27 abril 2014

LUZ ROJA, PELIGRO INMINENTE


Para este tipo de partidos no suman ni las estadísticas ni los presupuestos. En cada cita con el adversario todos los futbolistas tienen que pasar la prueba de la actitud. Sin ella, es casi imposible encontrar la victoria. Las necesidades aprietan tanto que es, tan imprescindible como necesario, ser muy intenso. Talento, equilibrio, eficacia y actitud. Sin estos cuatro condicionantes los problemas siempre terminan por aparecer. Y durante la primera parte prácticamente no hubo opción. Ellos fueron simplemente mejores y, lo más preocupante, mucho más intensos. 
Inicialmente Lluís Carreras lo intentó tocando cosas en su elección. Los cincuenta y dos goles encajados siempre ponen la lupa sobre toda la línea de cobertura. Pero defender depende de todo el conjunto. La experiencia de Antonio López volvió a la zaga, Agus con Ximo sobre el eje y N'Sue buscó solvencia sobre el perfil derecho. Muchos problemas asestaron la portería defendida por Miño que se convirtió en el mejor de los rojos durante los primeros cuarenta y cinco minutos. Alex Moreno y Marco Asensio giraron su posición buscando la banda natural para intentar asistir a la pareja de delanteros. No fueron eficaces ni desde su posición ni desde la banda contraria. 
Dos delanteros para poner el dedo sobre la herida del contrario. Hemed y Gerard tenían que buscar los espacios que Jarosik y Samuel suelen dejar a su espalda. Pero se encontraron demasiado aislados y poco participativos. Y Gerard al verse tan lejos del juego se acercó a él retrasando su posición. 
Por su parte el Deportivo Alavés optimizó todo su potencial. Sobre Mendizorroza pusieron todo el esfuerzo posible para desnivelar la teórica superioridad roja. Eso, y la amenaza de Borja Viguera. Los veintidós goles del delantero no son casualidad, son consecuencia. Él asume la responsabilidad de encontrar red y lo hace en el transcurso del juego y de la estrategia. 
Ya durante la segunda parte hubo cierta mejoría en todos los apartados del juego pero conviene no olvidar que el mejor futbolista del Mallorca jugó de portero. Rubén Miño mantuvo a los rojos durante muchos minutos y su actuación personal fue realmente buena. 
Por desgracia los últimos partidos tendrán una emoción añadida ya que cada punto puede significar la diferencia entre seguir jugando en Segunda División o bajar al auténtico pozo de la Segunda División B.  

21 abril 2014

¿Quién llegará a la final de la Champions League?

LA REALIDAD TIRA HACIA ABAJO

 
Cuando toca medir fuerzas contra el mejor de la categoría toca aplicarse al máximo. El Deportivo de la Coruña es, por méritos propios, el equipo más hermético y granítico de la categoría. Su fútbol es su fortaleza y llegó a Son Moix dispuesto a tirar de su eficacia defensiva para así sumar a ganador. Y lo consiguió con una suficiencia más que alarmante.
El Mallorca cayó en la trampa. Jugar con demasiado control, ante un rival lleno de autosuficiencia mental, es un error de cálculo que puede costar el partido. Así fue. Lluís Carreras tocó su elección en la ubicación de los futbolistas. Bigas y Cadamuro intentaron cerrar el eje quedando Ximo y Kevin desplazados en flancos. Y aquí hubo una porosidad defensiva alarmante. El adversario hizo sangre metiendo balones entre centrales y cada vez que lo consiguió hubo peligro latente.
Thomas y Generelo jugaron en el doble pivote y adoptaron una posición muy defensiva. Cuando los rojos recuperaban el balón no se incorporaron llegando a crear más desequilibrio que eficacia posicional. Marco Asensio jugó en la media punta con Alex Moreno en el lado izquierdo y Hemed se colocó de referencia. Emilio N'Sue adelantó su posición para intentar lanzar ataques. El juego ofensivo fue tan escaso como lamentable. Ya durante la segunda parte no hubo ningún tipo de opción y la superioridad gallega tocó la exhibición.
Fernando Vázquez tenía muchas posibilidades de selección. Recuperó muchos elementos y pudo tomar, con mucha libertad posicional, todas sus decisiones. El Deportivo se vistió bajo el sistema 1-4-1-4-1 y buscó, como es su costumbre, desesperar al adversario. Los gallegos jugaron la carta del desgaste. Sin prisas y, sobre todo, defendiendo de forma ordenada y conjunta. Juan Domínguez lideró la elaboración, después de la recuperación, buscando el pase definitivo del chileno Rabello. Sólo un pivote fue suficiente para ganar el control absoluto del partido.
A partir de ahora se hace necesario lanzar un mensaje de realidad. El Mallorca se puede jugar la categoría en sus próximos partidos y asumirlo es una pura necesidad. ¿Alguien del Mallorca apostará por el papel de líder?

