30 diciembre 2015
23 diciembre 2015
LA PARTIDA NO HA TERMINADO
El Mallorca se encuentra en una situación delicada y que precisa sutura. Pero la mala clasificación y la falta alarmante de gol no deben esconder algunos aspectos positivos que se deben mantener y potenciar.
Defensivamente se están haciendo las cosas de forma aceptable. Es difícil crear ocasiones de gol en Son Moix. Los adversarios tienen verdaderos problemas para llegar a la portería roja. Alargarlo en el tiempo es obligación.
Reconocer el terreno y marcar objetivos cortos, sin olvidar el compromiso final del Club con sus abonados, es un acierto mayúsculo. Utz Claassen y Miguel Ángel Nadal han lanzado un órdago imprescindible y correcto. Para empezar a correr primero hay que salir del barro.
Ahora toca acertar en el mercado de invierno. Es imprescindible. El Mallorca no tiene gol. Su delantero centro es opaco. Su línea de medias puntas, con muchas virtudes futbolísticas, no coquetea con el tiro eficaz. Y algunos futbolistas suman muy poco.
¿Qué pasaría si el Mallorca consigue arreglar su problema con el gol?
Olvidar errores y buscar soluciones debe ser la hoja de
ruta de un equipo que aún tiene que decir su última palabra. ¿Podremos soñar? 20 diciembre 2015
HASTA LA SUERTE EMPIEZA A SER ESQUIVA
La posición incómoda en la clasificación no ofrecía
posibilidad de duda. Ganar para intentar definir un futuro más nítido era un
acto de responsabilidad. No pudo ser. Pepe Gálvez debía tejer un plan
estratégico adecuado para tumbar a un rival temible como visitante.
El Mallorca estaba obligado a aprovechar el punto
defensivo más débil de su rival; los flancos. El Girona, sobre su juego
exterior, ha enseñado en numerosas ocasiones su aval y, a la vez, sus
vergüenzas. Encontrar el momento adecuado de robo de balón para, justo después
y en la transición, picar a los espacios exteriores era pura necesidad táctica.
El Mallorca fue, durante muchos minutos, mejor que su adversario pero no pudo cerrar un resultado favorable. Los mallorquines fueron con Damià y Yuste en la sala de máquinas. Chocaron con hasta tres futbolistas contrarios y salvaron con éxito el envite. Pudieron asumir el control y se convirtieron en los constructores invisibles de enrocar el centro del campo. Jugaron en inferioridad numérica pero la transformaron en superioridad posicional. ¿Por qué? Contar con un futbolista más, en la zona ancha del terreno de juego, no es garantía de eficacia y el Mallorca se encargó de demostrarlo. Dominó el juego y tuvo mucho más control.
Pablo Machín, de forma previsible, se apoyó bajo la
fortaleza de sus tres centrales. Poderosos en el juego aéreo pero con alguna
duda en basculaciones extremas. Bianchi fijó y condicionó pero jamás intimidó. Su anclaje
fue una condena para la línea de vanguardia del conjunto mallorquín. Brandon
por detrás y las llegadas machaconas, con diagonales incluidas, de Moutinho y
Pereira fueron el aval para poder tumbar el partido del costado rojillo.
Desgraciadamente no fue así.
En la segunda parte hubo cambios de sistema de juego y
adaptación. El Girona pasó a 1-4-4-2 clavando a sus laterales. El Mallorca
buscó músculo con Sissoko y desplazó a Brandon al costado. La decisión de
fortificar la medular no fue negativa en el juego y sí en el resultado. Los
mallorquines fueron superiores al contrario pero la falta de gol terminó por
dictar sentencia. Además ahora se abre una nueva incógnita. ¿Qué pasará con
Pepe Gálvez? 19 diciembre 2015
13 diciembre 2015
DECISIONES A REMOLQUE
El Mallorca estuvo más pendiente del resultado que del
juego. Las decisiones fueron a remolque del gol inicial y las circunstancias se
pagaron con derrota. Las bajas eran de tronío y, a pesar de ello, hubo ambición
inicial. Solo inicial y también final. La elección de los futbolistas pudo
parecer convencional. Al principio no fue así.
El Mallorca apostó por un perfil
de juego con más codicia táctica. En fútbol siempre hay que asumir algún riesgo
y el éxito nunca está garantizado. Elevar la presión e intentarlo a través del
esférico dependiendo de los futbolistas escogidos fue la opción. Los primeros
quince minutos fueron una apisonadora roja. Después hubo un ritmo más lento y
dividido.
Había que decidir cómo igualar el centro del campo del
contrario. Yuste tuvo la compañía de Damià y, junto con la ayuda de Ros,
consiguieron enrocar la medular. El Tenerife se ancló sobre su trivote de seguridad. La
baja de Aitor Sanz fue cubierta con garantía. Vitolo, Ricardo y Abel pusieron
tiza en la zona de medios. Intentar franquear tanta presión parecía misión
imposible. Y aquí hubo empate técnico. No quedaba más remedio que buscar otra alternativa de ataque. El oasis debía ser la circulación y machacar con el juego exterior. Martillear a los laterales canarios parecía la mejor opción de todas. Allí Pepe Gálvez tuvo que superar bajas y colocó a Moutinho con Campabadal por delante de un Company que tuvo que bailar con la más fea.
Bianchi volvió a encontrase incómodo y con escasa
participación ofensiva. La ausencia de Brandon volvió a aislar al delantero
italiano. Jugar tantos minutos con tres por dentro dejó una línea de vanguardia
demasiado huérfana.
