31 marzo 2015

ESPACIO Y TIEMPO PARA MORDER



La clasificación del Mallorca, junto con el juego exhibido, inspira una desconfianza preocupante.  Estar situado a la misma cantidad de puntos, nueve de distancia, de las posiciones Play Off que del descenso es estar en territorio minado. Un equipo cuyo objetivo inicial era de ascenso y que, ahora mismo, se ve tan lejos de su objetivo corre el riesgo de dejarse llevar. Una circunstancia que debe evitarse en este último tramo del campeonato. 
La actitud mostrada en los dos últimos desplazamientos está llena de dudas. Contra el Alavés no hubo ningún tipo de opción y los primeros cuarenta y cinco minutos tirados en la Nova Creu Alta tocaron el bochorno. 
Es un problema de espacio y tiempo. Cualquier rival, por insignificante que sea, si tiene espacio suficiente para maniobrar y tiempo para pensar se convertirá en letal. En esta Segunda División se puede desarrollar cualquier tipo de fútbol pero hay una premisa que no es negociable. Es el juego sin balón y la presión defendiendo.
Y aquí el Mallorca sucumbe e iza la bandera blanca. No es ni agresivo ni sincronizado restando el balón al adversario. Persigue sombras sin poder ahogar a su rival. Es simplemente dócil y manejable. Con facilidad se podría encontrar una decena de equipos, o más, que ejecutan mucho mejor el juego defensivo que los mallorquines. 
Rectificar este concepto es una prioridad absoluta. Después se pueden introducir otras variables que ayuden a enriquecer el fútbol. Sistema de juego, ocupación del campo y elección de futbolistas se pueden variar pero teniendo muy presente que sin un trabajo defensivo adecuado será totalmente imposible alcanzar un mínimo éxito. 
Institucionalmente el Mallorca está obligado a diseñar y preparar la próxima temporada pero sus futbolistas, junto con el cuerpo técnico, deben concluir ésta. Ahora mismo se está compitiendo de forma demasiado errática y, de continuar así, los problemas podrían incrementarse.
Ganar tres partidos consecutivos es mucho más difícil que perderlos. De hecho solo el gol de Pau Cendrós, conseguido en la última jugada del partido, ha impedido sumar cero de nueve.  Esto no ha terminado y todos los jornaleros del esférico deben dar un paso al frente y comportarse con la profesionalidad que este club se merece. 

30 marzo 2015

UN EMPATE CON DEMASIADA OSCURIDAD


Los primeros cuarenta y cinco minutos fueron un paseo militar del Sabadell. Un equipo puede plantear, como estrategia de partido, repliegue intensivo con presión para recuperar y salir buscando el contraataque. El Mallorca, durante la primera parte, no jugó ni de forma seria ni aceptable. Se replegó y esperó sin presión. Las estadísticas también le fueron totalmente esquivas. El Mallorca no tenía ningún tipo de licencia en la Nova Creu Alta. Ganar intentando convencer. Así de fácil y, a la vez, difícil de ejecutar. 
Un entrenador debe demostrar galones de mando ante la adversidad y este partido era prueba de fuego. La falta de jugadores, en casi todas las posiciones, no puede esgrimirse como excusa. Miquel Soler asumió bajas. No le quedaba más remedio.
La primera decisión fue retrasar línea de presión para así proteger más el eje defensivo. Agus y Joao jugaron de centrales. En la sala de máquinas colocó hasta tres futbolistas. Yuste se juntó con Martí más Javi Ros. El tiempo que jugaron juntos simplemente naufragaron. Las ausencias de Pereira y Marco Asensio condicionaron la elección en el juego de desequilibrio. Arana fue por la izquierda mientras que Joselu se desplazó a la derecha. 
El Sabadell lanzó su propuesta con blindaje extra en la zona de medios. Mandiá colocó a Antonio Hidalgo con Eguaras y Ciércoles para reforzar la medular. Lo consiguió. Fortificado por dentro buscó los espacios por fuera. Collantes sembró amenaza desde el juego exterior y en las acciones de estrategia. Él fue uno de los encargados de sacar el balón parado. 
Durante la segunda parte el Mallorca cambió el sistema de juego. Fue con 1-4-4-2 y al menos disputó el partido. Las estadísticas se igualaron y llegó un remate al palo, en un córner, del central Agus. Ya en la última jugada Cendrós pudo empatar un partido en el que solo se compitió durante los segundos cuarenta y cinco minutos. 
En Segunda División no ha espacio para la especulación defensiva y los futbolistas rojos tienen que asumirlo en su juego de presión. Después de dos derrotas consecutivas se hacía necesario un resultado que no abriese el cajón del miedo y al menos se sumó un punto. 

