20 noviembre 2016

UNA SEGUNDA PARTE FRENÉTICA


Después de mucho tiempo de espera era el momento para ofrecer a la afición la posibilidad de ilusionarse. Solo fue empate y gracias a una segunda parte tan frenética como divertida. Fue un partido con mucha alternativa en el que pudo ocurrir cualquier cosa. El adversario, que llevaba sumados la friolera de quince puntos de los últimos dieciocho posibles, puso galones y ofreció mucha resistencia. 
Dos errores demasiado groseros fueron un regalo imposible de desaprovechar por un contrario que estuvo letal. Regalar un saque de banda en finalización y dejar de ser contundente ante una progresión del joven Pozo se convirtió en una condena que parecía definitiva. 
Inicialmente Fernando Vázquez optó por la velocidad Lago Junior y el pase de Moutinho sobre los flancos. Brandon se movió como referencia y se desgastó con diferente fortuna. 
Juan Domínguez lideró la salida de balón contando con la ayuda de Culio y Juan Rodríguez. Éste último estuvo bastante descentrado y fue, con muy buen criterio, sustituido. 
Es necesario mencionar a una pareja que ha conseguido, durante este primer tercio de campeonato, dominar el fútbol defensivo sobre la última línea. Esta vez la pareja que forman Yuste y Raíllo no otorgó la seguridad de otros encuentros y tuvo más porosidad de la deseable.  
Los cambios del Mallorca surtieron el efecto deseado. Salomao puso balones con peligro y Lekic condicionó a los centrales obligándoles a fijar en exceso su posición. 
El Sevilla Atlético se presentó con las bajas de Carrillo y Curro pero con la recuperación de Diego y Bernardo. Menos desparpajo en ataque pero con más seguridad en retaguardia. Diego Martínez tiró de prudencia. Juntó a Fede con Yan sobre su medular poniendo así más fortaleza pero sin renunciar a la imaginación.
Las diagonales de Ivi manejando su pierna derecha, desde el ala izquierda, fueron una tortura muy difícil de suturar. Después de delantero también sembró amenaza y desasosiego. 
La segunda parte fue de un ida y vuelta absolutamente maravilloso para el espectador. Fue divertido y cualquier resultado se pudo dar. Al final el empate debe considerarse justo ya que la derrota hubiera sido un castigo excesivo para ambos equipos. 

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