Durante la segunda parte hubo una lectura de partido más
ávida por parte de Pep Lluís Martí. Mientras el Tenerife cambió su sistema
tirando de valentía, con tres medias puntas y su delantero centro, el Mallorca
se fortificó con músculo en la medular. Se pagó con una derrota quizás algo
exagerada. El empate su hubiera ajustado más a los méritos de los dos
contendientes. Al final Pepe Gálvez firmó su segunda final con una derrota
dolorosa.
12 diciembre 2015
07 diciembre 2015
GÁLVEZ SE MERECE MÁS CRÉDITO
Tener el absurdo margen de tres partidos es mermar la
capacidad de liderazgo de un entrenador. Poner públicamente ese límite es
añadir una presión tan absurda como ridícula. Así de claro. En este cambio de
entrenador lo mejor, con diferencia, ha sido el aterrizaje de Pepe Gálvez.
Su
naturalidad aceptando el reto ha sido el mejor aval para un equipo lleno de
dudas. Pero en fútbol las palabras son pasajeras. Solo los resultados sirven
para mantenerse en el cargo. Y el Mallorca jugó un buen partido y además selló
victoria en el marcador.
El entrenador mallorquín vistió a los suyos bajo un
perfil de juego más valiente. Cambió de sistema con más apuesta de balón. En
la ocupación se subió un listón. En el
centro del campo aparecieron Damià con Yuste. Durante los primeros cuarenta y
cinco minutos hubo juego y ocasiones más reales.
El Mallorca debía neutralizar diferentes aspectos del
rival. Un ataque automatizado con Cesár Díaz, escorado sobre el perfil derecho,
y la dinámica de Jona, o de Cruz en la segunda parte, podían sembrar la bandera
de la amenaza. Solo lo hicieron tímidamente en alguna ocasión. Los mallorquines
alcanzaron eficacia defensiva gracias al trabajo colectivo.
El Albacete es un equipo con alguna peculiaridad casi
única en esta Segunda División. Defender la estrategia, por convicción táctica,
de forma tan profunda es digno de análisis. Su colocación es exageradamente
atrás; muy atrás. El Mallorca lo aprovechó y generó más peligro que en partidos
anteriores aunque no conquistó el gol a balón parado. Salvo desde los once metros.
Bianchi se aisló bastante menos. Tuvo la compañía de un
Brandon que se centró y alimentó al delantero centro. Por banda Moutinho y
Pereira fueron la elección. El italiano sigue ofreciendo trabajo a destajo pero
la pólvora parece mojada. Consiguió transformar el penalti y sería deseable que
esto le hiciera mejorar su dosis de confianza.
En un solo partido se ha visto un Mallorca mejor y con
más posibilidades de ataque. En cualquier caso no conviene lanzar las campanas
al vuelo. En fútbol la prudencia suele ser un buen aliado. Esta carrera es
larga y la dificultad es alta. ¿Podrá Pepe Gálvez salvar los tres partidos de
margen que le han propuesto?
02 diciembre 2015
LA FORTALEZA DEL ENTRENADOR
Los resultados en fútbol son sentencia. Siempre y sin
excepción. La gestión depende del balón y para tener éxito es preferible hacer
las cosas bien. El Mallorca, desde el inicio de la pretemporada, ha
cometido muchos errores. Algunos tan groseros que serán imposibles de olvidar.
Demasiados jugadores no suman y forman parte de un equipo que marcó con
demasiada ligereza el objetivo del ascenso. Para conquistar la Primera División
es necesario tener un plan correcto y además se tiene que ejecutar eficazmente.
Al final la cabeza de turco, como siempre, volvió a ser el inquilino del
banquillo. Albert Ferrer también ha cometido fallos por doquier. Su absoluta
inmovilidad a la hora de reformular objetivos más cortos, así como una falta de
reconocimiento de errores sobre el juego, han ayudado en su condena Su
complicidad, absoluta con todas las decisiones de la propiedad, le han llevado
a un callejón sin salida y, sin ser el único culpable, ha pagado con su cargo.
Nada nuevo.
Ahora llega un nuevo líder; Pepe Gálvez. El club afirma que
lo hace de forma interina y quizás ésta no sea la forma más adecuada de
comenzar. En fútbol hay ejemplos para todo pero empezar entrenando un equipo
como si fuera una prueba no parece lo más adecuado.
Gálvez tiene el conocimiento apropiado y se merece la
confianza adecuada. Tendrá que tomar decisiones con respecto al juego y mejor
si el vestuario, desde el primer momento,
lo ve con la fortaleza que el cargo se merece.
Ante él se abren muchos interrogantes que tendrá que
solucionar. ¿Qué cambiará? ¿Cómo jugará? ¿Qué ocupación del campo elegirá?
¿Habrá eficacia en estrategia ofensiva? ¿Asumirá el rol de interinidad?
¿Cambiará el objetivo?
El Mallorca precisa urgentemente fortaleza y estabilidad en
el banquillo. El juego y los resultados no se mantienen por arte de magia.
Incrementar la nómina de futbolistas que pueden aumentar las posibilidades
tácticas del conjunto parece una obligación. Deshacer el entuerto que se formó
en verano ya es una necesidad de supervivencia.
Pepe Gálvez tiene por delante un reto apasionante. Se
merece crédito, tiempo y confianza. ¿Lo tendrá todo? Veremos.
29 noviembre 2015
NI JUEGO, NI PROFUNDIDAD, NI GOL
Para ganar en Mendizorroza, además de plantear amenaza
desde el punto de vista táctico, había que bajar al barro y luchar por cada
duelo individual. No había otra opción. Se cumplió en intensidad pero no hubo
inteligencia posicional.
El Mallorca debía asumir un terreno minado difícil de
superar. La medular. El adversario regaló el esférico pero jamás el partido.
Invitó a ir hacia el centro del campo y, una vez allí, restó espacio y
tiempo.
