26 septiembre 2016

LA SUPERIORIDAD DEBE DEMOSTRARSE



Ganar un partido de Segunda División nunca es sencillo y siempre toca superar a un adversario con un buen plan estratégico. UCAM Murcia se presentó a Son Moix con la vitola de recién ascendido pero con el bagaje de una derrota en sus primeros seis partidos de competición. 

Por su parte el Mallorca necesitaba cerrar la semana con siete puntos. Para ganar el botín en disputa había que salvar la organización de un equipo con pocas fisuras defensivas. No se consiguió y el resultado es insuficiente. 

El Mallorca contaba con una mayor capacidad técnica que su rival. Pero la diferencia había que demostrarla en el juego. En esta Segunda División el orden con trabajo iguala las fuerzas de toda los contendientes. Y preciosamente esta fue la apuesta de José María Salmerón. Repliegue muy intensivo con basculaciones para ahogar y presión sobre la zona activa de balón.

Ambos entrenadores tuvieron que salvar lesiones y adaptarse a las circunstancias. Fernando Vázquez no pudo contar con Juan Rodríguez y optó por colocar a Damià. En el centro del campo, sobre todo en la primera parte, se abusó de la conducción y se lentificó en exceso todo el juego de ataque. 

La batalla por la conservación del balón fue absolutamente ficticia. El rival no quería su disputa y simplemente esperó. Salmerón sin la referencia de Jona y se adaptó como buenamente pudo. La referencia posicional de Juanma no supuso absolutamente ninguna intimidación. 

Las decisiones de la segunda parte abrieron mucho más el partido. Vazquez acercó a Culio a la línea de vanguardia para después retrasarlo. El adversario refrescó su posibilidad de contraataque y se atrevió a tener, en ciertos instantes, el control del partido mediante la conservación del balón.

Hubo ocasiones por doquier. Los dos equipos hubieran podido marcar pero las posibilidades de gol más claras fueron para los visitantes. Algunos errores de difícil explicación. Es fútbol y finalmente hubo un punto para cada equipo. Premio insuficiente para los rojos que tienen que seguir mejorando y pensar en recuperar aquel juego de las primeras jornadas. Peligrosamente se está entrando en una regresión que debe tenerse muy presente y analizarse internamente. 

23 septiembre 2016

UN PASO HACIA ATRÁS


Ambos equipos se presentaron al partido con buenas sensaciones de juego. El Mallorca, después de minimizar al Girona de forma categórica, saltó al Heliodoro Rodríguez López con los hangares llenos de  confianza. Un Tenerife pletórico después de una racha de dos victorias consecutivas en Liga. ante Valladolid y Almería, parecía muy seguro de sus posibilidades.

El inicio del partido fue toda una declaración de intenciones. Los rojos decidieron desconectar y jugar a la expectativa. Fue un error absoluto y mayúsculo. El adversario fue mejor y merecedor de una victoria que debió ser clara. Solo la fortuna salvó un punto que fue inmerecido por el juego desarrollado. 

Fernando Vázquez volvió a depositar fútbol sobre su columna vertebral. Pero esta vez el examen fue de más difícil pronóstico. Domínguez bajo la tutela del primer pase, con la colaboración siempre de Culio y Rodríguez, chocó contra la telaraña tejida por su rival. 

Pep Lluis Martí metió a sus tres futbolistas por dentro para disputar. Hasta seis jugadores se juntaron en la zona de elaboración. Crosas cubrió espaldas y Vitolo con Aitor Sanz trabajaron a destajo para destruir la amenaza roja en la medular. Fue un éxito canario. Los mallorquines no tuvieron opción de liderar el centro del campo. La primera parte fue un monólogo del adversario. Ganaron todas las facetas del juego y solo la fortuna quiso que se llegara al descanso con empate en el marcador. 

Los tres puntos más fuertes a neutralizar tampoco se secaron. El descaro de Amath, la intuición de Lozano y la inteligencia de Suso tuvieron su opción de gol. El partido se convirtió en una agonía absoluta. 

Todas las directrices de ambos entrenadores fueron antagónicas. Pep Lluis Martí tomó decisiones a ganador mientras que Fernando Vázquez lo hizo para empatar. Así y todo el fútbol es tan imprevisible que Brandon pudo conseguir un gol que hubiera dado una victoria que no hubiera sido justa. 

19 septiembre 2016

EJE DEFENSIVO SIN FISURAS

Los dos equipos con más capacidad de generar tiros a portería midieron fuerzas en un partido con cierta alternativa. Parecía obvio que el Mallorca tenía que aprovechar los flancos, después de recuperar sobre la segunda línea de elaboración, del equipo catalán.