22 marzo 2015

¿SERÁ EL CLÁSICO PARA EL BARÇA?


¿GANARÁ REAL MADRID EL CLÁSICO?


LA INOCENCIA SE PAGÓ CON DERROTA



El Mallorca volvió a afrontar otro partido sin margen de error. Solo valía la victoria. Era obligación sumar tres puntos para así seguir manteniendo la opción de la esperanza. Pero había una dificultad añadida que podía convertirse en aval psicológico para el futuro. Enfrentarse a un equipo con dinámica muy positiva, seis partidos consecutivos sin derrota, siempre suma complicación.
Pero el Mallorca cayó en la trampa que el rival le planteó. No hubo velocidad en la elaboración y el ritmo de juego fue el adecuado para la presión defensiva del rival.  Miquel Soler valoró a su adversario y tomó decisiones al respecto. Montar una buena presión sobre el origen del juego del rival era una cuestión de supervivencia táctica.
El juego directo se aborta en origen o sobre el rechazo y el Mallorca estuvo diligente. Para iniciar la presión se eligió a Xisco con Joselu. La eficacia defensiva debía iniciarse neutralizando los pases largos de Alcalá. Y eso se consiguió neutralizar.
Los problemas llegaron en la creación de juego. Yuste y Joao se vieron incapaces de manejar con velocidad el esférico y la compañía de Pereira y Arana, sentados sobre el juego exterior, tampoco fue con desborde. Esto ayudó al rival a crecer en su estrategia de partido. La Llagostera puso la tiza oportuna en la medular. Jordi López trabajó encriptando la zona de medios. Recuperación, juego al límite y faltas para equilibrar el juego suelen ser su carta de presentación. Así lo hizo. 
Durante la segunda parte el partido se rompió. Las fichas cayeron y el balón llegó a las dos áreas. Pero no hubo una superioridad desmedida por ninguno de los dos equipos hasta que llegó una jugada definitiva.

Los mallorquines, olvidando el error del colegiado si lo hubo, simplemente fueron inocentes como niños. Se olvidaron de defender una acción a balón parado que costó el partido. Sacar rápido para sorprender es un arma que el colegiado no puede evitar y la Llagostera consiguió gol tirando de una astucia justa y legal.

También es justo reconocer que la derrota fue un castigo excesivo y que el empate hubiera sido un resultado más adecuado al juego tirado por ambos contendientes. Esta derrota abre un futuro con más sombras que luces. A partir de ahora es conveniente acumular puntos para no ver como los de abajo se acercan y esta temporada acaba con un problema mayor.