Albert Ferrer decidió no hacer cambios dentro de la
estructura de juego. Volvió a poblar la zona ancha del terreno de juego y metió
otro triángulo. Yuste, Sisoko y Damià trabajaron desde la medular con muchos
problemas de profundidad.
Si jugar con más delanteros no garantiza el gol
hacerlo con más centrocampistas tampoco asegura el control del partido. Dicho y
hecho. El adversario interpretó mejor la superioridad posicional y, además,
consiguió hacerla efectiva. Con muy poco consiguieron alzarse con la
victoria.
El Alavés fue, tal y como se esperaba, un equipo intenso,
rápido y directo. Pepe Bordalás ha impregnado las paredes de su equipo con el
típico aroma canchero pero, a la vez, serio en su trabajo defensivo. Su presión
en el centro del campo volvió a estar llena de intensidad. Nada nuevo y todo
esperado. Manu García mandó las operaciones desde la medular. Desde allí
ejerció equilibrio. Además contó con el trabajo abnegado de sus tres medias
puntas.
La baja de Toquero condicionó mucho el ataque vasco.
Barreiro se colocó como referencia e intentó intimidar a los centrales rojos.
No lo consiguió. El Alavés prácticamente no llegó y, con muy poco, venció tres
puntos demasiado sencillos.
Las sustituciones del entrenador cambiaron algo el aire
del partido. Solo James decidió ir al espacio y amenazar tímidamente la
portería defendida por Pacheco. Demasiada poca munición para un equipo que
tiene objetivo de ascenso. El Mallorca jamás dio sensación de absoluta superioridad y solo tuvo alguna tímida ocasión al igual que su adversario. No reconocer que hay un problema de juego ya es ridículo. Contar solo las ocasiones propias, olvidando las del contrario, es hacer un análisis falso de la realidad. Ahora habrá que ver lo que sucede en esta semana previa a la cita ante el Albacete.
22 noviembre 2015
EL ESTANCAMIENTO ES UNA REALIDAD
Ganar, sin ningún tipo de excusa, era prioridad. Y no se
consiguió. El Mallorca tenía una prueba de fuego relativa. Su rival como
visitante no presentaba, a priori, una gran intimidación.
El Lugo tiene
capacidad para generar fútbol de posesión pero, como muchos equipos de Segunda
División, cuenta con verdaderos problemas para finalizar. Cuatro de sus cinco
victorias fueron por un exiguo uno a cero. Y alguna, como la de Girona, tirando
de cierta fortuna.
La estrategia de juego se antojaba esencial y determinante.
Para este partido había que salvar la mejor línea del adversario. El centro del
campo. Y aquí se abrían dos posibilidades de juego. Disputar la conservación
del balón o saltarse la medular para así tener el control del partido. Los
mallorquines optaron luchar por el esférico y, al menos, esta circunstancia del
juego también la empataron.
Albert Ferrer, durante la primera parte, volvió a jugar
con tres futbolistas por dentro dejando en liza de ataque a Corominas con la
ayuda de Pereira y Moutinho. Las ocasiones brillaron por su ausencia. Los dos
equipos mostraron todas sus debilidades ofensivas.
Con Jonathan Pereira escorado sobre su perfil izquierdo
el peligro ofensivo estaba más que anunciado. Campabadal fue el escogido para
neutralizar al número veintitrés. Fue eficaz y lo sujetó con acierto. Después
dio cuenta, con mucha diligencia, de Joselu.
Luis Milla dio galones de juego a Carlos Pita y Fernando
Seoane. Estos dos medios centros, acompañados de Sergio Marcos, se juntaron
para manejar posesiones de balón. A ratos lo consiguieron pero no fueron
eficaces por culpa de su línea de vanguardia.
Ya en la segunda parte hubo reacción motivada por los
cambios del entrenador. Bianchi se situó en la referencia y James fue revulsivo
por el ala izquierda. Llegaron los mejores minutos rojos que no bastaron para
sumar los tres puntos.
Salvar y mejorar el problema del gol ya es prioritario.
El Mallorca genera poco fútbol ofensivo. Sus llegadas además de ser previsibles
inquietan poco a los centrales contrarios y la referencia de Bianchi empieza a
tener un color más que preocupante. La necesidad de cambiar la dinámica es una
necesidad absoluta.
16 noviembre 2015
CON MIEDO A ARRIESGAR
Visitar El Sadar nunca es sencillo. Para ningún equipo.
Osasuna inició el campeonato como un torpedo pero sus tres derrotas en los
cinco últimos partidos abrieron cierta incertidumbre que podía ser aprovechada.
No fue así. Más bien todo lo contrario.
Cuando una escuadra incide en malos resultados el estado
anímico se resiente y siempre es mejor jugar contra un equipo con dudas que
pletórico de moral. El Mallorca debía plantear un partido largo y de desgaste
para así hacer titubear a su adversario. Los mallorquines saltaron al terreno
de juego dormidos. Demasiado flojos.
Durante los primeros quince minutos fueron
chafados por un rival que se creció hasta el infinito. A partir de aquí se jugó
a remolque para ir creciendo poco a poco pero de forma insuficiente. El juego directo, la presión alta y la estrategia eran, a
priori, las señas de identidad a sujetar de forma obligada. Solo se consiguió a
ciertos tramos del encuentro.
Albert Ferrer volvió a confiar en su triángulo formado
por Yuste, Ros y Sissoko. Había peligro de colapso en el centro del campo.
Seis, o más futbolistas, de ambas escuadras acecharon con una lucha encarnizada
por sujetar y, a la vez, controlar la medular. Y así pasó.
