. Seguín es hábil, tiene regate y dentro del área intenta provocar la pena máxima. Secarlo era aumentar las posibilidades de eficacia defensiva. Ni él, ni Oriol, pudieron cerrar el grifo de las bandas. 
En el centro del campo se volvió a enquistar el juego. Yuste con Javi Ros no pudieron jerarquizar su posición y sufrieron las embestidas de un rival que se agrandó. El juego en la medular simplemente no existió. Demasiadas carreras sin sentido y con poco orden colectivo. 

Rolando Bianchi fue protagonista absoluto. Marcó un gol, evitó otro y terminó siendo expulsado por una acción que perjudicó a su equipo. 
Conviene corregir errores y no ocultarlos. Durante el encuentro sucedieron dos aspectos a valorar. El rival fue superior y el Mallorca regaló situaciones de gol a su rival. Jugando con estos dos aspectos se hace imposible ganar. Un equipo con aspiraciones de ascenso está obligado a mejorar y ser mucho más compacto en todo su juego. 

02 septiembre 2015

ELEGIDOS PARA LA GLORIA



El Mallorca ha tejido una plantilla con cierto grado de compensación pero también con dosis de incógnita. Analizando detenidamente el equipo, comparándolo con otros que tienen el mismo objetivo, es evidente que la tarea no va a estar exenta de dificultad. El presupuesto no es tan poderoso, como antaño, pero el resultado final puede abrir la puerta de la esperanza. ¿Es posible? ¿Podrá el Mallorca recuperar la Primera División? 
Responder, ahora mismo, es imposible. Solo la competición nos darán la respuesta correcta. Ahora ha llegado el momento del entrenador. Albert Ferrer debe asumir el reto por el que ha sido contratado. Con estos futbolistas tiene que conquistar el ascenso. Sin excusas. El fútbol le dará la gloria o el fracaso. 
El entrenador ha repetido hasta la saciedad que tiene un equipo para ascender. Toca demostrar. Y para hacerlo ya es más importante cómo que con quién. Su misión: hacer un equipo, en todos los sentidos, con sus veintitrés futbolistas. 

Bajo palos Timon Wellenreuther ya ha enseñado posibilidades. Rápido de desplazamiento y de fácil solución puede ser una de las sensaciones de la competición. Su inconveniente está en su juventud. La portería exige poso y aquí Cabrero puede ser superior. 
Nueve defensas con un exceso de centrales. David Costas puede dar salida limpia de balón pero también tendrá que hacer fortaleza en el eje de la zaga. Aveldaño parece, de momento, el elegido para liderar. Hugo Gomes, Kasim, Truyols y Hennenole son legión en la posición de central. El entrenador tendrá que lidiar con una competencia que parece exagerada. Company está obligado a forzar la máquina de Campabadal y Oriol tampoco podrá relajarse en exceso. 

En el centro del campo la llegada de Sissoko puede ser muy positiva. El futbolista de Mali ofreció un buen rendimiento, en el Hércules, la temporada 2013/14. Sí, el equipo descendió pero su eficacia, dentro de su parcela, fue de despliegue. Después su trayectoria ha sido descendente. Yuste anclando con Ros y, sin olvidar, a Damià es el resto de oferta en el centro del campo. 
En el juego exterior también puede aparecer overbooking. Moutinho debe exigir a Arana. Pereira puede, de una vez por todas, dar el salto de calidad que el equipo precisa. Coro, Brandon y Fofo alimentan un línea de medias puntas con posibilidad en banda. De momento el número veintiocho ha cogido ventaja. 

En la definición es dónde más incógnita puede aparecer. Rolando Bianchi y Acuña tendrán que marcar una cantidad importante de goles. Así de claro y de difícil. Sin gol no habrá ascenso. 
Para conseguir la Primera División tendrá que ser con estos futbolistas. Elegir sistema, esquema, estrategia, manejar el vestuario y hacer un verdadero equipo será una tarea apasionante para Albert Ferrer. Suerte y a disfrutar.