29 mayo 2017

QUEDAN EN MANOS DE LOS DEMÁS


Haber ganado el doble de puntos que su rival, en los últimos cinco encuentros, otorgaba vitola de favorito a los rojos. Pero ganar dos partidos consecutivos en casa siempre es difícil. Y en esta Segunda División, y con las circunstancias reinantes, todavía más complicación.

El Mallorca terminó estabilizando a dos delanteros emitiendo diagonales para así llegar más. La ruptura no fue un problema. Todo lo contrario. Durante la primera parte hubo amplitud, movilidad y profundidad pero faltó el veneno en la finalización

Lago Junior estuvo altamente activo y mereció más. Brandon trabajó a destajo y su movilidad ayudó en el trenzado de los ataques. Campabadal y Saúl realizaron apoyos y llegaron a zona alta pero su peligro se diluyó. El número veintidós tuvo más llegada y su participación fue de lo mejor del partido.

El Numancia se presentó con bajas importantes y de bastante calado. Pero con un bagaje de solo una derrota en las ultimas cinco disputas como visitante. Sin su arquitecto Julio Alvarez, sin la amenaza en la referencia de Manu Del Moral, con Jairo fuera de toda posibilidad y descontando la participación del central Carlos Gutiérrez el rival debía ser menos rival. Así fue. Pero así y todo los rojos no pudieron marcar ningún gol y además poco a poco fueron perdiendo el control del partido.

La estrategia en ataque podía ser el arma a utilizar. El Numancia ha mostrado problemas defensivos en córner, sobre todo en el segundo palo, y aprovechar esta endeblez podía abrir una importante oportunidad. Pero aquí los jugadores rojos no llegaron. Tuvieron una lectura demasiado estática y por aquí no se pudo desencallar el partido.

La segunda parte fue un querer y no poder de ninguna manera. Casi no había piernas para empatar y era obligatorio ganar. No pudo ser. El equipo tiene el mal endémico del gol y está enquistado hasta la médula. Los mallorquines necesitan ganar los dos partidos que quedan y además dependen de los demás. ¿Se darán los dos condicionantes?

21 mayo 2017

LA CAZA SIGUE



El Mallorca tenía que asumir con inteligencia la superioridad de su rival. Jugar sin red acrecienta la posibilidad de error y esto, ante un adversario con mejores argumentos ofensivos, podía ser letal. Jugar desde el empate, con el objetivo irrenunciable de ganar, podía ser la opción más astuta.

Los rojos saltaron dispuestos a liquidar el partido por la vía rápida. Iniciaron rápido, fueron intensos y conquistaron gol. Sergi Barjuan retocó su disposición. Metió a Moutinho por el ala izquierda habilitando la dinámica de Angeliño por la derecha.

Además amenazó a la línea de cobertura andaluza con Brandon y Lago Junior. La gloria fue para el número once. Además de trabajar a destajo marcó el gol que abrió el marcador. Un golazo con una finalización exquisita. 

El Almería ha encontrado en Luis Miguel Ramis al entrenador adecuado en este tramo final de competición. Veinte puntos de los últimos treinta i tres posibles, las características de sus futbolistas y un juego mucho más táctico le otorgaban la vitola del equipo más difícil de los que restaban.

Defender de forma inmaculada era necesidad obligatoria. Sellar la portería propia y secar a tres futbolistas por encima del resto. La velocidad de Quique tenía que examinar a la pareja de centrales roja. Yuste ejerció control y con inteligencia secó su velocidad.

La zurda de Fidel podía destruir el perfil defendido por Campabadal. No fue así. Curiosamente el lateral tuvo más problemas con Nano pero pudo responder con eficacia.

La habilidad de Pozo, en el penúltimo pase antes de la finalización fue vigilada y sujetada por el doble el pivote que colocó Sergi Barjuan. Tanto Vallejo como Sasa sometieron la medular y ejercieron un control casi perfecto.

Este equipo ha crecido en sus fundamentos tácticos. Hubo diagonales para ganar superioridad numérica por dentro y apoyos de los laterales por fuera. La lectura táctica fue buena.

La segunda parte fue un sufrimiento interminable. Cualquier decisión era difícil de asumir y la presión se apoderó de todo el mundo. Hubo momento Ansotegi y se pasó a tres centrales. Al final se conquistó una victoria crucial. La caza continúa y el próximo rival será el Numancia.

14 mayo 2017

ESTO NO ES DEFINITIVO

Jugar contra un adversario de la zona alta nunca es sencillo. Además había que asumir su racha, una derrota en los últimos seis partidos, y una notable mejoría en su juego. La previsión anunciaba un Valladolid dispuesto a noquear desde el primer minuto mientras que los visitantes tenían resistir y crecer.

El Mallorca saltó al césped del José Zorrilla fortificándose desde la inteligencia táctica y esperando su oportunidad. Sergi Barjuan llenó el centro del campo con Alex Vallejo anclando y Culio lanzando pases o conducciones.

El equipo funcionaba hasta que el árbitro del encuentro se inventó una pena máxima absolutamente inexistente. A partir de aquí los rojos sufrieron y se vieron obligados a asumir un riesgo que benefició a su rival.

La velocidad volvió a desplazarse a los flancos pero con desigual fortuna. Lago Junior por la derecha tuvo problemas para desbordar y Angeliño tuvo una llegada de cierto peligro. Poca cosa más.

El Valladolid es un equipo que, como todos los equipos de esta Segunda División, tiene debilidades aprovechables. Su presión alta no es ni convincente ni efectiva en su totalidad. En ocasiones se parte y es vulnerable con certeros contraataques. Aquí había petróleo por recoger. Las circunstancias del partido impidieron esta posibilidad.