La zona ancha del
terreno de juego se convirtió en terreno minado. Osasuna salvó mejor la
densidad de futbolistas e interpretó un fútbol mucho más práctico. El Mallorca
ganó la batalla de una posesión ineficaz y nada peligrosa. Por su parte Enrique
Martín volvió a meter una línea de cinco atrás exigiendo a sus laterales de
largo recorrido. Oier y Martins fueron los encargados de trabajar a destajo por
fuera.
El gol sigue siendo una asignatura pendiente que no se
está corrigiendo. Los cambios del entrenador tuvieron un punto frustrante. Coro
debió acompañar a Bianchi en liza de ataque y Sissoko, si no tuvo lesión, jamás
debió abandonar el terreno de juego.
El Mallorca tiene un problema de juego. El equilibrio entre
juego ofensivo y defensivo es, ahora mismo, un boquete demasiado grande. El
precio que se está pagando no es asumible. El desarrollo de cualquier ataque es
plano y la acción sorpresiva prácticamente nula. Las llegadas carecen de un plan adecuado.
09 noviembre 2015
ENCONTRAR EL GOL
FOTO: MATÍAS XIM
- Colocar un futbolista más cerca del delantero, sin necesidad de romper el triángulo del centro del campo, es tácticamente posible y, además, parece casi imprescindible.
Éstas y otras soluciones de trabajo son necesarias. El gol es una tarea colectiva. El delantero centro cuando juega en fase ofensiva, y más en un equipo como el Mallorca, debe ser el gatillo final.
El Mallorca ha conseguido blindar la portería del Mallorca.
Sí, es un hecho. La eficacia defensiva es brillante. Pero el precio que se está
pagando es demasiado caro. Ahora mismo el gol es quimera. Los números son paupérrimos
y las ocasiones insuficientes. Albert Ferrer ya ha reconocido su preocupación
por la falta de puntería. Así es imposible conquistar la Primera División.
Culpar únicamente a Bianchi es injusto. El gol debe
aparecer a través del juego y ahora mismo el delantero centro tiene una obligación
de despliegue excesiva. Su aislamiento es táctico y encontrar algo más de equilibrio
parece obligado.
Ahora mismo los mallorquines están jugando con muchas
precauciones y se eso se nota en ataque. El entrenador del Mallorca ha tejido una
buena tela de araña en el centro del campo. Todos los futbolistas tienen y
asumen misiones de desgaste defensivo.
Yuste se coloca por delante de los centrales mientras que por delante Sissoko y Ros intentan llegar. Los futbolistas de banda también trabajan a destajo en el juego exterior. Sí, es muy difícil que el contrario gane alguna superioridad numérica por los carriles. Pero también es complicado generar fútbol de ataque.
Yuste se coloca por delante de los centrales mientras que por delante Sissoko y Ros intentan llegar. Los futbolistas de banda también trabajan a destajo en el juego exterior. Sí, es muy difícil que el contrario gane alguna superioridad numérica por los carriles. Pero también es complicado generar fútbol de ataque.
La alternativa puede encontrarse con diferentes soluciones:
- Más capacidad de desborde en banda. Brandon, si puede superar su lesión, y Moutinho, con sus desplazamientos laterales, pueden ayudar.
- Una dinámica de laterales mucho más profunda. Los desdoblamientos ofensivos generan duda en el adversario
- Las llegadas de segunda línea ya se están produciendo. Sissoko y Ros deben mantener su capacidad de despliegue.
- Crecer con más pase interior y sincronizarlo con ruptura del ariete es una necesidad. Bianchi debe pensar más en ir al espacio. Un pasador tiene que alimentar, sus desmarques, con balones.
- Más capacidad de desborde en banda. Brandon, si puede superar su lesión, y Moutinho, con sus desplazamientos laterales, pueden ayudar.
- Una dinámica de laterales mucho más profunda. Los desdoblamientos ofensivos generan duda en el adversario
- Las llegadas de segunda línea ya se están produciendo. Sissoko y Ros deben mantener su capacidad de despliegue.
- Crecer con más pase interior y sincronizarlo con ruptura del ariete es una necesidad. Bianchi debe pensar más en ir al espacio. Un pasador tiene que alimentar, sus desmarques, con balones.
- Colocar un futbolista más cerca del delantero, sin necesidad de romper el triángulo del centro del campo, es tácticamente posible y, además, parece casi imprescindible.
Éstas y otras soluciones de trabajo son necesarias. El gol es una tarea colectiva. El delantero centro cuando juega en fase ofensiva, y más en un equipo como el Mallorca, debe ser el gatillo final.
08 noviembre 2015
EMPATE CON MUCHA FORTUNA
Éste, de todos los partidos jugados por el Mallorca hasta
la fecha, era el de más jerarquía. Un rival poderoso, con estado anímico
superior y con futbolistas determinantes. Aprovechar la oportunidad, para
derrotar a un contrario que todavía no había caído como visitante, era
necesidad. No pudo ser. De hecho fue totalmente imposible. Durante los primeros
cuarenta y cinco minutos solo hubo sufrimiento y buen fútbol del rival. Después
se igualó algo más.
Albert Ferrer recuperó el triángulo en la medular. Yuste
estuvo por delante de los centrales. Sissoko tuvo que emplearse a fondo y Javi
Ros sufrió desde el centro del campo. La batalla de la zona ancha del terreno
de juego fue para el contrario. La primera parte fue un monólogo. Lección de
fútbol del Zaragoza que manejó con mucho criterio todos los aspectos del juego.
Solo la fortuna evitó el gol.
Bianchi siguió trabajando de forma abnegada y
colaboracionista. Volvió a correr en exceso, juntándose con los medios, dejando
desasistida la punta del ataque. Sus desgaste es más inconveniente que virtud.
