Jugar contra el Levante no representaba un partido más.
Después de no encontrar la victoria en los últimos cinco enfrentamientos el
margen para sumar derrota era inexistente. Si
uno no gana a los débiles tiene que cumplir con los poderosos. Tampoco fue
posible y solo se pudo sumar un punto.
Fueron dos partes
completamente diferentes con alternancia para cada equipo. Durante los
primeros cuarenta y cinco minutos fue mejor el Levante pero el segundo periodo fue netamente rojo.
El Mallorca se enfrentó a un gigante que solo había perdido cuatro partidos en toda la
temporada. Una escuadra que cuenta con prácticamente dos futbolistas por
posición. Difícil sí, pero en fútbol
nada debe ser imposible. Encontrar los escasos puntos débiles debía formar
de la estrategia roja. Hubo algunas
ocasiones pero lamentablemente se desaprovecharon.
Juan
Ramón López Muñiz abre mucho a sus centrales para otorgar más
amplitud con sus laterales y aquí los delanteros mallorquines, trabajando bien
y sincronizando con sus medios, podían encontrar algún espacio ganador. Este
tipo de acciones no se produjeron y se desperdició
una buena opción.
Morales
campó a sus anchas por el terreno de juego. Afiló su cuchillo y
simplemente destrozó el perfil derecho rojo. No hubo ayudas. La decisión fue
cambiar al lateral y, eso, unido a la
superioridad numérica ayudó a voltear la tendencia del partido.
Los diecisiete goles conquistados por el Levante desde el
balón parado obligaban a defender con autoridad. Aquí hubo aplicación y eficacia. Este tipo de acciones se resolvieron
con bastante facilidad.
La
táctica fija ofensiva debía ser el otro punto de anclaje para
cimentar victoria. Hasta nueve goles encajados, tres en saques de esquina,
abrían una brecha interesante. La escasa protección en el segundo palo podía
otorgar algún rédito. Y el Mallorca aquí
consiguió el gol que supuso rescatar un punto merecido.
Los futbolistas de Olaizola deben aprender la lección.
Ganar a cualquiera es posible y aplicarse, de aquí hasta el final, debe ser una
obligación. Hay tiempo y espacio para
evitar que la temporada sea catastrófica