El
Mallorca, durante muchos minutos del partido, tuvo ocasiones para
tomar la sartén por el mango y apostar a ganador. No lo hizo. Especuló y terminó pagando peaje con
una derrota que escuece de verdad. Fue una primera parte muy difícil de
masticar para el espectador. Ningún tiro entre los tres palos y fútbol para el
olvido.
Fernando
Vázquez optó por situarse bajo la tutela de 1-4-4-2. Brandon y Lago Junior se colocaron en
liza de ataque pero moviéndose más en
apoyo que en ruptura. Curiosamente la mayor fortaleza del rival también
podía transformarse en su peor debilidad.
Lo mejor del Elche estaba por fuera y con llegadas
interiores sorpresivas. Hervías, por la
izquierda, y Pedro, por la derecha, tenían que examinar a la pareja de
laterales rojos. Company evolucionó
por la izquierda y marcó territorio desde el minuto cero. Lo hizo de forma
correcta hasta el minuto sesenta y a partir de aquí tuvo tres deslices poco
afortunados.
Pleguezuelo tuvo
que sujetar las diagonales de un número diecisiete que estuvo tan opaco como
desasistido. Terminó expulsado en una entrada para olvidar.
En el partido estaba anunciada una posesión del balón para
el adversario. Y así fue. El Mallorca esperó,
pero lo hizo hasta el desespero. Solo se movió realmente a ganador cuando
ya fue por detrás en el marcador.
La falta de velocidad de Edu Albacar unido a la escasez de finura de Armando debían ser
material sensible aprovechable. Lago
Junior, con su velocidad, debía
dañar y sembrar amenaza sobre la línea de retaguardia del rival. Pero poco
a poco y debido también a las circunstancias del juego se fue apagando y
terminó inexplicablemente sustituido.
El centro del campo mallorquín tuvo un papel de contención
exagerado. Juan Domínguez se aletargó por
delante de los centrales y tuvo un papel demasiado discreto en el trenzado del
juego. Lo mismo ocurrió con un Culio más
pendiente de defender que de llegar.
El
Mallorca mostró una falta de ambición que después no pudo modificar. Las
ocasiones de Lekic. Brandon y Company
tuvieron su respuesta por parte del rival. Guillermo,
Pedro y el penalti errado no deben caer en el olvido. Recordar solo las llegadas propias no respondería a lo ocurrido en el
terrero de juego. Al final fue una derrota que escuece porque sigue dejando
al Mallorca sin opción a la ilusión.