Jugar con un único delantero obliga y su dinámica volvió a ser demasiado larga.
No volvió a marcar.
Ranko Popovic no ha tenido una travesía sencilla. Ha ido
superando las múltiples lesiones, algunas de muy larga duración, con decisiones
acertadas. En Son Moix volvió a vestir a su equipo con 1-4-1-4-1. Vallejo,
quizás el mejor central de la categoría, asumió galones en el eje de la zaga.
Erik Morán sumó equilibrio para que Diamanka pudiera ejercer sus típicas
funciones de despliegue. En línea de amenaza apareció Hinestroza por la
izquierda y la lucha de Ortuño en referencia. La medular nunca fue roja y
control del partido se decantó demasiado.
La segunda parte estuvo algo más igualada aunque jamás
hubo posibilidad de victoria mallorquina. El Zaragoza fue más conformista y eso
se notó hacia el último tramo de partido. Los cambios tampoco consiguieron
girar la tendencia del encuentro. Brandon destiló algo de talento y enseñó
alguna amenaza sobre Vallejo y Cabrera. En cualquier caso todo fue insuficiente
para alcanzar la victoria. 02 noviembre 2015
CONFORMISMO CON UN EMPATE INSUFICIENTE
El Mallorca necesitaba dar un paso lleno de autoridad y
convicción. Derribar el muro de Butarque
era necesario y no se antojaba nada sencillo. Hasta catorce partidos
consecutivos sin conocer la derrota anunciaban un partido con veneno y
dificultad. Al final se consiguió un empate insuficiente con un juego más
dubitativo que bueno.
Las bajas forman parte de la competición y tener
alternativas de garantía, en posiciones específicas, es imprescindible para
cumplir objetivos. Y parece que el Mallorca cuenta con demasiado lastre poco
funcional.
Albert Ferrer decidió sustituir a Yuste, colocado a Javi
Ros con Sissoko en el doble pivote, con Corominas en la posición de media
punta. El juego en el centro del campo fue de más a menos. Sorprendió la
decisión de colocar a Campabadal sobre el flanco izquierdo. No funcionó. Estuvo
fuera de lugar y con muchos problemas en ataque.
Bianchi volvió a liderar la referencia del ataque
mallorquín y, otra vez, no marcó. Su juego está lleno de lagunas que empiezan a
tener un color preocupante.
El Leganés ha coqueteado, durante esta misma temporada,
con diferentes sistemas y distintas líneas de presión. Asier Garitano, para
medir fuerzas contra los mallorquines, dibujó un 1-4-2-3-1 dejando en liza de
vanguardia a Borja Lázaro. El número catorce es un delantero más posicional que
dinámico que, utilizando su envergadura, trabaja con los pases del portero
Serantes.
Cerrar la prolongación del ariete, con coberturas, de una jugada
sencilla y típica que ha sobrevivido al paso de los años se antojaba como
vital. Fue así. Aveldaño y Costas blindaron el eje y se protegieron mutuamente.
La conexión no apareció y la línea defensiva roja fue la mejor de todo el
equipo.
Precioso estuvo el marcaje de Company sobre Szymanowski.
Hubo batalla por ganar el duelo individual y el mallorquín tuvo que emplearse a
fondo para salir victorioso.
Los cambios de ambos entrenadores fueron diferentes.
Garitano arriesgó más y Albert Ferrer tuvo que lidiar con la baja inesperada de
Arana. Al final solo la fortuna salvó al Mallorca de la derrota.
El adversario se subió a las barbas y los rojos terminaron suplicando un empate
que es totalmente insuficiente. 27 octubre 2015
26 octubre 2015
UN TRIÁNGULO MÁGICO
FOTO: ANA SERRANO
El Mallorca buscó, como está haciendo en los últimos partidos, superioridad y despliegue por dentro. Sus tres medios centros cuentan con jerarquía y autoridad. El triángulo que formaron fue hermético pero, a la vez, tuvo cierta creatividad. En el centro del campo hubo eficacia y determinación.
Mención especial merece Sissoko. El número diecinueve fue el bastión. Ya es el jugador más importante del equipo. Su capacidad de llegada unido a su trabajo de presión, tanto en repliegue como en despliegue, le han convertido en determinante.
La presencia de Bianchi volvió a ser testimonial. Se colocó en la referencia y pasó desapercibido. Su brega debe ir acompañada de goles. Esa es su misión principal dentro de la plantilla.
El Mallorca buscó, como está haciendo en los últimos partidos, superioridad y despliegue por dentro. Sus tres medios centros cuentan con jerarquía y autoridad. El triángulo que formaron fue hermético pero, a la vez, tuvo cierta creatividad. En el centro del campo hubo eficacia y determinación.
Mención especial merece Sissoko. El número diecinueve fue el bastión. Ya es el jugador más importante del equipo. Su capacidad de llegada unido a su trabajo de presión, tanto en repliegue como en despliegue, le han convertido en determinante.
Sorprendió la decisión de colocar a Corominas liderando
la línea de vanguardia. No tuvo el rango necesario y prácticamente ni intimidó
a los centrales contrarios. Morcillo y Fran Vélez no sintieron amenaza.
Jugar contra un equipo que estrena entrenador siempre es
más inconveniente que ventaja. El efecto de atención se multiplica y el
rendimiento inmediato, en muchas ocasiones, puede ser superior. El Mallorca
debía afrontar un partido casi a ciegas. Asumir los cambios tácticos
sorpresivos del rival era obligatorio. Se hizo y además se sumó una justa
victoria.