Encontrar el equilibrio entre atacar y contraatacar.  Y así lo hizo.  Fernando Vázquez volvió a confiar en masticar la posesión para así generar llegadas que le acercasen al gol. Domínguez, Rodríguez y Culio volvieron a liderar en el eje. La batalla por el centro del campo estaba servida y anunciada. El Mallorca de la primera parte la ganó. 

Pablo Machín buscó algo más de protección en su medular. Pere Pons intentó equilibrar y Borja García con Eloi Amagat perdieron con claridad el control del partido. El Girona puso a sus tres centrales fijos con dos jugadores en banda de largo recorrido. Cifu dispuesto a dinamitar el flanco derecho era una de las amenaza a secar. Oriol trabajó de forma adecuada anulando a su par. 

Aday evolucionó por la izquierda. Sus diagonales, o recortes para buscar pase, estaban anunciados. Campabadal tuvo que secar a uno de los futbolistas más peligrosos del equipo rival. Sus pases desde la banda debían secarse. Se anularon y el número once terminó sustituido por lesión. 

Es justo mencionar el trabajo de los dos centrales rojos. Raillo y Yuste forman una pareja de máximo nivel para esta Segunda División. Su capacidad para empequeñecer a los delanteros contrarios es digna de elogio. 

La estrategia también debía pasar su examen particular. Generar a  través del balón parado no es tarea sencilla. Siempre hay un contrario que intenta neutralizar y al que hay que intentar sorprender. El Mallorca tuvo eficacia gracias a un rebote y así consiguió el gol que dio la victoria. 

Durante la segunda parte se retrocedió algo en la propuesta decidiendo amenazar más sobre el contraataque. Culio brilló por encima de todos. Sus ayudas, además de sus salidas con el balón, fueron ejemplares.

Por su parte Brandon trabajó de forma oscura pero muy necesaria. Sus desmarques de apoyo oxigenaron y ofrecieron dificultad para los centrales contrarios. Al final se consiguió una victoria tan justa como trabajada. 

12 septiembre 2016

DESESPERANTE CONDENA



El Mallorca tuvo delante un equipo inflamado, por circunstancias de vestuario, y no supo aprovecharlo.  Incidir en la crisis del rival y hacerles dudar, creando desconexión con la afición, parecía el plan adecuado. Aun así había importantes inconvenientes a salvar. Estaba anunciado un Rayo Vallecano intenso desde el minuto cero. Y aquí los mallorquines debían parar la embestida inicial. Lo hicieron y consiguieron tener más control que su rival.
Fernando Vázquez pudo colocar su garantía de juego para la posesión. Los tres "Juanes" volvieron a apoderarse del centro del campo y las ocasiones llegaron. Domínguez, Rodríguez y Culio trenzaron pero los rojos no consiguieron marcar de ninguna manera. Incluso se desaprovecharon obsequios groseros que el rival regaló de forma incomprensible.
Campabadal asumió el juego de Ebert mientras que Oriol sufrió las diagonales del zurdo Aguirre. Aquí apareció cierta fragilidad y alguna posibilidad para el rival que hubiera podido terminar en gol.
Por su parte Sandoval tomó decisiones arriesgadas. Dejó fuera de la convocatoria a jugadores como Nacho, Embarba, Beltrán o Piti y blindó el eje de su defensa con lo esperado. Puso a Trashorras con Zuculini para taponar y, a la vez, lanzar pases desde la medular.  Y el número diez rayista fue, sin ningún tipo de duda, el jugador más eficiente de todos los que jugaron. Metió el pase de gol y zanjó el encuentro. 
El ataque rojo debía pasar la reválida del gol. La baja definitiva de Colunga y la temporal de Lekic reducía, aún más, las posibilidades tácticas en la finalización. Y el Mallorca ha acentuado claramente su problema. Tantos minutos con sequía ya no son imputables a la fortuna y sí, quizás, al talento en la definición. Además existe el peligro de que esta falta de gol contagie el juego y se termine por perder el control del balón. 
Fernando Vázquez tiene ante sí un problema de difícil solución. Un entrenador tiene que trabajar para cerrar fisuras defensivas y otorgar muchas soluciones en ataque. Cuántas más mejor. Y el Mallorca ofrece pocas dudas defensivas y crea situaciones de gol. Pero la pólvora aparece mojada. Demasiado mojada. ¿Cambiará el entrenador su estrategia de juego? ¿Qué se puede hacer desde el banquillo para mejorar la definición final en la última acción? 