19 marzo 2015

MÁS ALLÁ DEL PRÓXIMO PARTIDO


Los futbolistas no son máquinas perfectas cuyo engranaje aunque deje de utilizarse será siempre fiable. Un equipo de fútbol está compuesto por material humano. Y el trabajo de un buen entrenador consiste en extraer todo el potencial físico, psicológico, técnico y táctico, de todos sus futbolistas. Gestionar el grupo es una tarea hercúlea llena de un desgaste infinito. Un líder tiene que convencer con sus palabras y, además, con sus acciones.
El entrenador no solo tiene delante de él su próximo partido. Hay más. La competición, hasta casi el final, suele otorgar segundas y terceras oportunidades y es necesario utilizar inteligentemente todos los recursos de los que se disponen. 
¿Cómo extraer el máximo rendimiento de un futbolista que no juega y qué necesito? Responder  correctamente esta pregunta puede ser la clave del éxito en el transcurso de una larga temporada. 
El Mallorca ya tiró la bala del cambio de entrenador y ahora se debe conseguir blindar su vestuario. Fijar la atención de todos, en el objetivo grupal, no es una tarea sencilla. Todo lo contrario. La Segunda División está llena de igualdad y cada partido puede necesitar herramientas diferentes. Ningún jugador, absolutamente ninguno, ni puede ni debe tener el estatus de imprescindible. Y a las vez hasta el menos utilizado, en un momento dado, debe ser capaz de decidir.  
Miquel Soler es consciente de que el equipo está jugando sin red. El objetivo debe ser alcanzar la sexta plaza que otorga Play Off y el margen de error es mínimo. Para lograrlo es imprescindible contar con el mayor número de efectivos. 
Utilizar, dependiendo del rival y del campo, un central más rápido pero menos poderoso en el juego aéreo, o viceversa, no puede ser considerado como una rotación. Es una estrategia. El Mallorca cuenta con muchos elementos en posiciones de vanguardia. Cada vez que se baraja la posibilidad de introducir un cambio, en el equipo titular, hay que ser consciente del futbolista que debe salir. Afirmar alegremente que se cuenta con todos y repetir hasta la saciedad, onces y cambios, puede ser una condena en la gestión del grupo. 
En el caso del Mallorca se hace necesario detenerse y reflexionar. La categoría es especial, distinta y llena de igualdad. La plantilla está llena de condicionantes diferentes pero, a la vez, altamente compatibles. No es lo mismo jugar ante el Lugo que contra el Betis o la Llagostera. De hecho tampoco es lo mismo jugar de local o visitante. Además es necesario valorar todas las circunstancias y todos los entrenamientos. Solo el entrenador, junto con su cuerpo técnico, dispone de toda la información. 
Utilizar todas las armas para así obtener el cenit de eficacia es una pura necesidad competitiva que este equipo debe utilizar y saber gestionar. 

15 marzo 2015

¿QUÉ LE PASA AL REAL MADRID?

EL BUEN JUEGO SE QUEDÓ EN LA ISLA




El Mallorca firmó un partido más que discreto. Fue malo. Absolutamente irreconocible con respecto al encuentro anterior. No supo encontrar su fútbol y cayó víctima de errores propios y aciertos ajenos. Miquel Soler tomó su primer dictamen dejando fuera de la convocatoria a Pereira. La primera parte fue un barrido sin discusión. El único que salvó los muebles fue Cabrero. Gracias a sus paradas mantuvo el resultado ajustado durante los primeros cuarenta y cinco primeros minutos.

Contar con todos los futbolistas de una plantilla es sencillo de decir y, a la vez, muy complicado de ejecutar. Liderar un grupo y que prácticamente nadie se sienta excluido necesita decisiones que acompañen la verborrea que se suelta dentro de un vestuario. Pero los resultados están por encima de la gestión y aquí los mallorquines fallaron absolutamente.

La apuesta inicial, para un partido de calado táctico, fue un fiasco. El Mallorca debía encontrar los pocos espacios que cede su rival. Para ello metió a Yuste ejerciendo labor de comandante en el centro del campo pero retrasó en exceso su posición. Marco Asensio jugó con escasa dinámica desde la derecha y Arana por la izquierda fue un ausente. Desconectados y sin opción.La pareja de vanguardia fue para Xisco y Joselu. Ambos no pudieron ejercer una buena presión y en ataque simplemente no existieron.

El Alavés, como local, es un equipo difícil de sorprender. Su riesgo, con balón, fue prácticamente cero. Ataques con poca transición, en el centro del campo, que obligan a trabajo extra en zona de rechazo y segunda jugada. Y precisamente ese fue el plan diseñado por Alberto López. 

El Mallorca no ganó ningún aspecto del juego. Rafa García, hasta que jugó, ejerció una labor de anclaje en la medular y cuatro llegadores buscando aprovechar pases largos. Esperar hasta hacer desesperar a los mallorquines. Y lo consiguieron claramente en prácticamente todos los minutos del partido. La batalla táctica ni se produjo. El partido se puso desde el pitido inicial del costado del rival. El Alavés fue absolutamente superior desde todos los ángulos de vista.

