Era un
partido de más de tres puntos por razones obvias.
Rival directo, el "goal average" en juego y la necesidad imperiosa de
no perder bajo ningún concepto anunciaban un encuentro lleno, como mínimo, de
intensidad competitiva. Fue una disputa
lenta, pastosa y algo aburrida. Y el castigo, además del juego, fue un
empate.
Javier
Olaizola reforzó la presencia de futbolistas en el centro de la
zaga. Tres centrales que blindaron el
eje y dieron nulas opciones tanto a Jona como a Iban Salvador. El posicionamiento de 1-5-3-2 tuvo buenas
prestaciones defensivas pero en la segunda
parte, durante demasiados minutos, se renunció
al contraataque y eso se pagó.
La baza ofensiva pasó por colocar a Brandon y cercenar con la
velocidad de Lago Junior. Morillas es un central al uso, que también
evoluciona de lateral, pero con
problemas de velocidad. Allí debía aparecer cierta posibilidad de
victoria. Pero curiosamente fue en la estrategia. Raíllo venció en su lucha por un remate
que llevó el sello del gol. A partir de aquí UCAM bajó y el Mallorca
creció.
Francisco
Rodríguez tiró sobre La
Condomina su juego esperado. Ese 1442 que tan aceptables resultados le han
dado. Juande se colocó en la zona
ancha y allí trabajó con un Tito que
se vio superado hasta que fue sustituido.
Iban
Salvador es futbolista efervescente pero su picaresca no apareció
para condicionar el juego de centrales. Jona
es un rematador que tenía que examinar a los centrales rojos y los mallorquines casi siempre salieron
victoriosos.
Basha se
terminó moviendo allí donde le gusta más. Fue
por dentro y ayudó a girar la tendencia del encuentro. El UCAM fue
ligeramente superior en la segunda parte y terminó
empatando gracias a un penalti que no existió.
El clasificación ya tiene proporción de alarma inminente. Así y todo este grupo
tiene capacidad de sobra para salvar la papeleta. Técnico y, sobre todo, jugadores deben mostrar personalidad para
poder cumplir con un objetivo que es de mínimos. Salvar la Segunda División es
una obligación para este Club centenario. Muchos
quedarán marcados por la historia si la debacle, impensable a principio de
temporada, se llega a consumar.