18 abril 2014

LIGA ADELANTE: NO TODOS SON MEDIOCRES




Cada vez que veo un partido de Segunda División me alejo de la tesis de categoría floja y sencilla para cualquiera. Los de arriba, jugando diferentes estilos, son eficaces planteando más que correctamente sus partidos. Esta competición no es tan poca cosa. Aquí también se juega bien al fútbol. Eso sí, es igualada y terriblemente competitiva. Buenos futbolistas, interesantes estrategas y nítidos finalizadores. Deportivo, Las Palmas, Recreativo, Sporting, Eibar, Tenerife, algunas gotas del Lugo y aspectos individuales de otros tantos manifiestan, jugando de manera diferente, buen fútbol. Barcelona B y Real Madrid Castilla cuentan con talento e ilusión. 
Pero también, indiscutiblemente, hay espacio para la mediocridad. Y aquí el Mallorca repunta en primera persona. Los rojos no han sabido adaptarse a la categoría y su fútbol les ha colocado en la posición que, de momento, se están mereciendo. Adivinar el futuro, como casi siempre en fútbol, es quimérico. En cualquier caso las ocho jornadas que restan dictarán su sentencia. Sólo los que no consigan su objetivo buscarán excusa y su afición, muy probablemente y con buen criterio, no les creerá.  

14 abril 2014

LA COPA. BARÇA - R. MADRID

PRESIÓN CON DEPRESIÓN


Para el Mallorca se han terminado los partidos plácidos y tranquilos. Se acabó. La trayectoria obliga y, a partir de ahora, habrá que jugar sin ningún tipo de margen y asumir todos los errores que se están cometiendo. Los futbolistas rojos tendrán que disfrutar jugando así, o quemarse en cada minuto de partido. Todos se han ganado a pulso está situación tan delicada. En El Toralín hubo, durante prácticamente todo el partido, muy poca eficacia y una alarmante estrategia de ataque errónea. Ante un rival diferente, bastante más hermético como local que como visitante, había que tirar de buen fútbol y el Mallorca no lo hizo. La batalla se preveía dura y rocosa. Y así fue. En esta Segunda División hay equipos mejores o peores pero ninguno es fácil de batir y los mallorquines contribuyeron a explotar las pocas virtudes de su rival. 
Inicialmente Lluís Carreras tomó sus decisiones y salió cruz falsa. Kevin se acomodó en la izquierda, con Agus y Ximo en el eje, y N'Sue volviendo a trabajar desde el lateral. Y la línea de cobertura trabajó volviendo a dejar lagunas y fisuras. Es cierto que no se pasó por un excesivo peligro pero tampoco se creó el necesario. El trivote se vistió con Iriney, Generelo y Thomas. Aquí el Mallorca retrasó y se dedicó a buscar contras esperando una acción ganadora. No buscar el partido de cara fue un error que costó muy caro. 
Claudio Barragán acudió a la cita con lo puesto. La Ponferradina es un equipo limitado pero trabajador. Repliegue, cerrando espacios en campo propio, y salidas sorpresivas sobre contraataque. Velocidad en línea de tres cuartos sin pausa para la elaboración. Yuri se vistió de amenaza y Javi Lara cogió los mandos de la estrategia. Los dos laterales estuvieron muy tímidos en tareas de incorporación y la baja de Óscar Ramírez condicionó las llegadas desde la tercera línea. Con todos fueron mejores y se merecieron la victoria. 
Ahora se presentará en Son Moix el más fuerte de toda la competición. El Deportivo manda la categoría gracias a su fútbol plomizo y correoso. Será toda una prueba de fuego para los futbolistas y el cuerpo técnico y del Mallorca. Ganar sería un bálsamo que alejaría el fantasma del descenso. ¿Lo aprovechará el Mallorca? 

 

07 abril 2014

DESTROZADOS POR EL FÚTBOL

 
Hay oportunidades que no deben desaprovecharse. Si la fractura con las primeras posiciones es ya un hecho, ahora, está a punto de producirse otra con las posiciones Play Off. Los mallorquines tienen que sumar de tres en tres. Ganar empieza a ser obligación y la presión debe asumirse con total naturalidad. El Mallorca cometió un error de concepto durante los primeros cuarenta y cinco minutos y terminó pagando peaje final. Salió bien, e incluso se adelantó, pero terminó errando. Después del gol intuitivamente retrasó su línea de presión y lo pagó cediendo el gol del empate para terminar derrotado con cierta justicia. Inicialmente Lluís Carreras volvió a calcar su apuesta. Ximo se colocó en el eje, para así tener un as de velocidad en centrales, con Agus a su costado. Los tres de la medular ya son tendencia de juego. De nuevo Generelo, en tareas de equilibrio, con Riverola intentando elaborar y Thomas de llegador. Los tres mezclaron de forma correcta hasta que se asustaron y se fueron demasiado atrás. Arriba, en la definición, no había espacio para la especulación. Hemed tuvo que sostener la bandera de la amenaza con Alfaro tirado a una banda y libertad casi completa para un Marco Asensio que estuvo batallador y algo desasistido. 
Por su parte el Lugo tuvo que afrontar el partido sin su lugarteniente; Carlos Pita. Sin él, la posesión del balón fue mucho más problemática. Quique Setién juntó a Rafa García con Seoane para intentar controlar la medular con su juego de toque. Y durante la segunda parte lo consiguió claramente. El error, retrasando la línea de presión, del Mallorca dio oxígeno a un equipo que se vino arriba para salir ganador. 
Durante la segunda parte los gallegos jugaron con jerarquía y posesión. Mientras el Mallorca replegó y lo intentó con algún contraataque que hubiera podido definir algún gol. Pero es de justicia reconocer que el Lugo, aún teniendo el empate, arriesgó más y mejor. Los mallorquines ya no están en disposición de ser conservadores ni en su propuesta ni en su juego. El resultado, las sensaciones y el juego, sobre todo de la segunda parte, invitan a un pesimismo alarmante. ¿Podrá Lluís Carreras voltear el estado anímico que traerá esta derrota?