El Almería se presentó como un conjunto con muy buenos
futbolistas pero sin funcionamiento óptimo como equipo. Múltiples errores les
han llevado a una situación límite. Joan Carrillo buscó seguridad defensiva con
velocidad en fase de ataque. Fortaleció el centro del campo e intentó sembrar
amenaza con Eldin, en el eje, y le colocó la compañía del zurdo Quique más la
profundidad de Chuli. Fueron neutralizados por el sistema defensivo de los
rojos.
El Mallorca exhibió más ambición que el Almería y fue
justo vencedor. Pero costó mucho marcar y ganar. El partido se fue enquistando
hasta que llegaron los cambios. Albert Ferrer volvió a tomar decisiones
correctas. Brandon saltó al terreno de juego y aportó mucho. Primero por la
derecha, después por la izquierda, terminó siendo el revulsivo que necesitaba
el equipo. La presencia de Bianchi volvió a ser testimonial. Se colocó en la referencia y pasó desapercibido. Su brega debe ir acompañada de goles. Esa es su misión principal dentro de la plantilla.
La victoria es una excelente noticia que debe ayudar a
crecer más. El problema del gol sigue latente pero los resultados empiezan a
acompañar. Cuatro partidos consecutivos sumando abren la puerta de la
esperanza. ¿Habrá continuidad?
24 octubre 2015
18 octubre 2015
MERECIERON LA VICTORIA
La empresa estaba llena de dificultad. Ningún equipo de
Segunda División había conseguido vencer en Anduva, en Liga, y el Mallorca
necesitaba hacerlo. Despegar era una
obligación. Al final se consiguió empate gracias a una buena reacción en un
segunda parte frenética. La falta de
gol, durante los primeros cuarenta y cinco minutos, volvió a condenar y condicionar
el juego del equipo.
La estructura de juego del Mirandés es diferente a los
demás equipos de la Segunda División. Su sistema 1-3-3-3-1 está lleno de
connotaciones diferentes a aquel que desarrolló el galés John Benjamin Toshack
en la Real Sociedad y en el Real Madrid. Carlos Terrazas busca seguridad
defensiva y ayudas desde la proximidad. No sorprendió en sus decisiones. El Mallorca debía neutralizar tres aspectos del juego. La presión alta, la descarga a banda y una jugada de córner bastante repetitiva que había dado goles. Para evitar la presión había que circular rápido o buscar los cambios de orientación medios y largos. Se consiguió después de los cambios efectuados por el entrenador.
Albert Ferrer repitió intenciones. Los tres medios centros, por dentro, ya son tendencia de juego. Sissoko volvió a desplegar su fútbol tirándose hacia el perfil izquierdo. Ros hizo lo propio buscando el ala derecha y Yuste se incrustó por delante de los centrales protegiendo espaldas.
Bianchi se aisló por completo y se fundió. Un delantero, siendo única referencia de juego, debe dosificar todos sus esfuerzos defensivos. Estar con piernas frescas, en el momento adecuado, puede ser la diferencia entre marcar o errar. El delantero centro del Mallorca volvió a correr demasiado.
Es justo reconocer la buena lectura de partido de Albert Ferrer. Con dos cero en contra arriesgó con criterio y buenas decisiones. El entrenador del Mallorca retrasó a Campabadal y buscó la amplitud con Brandon y Pereira. Además las llegadas de Sissoko y Ros destrozaron a su rival. Los mallorquines se merecieron algo más que un empate por el juego desarrollado en la segunda parte.
En cualquier caso conviene recordar, sin olvidar, que el Mirandés juega por alcanzar su objetivo de permanencia mientras que los mallorquines marcaron, desde el propio club, conseguir el ascenso.
12 octubre 2015
CONFIRMAR LA MEJORÍA
La Segunda División es una categoría igualada. No hay
rival que pueda aplastar a su adversario y tratar con mimo cada decisión
táctica puede significar la diferencia entre ganar o perder.
El Mallorca tenía que afrontar un partido muy diferente
al que jugó contra el Oviedo. Nada que ver. Utilizar las buenas sensaciones
pero adaptándose a la nueva situación, con un rival antagónico, era
imprescindible. Y se consiguió durante casi todo el partido.
El equipo empezó
espeso, dubitativo y lleno de inseguridad. Pero poco a poco fue creciendo
haciéndose merecedor, durante la primera parte, de un gol que no llegó hasta el
segundo periodo.
Albert Ferrer repitió con tres medios centros por dentro.
Yuste equilibrando, Sissoko desplegando y Ros intentando filtrar y llegar. A
medida que fueron pasando los minutos se asentaron y terminaron siendo
superiores al adversario. Bianchi fue la apuesta en la referencia y se le notó muy incómodo en la referencia. No creo demasiada sensación de peligro. Para intentar doblegar al adversario por fuera se colocó a Arana sobre el perfil izquierdo. Lanzó un tiro al palo y mejoró su juego. Campabadal cayó sobre la banda derecha y mezcló bien con Company.
La Unió Esportiva Llagostera es un equipo que intenta
vivir del error del rival sin arriesgar en la iniciación de su juego. Sus
ataques fueron directos y llenos de cambios de orientación largos. Se
controlaron mejor a medida que el partido fue avanzando.
Dos jugadas de estrategia muy peligrosas debían ser
neutralizadas. Samuel de los Reyes y su cañón en el saque de banda no fue
amenaza. Pero los córners, con engaño al primer palo, sacados sobre el segundo
sí crearon peligro. De hecho el primer saque de esquina terminó dentro de la
portería defendida por Cabrero. El árbitro anuló la jugada por fuera de juego y
gol no subió al marcador.
A partir de ahora la mejoría debe ser punto de
continuidad y no meta final. Contar con todos será vital. Los veintidós equipos
de la Segunda División tendrán que asumir bajas durante la temporada. Eso entra
dentro de la planificación. Los conjuntos que tengan mejor fondo de armario lo
notarán y, muy probablemente, tendrán un mejor rendimiento final.