09 marzo 2015

LICENCIA PARA SOÑAR


En el transcurso de una temporada hay instantes de tendencia capital. Miquel Soler, con buen criterio, se encargó de rebajar la trascendencia del partido. Pero todo el entorno era consciente de la importancia de vencer. Sumar tres puntos daba posibilidad de ilusionarse y así seguir teniendo opción. La derrota hubiera colocado al equipo en una situación prácticamente imposible de Play Off. No había espacio para la especulación. Era ganar o ganar. El partido entró, desde el inicio,,en una espiral vertiginosa y de difícil control. 
El Mallorca saltó al terreno de juego con la línea de cobertura esperada. Truyols y Bigas cerraron el eje. Su misión defensiva era clara. Marcar y neutralizar la eficacia del killer de la categoría. Borja Bastón debía ser anulado. Y así fue. Bigas estuvo sensacional en la cobertura y, además, marcó un gol. 
Yuste y Joao tuvieron que trabajar con cierta superioridad numérica y lo hicieron bien. Cada vez que el balón circuló por la zona ancha del terreno de juego machacaron eficacia y solvencia. Sobre todo Yuste que se erigió en un baluarte lleno de fortaleza. Fue simplemente el mejor. En el juego exterior aparecieron hasta tres futbolistas. Arana, Pereira y Marco Asensio. 
La dupla de ataque encontró solvencia defensiva en la primera parte. En Segunda División la primera línea de presión es fundamental y aquí los dos delanteros brillaron. Xisco y Joselu se entendieron bien y mezclaron mejor. 
Ranko Popovic dispuso triunvirato en la medular. La guerra estaba servida. Dorca, Ruiz de Galarreta y Natxo Insa pusieron tiza para ganar el centro del campo. No lo hicieron. La dinámica del número diecinueve y la inferioridad numérica, consecuencia de la expulsión, fue tan larga que terminó por ser condena. 
El Nanu Soler tomó algunas decisiones para la segunda parte. Movió a Pereira, acompañando a Xisco en la delantera, Marco Asensio se fue a la banda derecha y Ros se movió para asegurar posesión en la medular. Funcionó y se hubiera podido marcar algún gol más. 
El Mallorca ha mejorado en todos los aspectos del juego. Ataques posicionales con diferentes alternativas tácticas, estrategia defensiva más alejada de la portería propia y crecimiento exponencial del contraataque. Con esta victoria solo se ha ganado la posibilidad de seguir mirando hacia arriba. Nada más. Toca seguir trabajando para que lo imposible se acerque algo más.  

01 marzo 2015

LA RACHA CONTINÚA



Jugar contra el filial blaugrana asegura condicionantes. El talento es incuestionable, nunca cambian su estilo de juego y es relativamente sencillo encontrar sus puntos débiles. El Barça B juega con la posesión y abortar su juego, desde el inicio, era una estrategia a trabajar desde el pitido inicial. Eso y aprovechar al máximo su falta de intensidad e intención en todas las acciones a balón parado. Aquí son un equipo realmente vulnerable. Y así volvieron a demostrarlo.

Miquel Soler volvió a trabajar desde el 1-4-4-2. Asumir falta de velocidad en retaguardia era inconveniente a superar. Agus y Truyols defendieron de forma más que aceptable pero mostraron alguna dificultad para llegar a alguna cobertura eficaz. Joao montó pareja de trabajo en la medular con Yuste. Arana y Pereira se asentaron en el juego exterior.
Dupla atacante para asegurar un buen inicio en la presión. Xisco se movió con Joselu y aquí debía decidirse el resultado del partido. Se entendieron bien y mezclaron mejor.

Jordi Vinyals fue a la batalla tirando el fútbol esperado. Samper se movió entre centrales para iniciar con Grimaldo y Diagne buscando incorporación desde la tercera línea. Joan Roman y Adama debían sembrar amenaza en el juego exterior con Sandro moviéndose entre centrales. Pero fue el número siete el que anunció el mayor peligro. Sus incursiones fueron un problema que Gulan se vio insuficiente para neutralizar. Todo el potencial ofensivo pasó por el flanco derecho y el Mallorca se vio incapaz de cerrar este grifo de juego del rival.

La participación de Marco Asensio no puede ser considerada una cuestión de estado. Aceptar su titularidad, o suplencia, con naturalidad es una obligación. Nadie debe ser más importante que el grupo. Aumentar su dinámica, desplazándolo a banda, no es encajonarlo. Más bien todo lo contrario. Desde allí puede sentirse más libre y sembrar mucha más amenaza para el adversario. Su gol al final del partido demuestra su tremenda calidad.

Todas las decisiones de Miquel Soler han encontrado respuestas que están sirviendo para reforzar al grupo. Casi todo lo que envuelve el resultado ante el Barça B es positivo. Solo los dos goles encajados, y alguna falta de control del partido con el resultado a favor, merecen reflexión. El Mallorca ha sumado siete puntos de nueve posibles y su crecimiento, a nivel de guarismos, empieza a ser una realidad. Ahora toca seguir.