08 septiembre 2016

EL MALLORCA SIGUE VIVO EN LA COPA



La Copa nunca debe verse como un lastre y sí como una ayuda de autogestión. Además se puede y debe utilizar como una motivación extra. Tener alguna opción siempre es motivo de ilusión. La Primera División se ve desde la distancia e intentar llegar a una eliminatoria, para medir fuerzas con la élite, es un regalo que no debe desaprovecharse. 
Ambos entrenadores aprovecharon para examinar a sus jugadores menos participativos. Así pudimos comprobar el fondo de armario en una competición oficial. Fue una manera de despejar dudas sobre el rendimiento. Y muchos futbolistas rojos ofrecieron demasiado poco fútbol. Prácticamente Pol Roigé y algunos minutos de Dalmau se pueden salvar de la quema. 
Fernando Vázquez cambió el sistema de juego y se asentó bajo la tutela del 1-4-4-2. Hubo escaso control con y sin balón. Ansotegi se colocó con Pleguezuelo sobre el eje defensivo. Tuvieron lentitud bajo la salida de balón y condicionaron el juego en la medular. En el centro del campo aparecieron dos futbolistas. Yuste y Damià manejaron el esférico con lentitud siendo demasiado previsibles. 


En la línea de vanguardia Pol Roigé se juntó de inicio con Óscar Díaz para continuar con un Brandon que careció de estatus de amenaza hasta que alcanzó el gol que dio la eliminatoria. 
El Mallorca, en las últimas tres temporadas, quedó eliminado en su primera eliminatoria. Alcorcón, Las Palmas y Huesca se encargaron de dar cuenta del cuadro mallorquín.  Curiosamente los tres equipos quedaron por delante en la competición liguera.


Quedar fuera, a las primeras de cambio, no garantiza absolutamente nada. Todo lo contrario. Seguir vivo en la Copa ayuda a reforzar al grupo y a mantener el espíritu competitivo dentro de él. 


Solo los perdedores esgrimen la excusa de la importancia de la Liga. La realidad es que siempre  es mejor estar vivo en las dos competiciones y mantener el ritmo competitivo de toda la plantilla. Esta vez el Mallorca consiguió su objetivo. Pasó de ronda y lo hizo después de un partido que invitó más al bostezo que a la diversión. 

05 septiembre 2016

JUGARON Y MERECIERON GANAR




El Mallorca, en Segunda División y en su propio feudo, siempre tiene que asumir la presión de la victoria. Va con el escudo. Es imposible modificar tal circunstancia. Jugar a ganador sin pensar, ni por un instante, en el premio menor del empate es una obligación. Y los rojos salieron dispuestos a finiquitar el partido por la vía rápida. Hubo intensidad en la recuperación y amplitud con profundidad en el ataque. Jugaron bien y merecieron ganar. 
Era un partido muy diferente a los dos anteriores. Los dos equipos habían presentado candidatura a la posesión del balón y la duda estaba presente. ¿Quién se atrevería a asumir el esférico? Sin duda fue el equipo local el que asumió galones. Incidir sobre el punto débil del rival debía ser una de las consignas.

En línea de retaguardia, en ocasiones, ha mostrado fragilidad después de pérdida. Esperar el momento oportuno se antojaba como la mejor opción. Fue así. Los mallorquines se lanzaron con ataques bien trenzados. Faltó lo más difícil del fútbol. El gol. 


Un rival que es aspirante a todo y tiene talento suficiente para ofrecer diferentes soluciones tácticas no es sencillo de neutralizar. El Oviedo presentó potencial en los extremos. Diferentes pero con veneno en su fase ofensiva. ¿Cómo sujetar él desequilibrio de Nando y los pases de Susaeta ?
Fernando Vázquez, sobre la velocidad del número veintidós, colocó a Campabadal. Cumplió y neutralizó. Por su parte Susaeta no es rápido pero sí capaz de otorgar velocidad al juego, suministrar pases desde su flanco y es venero puro a balón parado. Oriol tenía que evitar hacer faltas sobre su pareja de juego. Lo consiguió y, además, lo neutralizó. 
A medida que fueron pasando los minutos Culio fue menguando y Lago Junior creciendo. Fernando Vázquez optó por cambiar el sistema poniendo a Lekic y Brandon en liza con las bandas sobre Culio y Juan Rodríguez. Jugando así también hubo superioridad pero con menos claridad. 


Finalmente el gol no llegó y se escaparon dos puntos que se debieron quedar en Palma. El juego debe llenar los tanques de la autoestima pero la falta de definición empieza a ser una incógnita que parece difícil de despejar.