05 octubre 2015
UN LIGERO PASO HACIA ADELANTE
El fútbol profesional siempre es resultado y el Mallorca
llegó a este partido con la obligación de, al menos, girar sus sensaciones. Y durante bastantes
minutos de la primera parte se consiguió. Cuidar cada detalle se hacía
imprescindible. Meter presión en el lugar adecuado y hacer un partido incómodo
para el rival era obligación.
Para ello había que tomar decisiones y Albert
Ferrer retocó su pizarra. La primera opción fue fortificar el centro del campo.
Metió a tres futbolistas con misiones diferentes pero muy complementarias. Restar espacio y tiempo a Jon Erice debía ser una de la
obligaciones tácticas de los rojos.
El futbolista navarro suele armar su pierna
izquierda para nutrir de pases largos a su equipo. Éstos son descarga, en el
juego de posesión, y alternancia en la conservación del balón. Abortar la
primera solución formaba parte de la supervivencia. Y la colocación del centro
del campo del Mallorca ayudó a tener cierto control de partido.
Sissoko pudo
alargar sus carreras de despliegue mientras Yuste, con Ros, mantuvo mucho
más orden que en otros partidos. Así y todo el número seis del Oviedo fue el
autor del pase letal en el gol del empate. Eso sí, a Wellenreuther le faltó
poso en el jugada. Su precipitación, unido a la flojedad de los centrales en el
repliegue, fue una condena que ayudó al rival.
Moutinho brilló con luz propia. Desde el perfil izquierdo
sembró y recogió. Tuvo profundidad pero también mezcló bastante bien jugando
hacia dentro y encontrándose con Sissoko. Fue, sin duda, la mejor arma ofensiva
del equipo mallorquín.
Curiosamente el peligro del rival llegó sobre el doble
lateral derecho. Campabadal y Company tuvieron alguna dificultad para cerrar su
perfil y el Oviedo martilleó con alguna insistencia.
Es de justicia reconocer que el Mallorca mejoró en casi
todos los aspectos del juego. Un ligero paso hacia delante que debe tener una
mayor progresión y continuidad. Al menos se compitió y las llegadas tuvieron
cierta sensación de peligro. Digno de mención es el último cuarto de hora de partido. Aquí sí que hubo una preocupante
inferioridad que debe ser motivo de reflexión. 02 octubre 2015
27 septiembre 2015
NI JUEGAN BIEN NI GANAN
Siempre es mejor jugar contra un rival asequible que
medirse a un equipo con dinámica positiva y objetivo de ascenso. Eso sí,
después toca jugar y demostrar. El Mallorca precisaba ganar, por encima de
todo, y a ser posible convencer. No hizo, ni lo uno ni lo otro.
La Sociedad Deportiva Huesca se presentó al partido
después de un inicio de competición lleno de tumbos tácticos. Diferentes
sistemas de juego, con alternancia en el posicionamiento de los jugadores, se
han traducido en dudas generalizadas de rendimiento. Todas estas circunstancias
parecían, a priori, un buen caldo de
cultivo para que los mallorquines conquistaran victoria. Al final fue derrota y
justa.
Albert Ferrer jugó con Acuña en la referencia y tres
futbolistas por detrás. Los primeros quince minutos fueron esperanzadores. Hubo
cierta llegada y sensación de peligro. Moutinho enarboló la bandera del juego
exterior. De sus botas salieron los mejores balones con opción de remate.
Ninguno se aprovechó. Inexplicablemente fue sustituido.
En el centro del campo volvió a aparecer cierta
incapacidad para hacerse con el control del partido a través de la conservación
del balón. Sissoko, hasta que jugó, fue el mejor jugador en la medular. Puso
cierto orden y pudo organizar algo de juego. Su premio también fue la
sustitución.
Durante la segunda parte el Mallorca se puso con dos
delanteros centros y empeoró en su juego. El problema principal apareció por la
distancia entre los medios centros y los dos delanteros. Fue casi sideral.
Acumular futbolistas por delante de la línea de balón, sin orden ni concierto
táctico, trae más problemas que soluciones. Y así fue.
Además también se perdió la batalla de la superioridad
posicional, no numérica, en el centro del campo. El adversario metió, haciendo
efectiva su posición, hasta tres futbolistas. Mientras que el Mallorca
sacrificó su banda derecha dejando situaciones de mucho peligro. Machis se
encargó de hace sangre. Avisó y mató. Su posición precisó, durante muchos
minutos, ayuda y colaboración. Casi nunca llegó. Y cuando lo hizo fue tarde y a
destiempo.
El resumen fue otro partido deslavazado y con ningún
síntoma de mejoría evidente. Reconocer los errores empieza a ser
imprescindible. La afición ve los partidos y es absolutamente consciente del
mal juego y de las derrotas. 21 septiembre 2015
UN JUEGO SIN LUZ NI EFICACIA
Conocer y explotar las debilidades del adversario, en una
competición tan igualada como la Segunda División, puede ser la diferencia
entre ganar y perder. Las directrices tácticas del Nàstic estaban más que
anunciadas y la sorpresa era prácticamente imposible. Jugar contra un rival
pronosticable no es garantía de éxito pero sí puede otorgar superioridad
posicional.
Conocer, por adelantado, al adversario es una ventaja que no puede
desaprovecharse. El Mallorca se empeñó en evitar hacer daño. Jugó deslavazado y
fue ligeramente inferior a su rival. La capacidad de creación de juego fue
insuficiente para, al menos, empatar.
