14 mayo 2017

ESTO NO ES DEFINITIVO

Jugar contra un adversario de la zona alta nunca es sencillo. Además había que asumir su racha, una derrota en los últimos seis partidos, y una notable mejoría en su juego. La previsión anunciaba un Valladolid dispuesto a noquear desde el primer minuto mientras que los visitantes tenían resistir y crecer.

El Mallorca saltó al césped del José Zorrilla fortificándose desde la inteligencia táctica y esperando su oportunidad. Sergi Barjuan llenó el centro del campo con Alex Vallejo anclando y Culio lanzando pases o conducciones.

El equipo funcionaba hasta que el árbitro del encuentro se inventó una pena máxima absolutamente inexistente. A partir de aquí los rojos sufrieron y se vieron obligados a asumir un riesgo que benefició a su rival.

La velocidad volvió a desplazarse a los flancos pero con desigual fortuna. Lago Junior por la derecha tuvo problemas para desbordar y Angeliño tuvo una llegada de cierto peligro. Poca cosa más.

El Valladolid es un equipo que, como todos los equipos de esta Segunda División, tiene debilidades aprovechables. Su presión alta no es ni convincente ni efectiva en su totalidad. En ocasiones se parte y es vulnerable con certeros contraataques. Aquí había petróleo por recoger. Las circunstancias del partido impidieron esta posibilidad.

Los laterales rojos debían pasar la prueba del algodón. ¿Podrían contener a José Arnaiz y Espinoza? La repuesta volvió a ser ambigua. Por su parte Campabadal no pudo dar cuenta de su par mientras que Oriol tuvo menos problemas y ejerció control.

Es justo reconocer que el partido dejó claro la diferencia de talento demostrada durante los noventa minutos. El contrario pudo moverse beneficiado por la ventaja en el marcador y eso fue definitivo. Tuvieron más clarividencia y fueron letales en ataque.

El resultado final no debe hace caer al equipo en la desolación. Era el partido más complicado de los que quedaban y se saldó con una derrota definitiva pero no condenatoria. Si se podía descontar un partido era este. Ahora toca apuntalar la próxima final que sí que tiene tintes de terminal. ¿Podrá el Mallorca ganar al Almería?

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