Los laterales rojos debían pasar la prueba del algodón. ¿Podrían contener a José Arnaiz y Espinoza? La repuesta volvió a ser ambigua. Por su parte Campabadal no pudo dar cuenta de su par mientras que Oriol tuvo menos problemas y ejerció control.

Es justo reconocer que el partido dejó claro la diferencia de talento demostrada durante los noventa minutos. El contrario pudo moverse beneficiado por la ventaja en el marcador y eso fue definitivo. Tuvieron más clarividencia y fueron letales en ataque.

El resultado final no debe hace caer al equipo en la desolación. Era el partido más complicado de los que quedaban y se saldó con una derrota definitiva pero no condenatoria. Si se podía descontar un partido era este. Ahora toca apuntalar la próxima final que sí que tiene tintes de terminal. ¿Podrá el Mallorca ganar al Almería?

07 mayo 2017

EL MALLORCA ESTÁ DE CAZA

La caza ha comenzado. El Mallorca ha conseguido sumar seis puntos consecutivos y todos sus rivales tienen un enemigo más. Fue de la mejor manera posible. Sobre la bocina y en la última jugada, De nuevo era un partido sobre la cornisa. Ganarlo otorgaba posibilidad de superar un triple empate con el Córdoba. No había margen. Ganar o ganar. Finalmente se consiguió y la orilla, estando lejos, empieza a visualizarse.

El partido fue por derroteros de dificultad. La primera parte fue absolutamente decepcionante para los mallorquines. Sergi Barjuan eligió repetir. No tenía mejor opción. Volvió a situar a Moutinho por dentro dejando galones de velocidad sobre Lago Junior y Angeliño. El número veintiuno estuvo más pendiente de juntarse con pivotes que de ir al espacio. Y tácticamente se pagó.

El Elche, endeble por naturaleza en retaguardia, se presentó con dos bajas de mucho calado. Edu Albácar y Armando dejaron huérfana una línea que se colocó sobre el posicionamiento del venezolano Túñez. Lento en toda su dinámica y con unos problemas a su espalda que fueron obviados hasta casi la desesperación.

La amenaza estaba más que anunciada. Nino debía ser neutralizado. El número once ya no destila velocidad pero sí una astucia, mezclada con veteranía, capaz de sembrar discordia y anarquía. Pleguezuelo se fortificó junto a Yuste dejando algunas fisuras en el eje de la defensa.

Con el centro de la zaga sin sellar el peligro también podía llegar por fuera. Hervías y Pedro representaron el desequilibrio en el uno contra uno. Velocidad, con verticalidad, fue la apuesta. La respuesta tenía que llegar de los laterales. Campabadal tuvo más problemas de los deseados y Oriol perdió algunas acciones preocupantes.

Es necesario detenerse sobre la actuación de Alex Vallejo. Este futbolista ha crecido exponencialmente las posibilidades en la medular. Su pragmatismo le ha otorgado mucho equilibrio a la zona de medios. Buen trabajo en la salida y mejores prestaciones en la contención.

Realmente fue un partido discreto con un final apoteósico. La última jugada fue digna de este deporte. Por primera vez en la temporada el Mallorca ha sumado seis puntos de seis posibles y la posibilidad de salvar los muebles empieza a ser tangible. La próxima salida es realmente complicada. Será difícil, muy difícil, vencer en Valladolid. Pero cuando un equipo está de caza todo es posible. ¿Habrá tres de tres?

01 mayo 2017

UNA VICTORIA PARA LA ESPERANZA

Jugar diez partidos de fútbol, sin ganar ninguno de ellos, mella la fuerza mental de cualquier equipo. El Mallorca tenía que afrontar su encuentro sin tanto peso sobre sus espaldas. Solo un partido, sin más, sin contar todo el bagaje de un año que está siendo demasiado oscuro. Rebajar la presión, para así mejorar el rendimiento, se antojaba necesario.

Y aquí el entrenador tenía que ejercer de péndulo para equilibrar la fuerza negativa existente. Lo consiguió claramente además de tener una buena lectura táctica en todo el partido. Buen planteamiento con buenos cambios y resultado para la esperanza.

Era una partido para lentificar el ritmo de juego. Evitar la fogosidad de un contrario que se suele abonar a la presión desmedida y que se siente ganador en las idas y venidas. Sorprendentemente los rojos utilizaron las armas de su rival y le vencieron en su propio campo.

Sergi Barjuan ocupó el terreno de juego poniendo velocidad en las alas y adelantando bastante la línea de presión. Los futbolistas mallorquines tenían que conseguir que el balón no quemara y que la posibilidad de contraataque fuera factible. Durante la primera parte lo consiguieron. Lago Junior por la derecha y Angeliño por la izquierda trenzaron y llegaron.

Mención especial merece un Moutinho que centró su posición y se convirtió en el eje de la victoria roja. Asistió, llegó y marcó.

 El Sevilla Atlético se presentó al partido seguro de sus propias posibilidades. Solo una derrota, ante el Reus y por la mínima, en su feudo le otorgaban vitola de rival extremadamente peligroso. Solo fue así cuando el Mallorca le dejó. Se vio superado en muchas fases del partido y padeció hasta el final.


Una premisa defensiva prevalecía sobre el resto. Neutralizar las bandas giradas era una pura necesidad competitiva. Detener la derecha de Ivi por el perfil izquierdo y anular a Pozo por el otro flanco. Eso o morir. Y se hizo más durante la primera parte que en segundo periodo. Angeliño que mostró virtudes en ataque fue demasiado vulnerable en defensa y este aspecto debe corregirse en las próximas finales que tendrán que jugarse.


Son tres puntos que solo abren una puerta para la esperanza. Toca seguir remando hacia una orilla que todavía está bastante lejos.