23 septiembre 2007

EL BARÇA - SEVILLA Y MESSI.


Desde la lejanía percibo un Sevilla con problemas para asumir el rol de favorito, parece que a este equipo la presión de sentirse uno de los grandes se le puede atragantar.

No es lo mismo visitar el Camp Nou con la intención de desarrollar un buen partido que con la obligación de rentabilizar un resultado positivo y esa presión se notó en exceso en las evoluciones de los futbolistas del Sevilla.

La disposición del Sevilla era clara, Poulsen, Keita y la ayuda de Renato eran fundamentales para conseguir una posesión no efectiva del Barça (posesión del balón lejos de portería propia), Navas y Adriano estuvieron más pendientes de provocar situaciones de igualdad numérica defensiva que de martillear la espalda de Zambrotta y Abidal. A todo ello hay que sumar los simples apoyos sin desdoblar de Alves y Dragutinovic, así este Sevilla me pareció más timorato, encogido e indeciso que nunca.

El Barça acostumbrado a presentarse con la obligación de vencer, mejoró en algunos aspectos del juego pero sin brillar en exceso. Aunque este equipo cuenta con un jugador que crece más en cada partido, sus conducciones son rápidas, enseña y esconde el balón a su antojo, la velocidad de ejecución en todas sus acciones es impresionante, la profundidad es su seña de identidad y el gol ya no se le resiste.
¿Puede Messi ser el mejor jugador del mundo?

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