Los catalanes fueron con lo previsto. Sin renunciar
descaradamente a la conservación del balón, han perdido esta estadística en
todos sus enfrentamientos, apostaron a la inmediatez. Vicente Moreno volvió a
colocar a Emaná por delante de un mixto centro del campo. Sergio Tejera intentó
destilar su talento. Dejó la anarquía de Jean Luc sobre el perfil derecho y
manejó la movilidad de Rayco.
Albert Ferrer formó su equipo con dos delanteros centros
añadiendo un doble pivote de despliegue. Sissoko mezcló con Yuste para empatar
en el centro del campo. La conservación fue ficticia y casi imposible. Los
mallorquines cuando tuvieron el balón solo fue dónde al contrario le interesó.
También se perdió la superioridad numérica en el centro del campo con un Emaná
eficaz, brillante y letal.
Acuña y Bianchi volvieron a tapar sus propios desmarques
y carecieron de amenaza real. Por supuesto que pueden jugar juntos. Pero no
como lo hicieron. Estorbarse para facilitar la marca del rival es absurdo.
Además, durante demasiados minutos, jugaron demasiado alejados de portería
adversaria y sus llegadas terminaron por ser casi imposibles.
La estrategia es clave en Segunda División y el Mallorca
sigue empecinado en desaprovechar tal circunstancia. El Nàstic ha mostrado, en
sus partidos, algunas lagunas en zona de rechazo. Preparar alguna jugada a tal
efecto hubiera podido dar rentabilidad. Ni siquiera se intentó.
El Mallorca volvió a manejar el esférico con escasa luz.
Pero es justo reconocer que el empate hubiera sido el resultado más adecuado al
juego tirado ambos equipos. Queda mucho margen de mejora pero el tiempo empieza
a apremiar. ¿Podrá el entrenador del Mallorca encontrar la eficacia?
20 septiembre 2015
14 septiembre 2015
SIN NINGUNA MEJORÍA EVIDENTE
Hay instantes, durante una larga temporada, que ganar es
necesidad absoluta. El Mallorca necesitaba conquistar los tres puntos para
crecer en confianza y mejorar a través del entrenamiento táctico. El equipo
precisaba suturar algunas heridas de su juego y aumentar la paciencia de su
afición. Las sensaciones han sido tan opacas que un triunfo era casi
imprescindible. Al final solo se pudo firmar un triste empate. Y gracias.
Albert Ferrer, a la conclusión del nefasto encuentro de
Copa, abrió la posibilidad de un giró a su fútbol. La inseguridad mostrada en
la iniciación del juego y los continuos regalos al rival preveían un Mallorca
algo más pragmático. Asegurar la iniciación, sacrificando si es necesario un
poco la conversación, no es un pecado capital. Todo lo contrario.
El fútbol es
eficacia y encontrar la tecla que se ajuste al perfil propio debe ser el camino
correcto. En la sala de máquinas el perfil elegido fue de despliegue físico.
Sissoko se alió con Yuste para dominar el centro del campo. Hubo enroque y una
falta de intención preocupante.
El juego combinativo brilló por su ausencia y la capacidad de manejar el control del partido desapareció. Pereira tuvo que buscarse las habichuelas en solitario y así murió una primera parte tan plana como absurda.
Bajo palos volvió Wellenreuther y su actuación volvió a
destilar sobriedad y seguridad. Sus intervenciones fueron decisivas. El portero
alemán fue, sin lugar a dudas, el mejor futbolista de los rojos. El juego combinativo brilló por su ausencia y la capacidad de manejar el control del partido desapareció. Pereira tuvo que buscarse las habichuelas en solitario y así murió una primera parte tan plana como absurda.
El Numancia no sorprendió en su planteamiento. Arrasate protegió la espalda de su futbolista más valioso. Gaztañaga y Pedraza se fortificaron para que el talento del número diez pudiera destilar pases de calidad. Julio Álvarez manejó la estrategia y casi consiguió gol.
Los cambios no aportaron ni mejoría ni juego. Moutinho
buscó alguna diagonal de forma tímida y con poca convicción. Corominas estuvo
desaparecido durante demasiados minutos. Brandon tuvo muchas dificultades para
superar a los centrales contrarios y Acuña no encontró una buena zona de
influencia.
El gol empieza a ser un problema evidente en este equipo.
Para ascender es necesario tener un fútbol mucho más convincente y profundo.
Pasar los cincuenta goles, cifra mínima para soñar, parece ahora mismo una quimera
imposible.
11 septiembre 2015
DESBORDADOS Y SUPERADOS
El Mallorca se ha encargado de hinchar el globo del
ascenso y tendrá que llevar, con naturalidad, la carga de la presión. Nadie
externo ha marcado el objetivo. Entrenador y todos los futbolistas presentados,
junto con el Presidente, han lanzado el órdago. Toca cumplir.
En medio de la Liga siempre aparece una competición que
antaño era talismán para los rojos. La Copa. Regalar la competición no asegura
el éxito en la competición de la regularidad. De hecho, en las últimas dos
temporadas, quedar eliminado no aumentó el rendimiento. Más bien todo lo
contrario.
Aprovechar la competición del KO para mejorar y dar
continuidad, a un estilo de juego, podía ser
muy beneficioso. La primera parte
se tiró directamente a la basura. Y la segunda fue casi peor. Un equipo puede
cambiar jugadores pero su esquema debe tener cierto recorrido.
Albert Ferrer no
convocó a seis de los titulares en su último partido liguero. Bajo palos volvió
a repetir Cabrero. La pareja de centrales estuvo compuesta por David Costas y
Truyols. Manifestaron problemas con salida de balón y cedieron demasiado
espacio a Figueroa. Vulnerables, porosos y con verdaderos problemas de
juego.
En la medular se juntaron Javi Ros y Sissoko con la
intención de disponer del balón. La conservación del balón es un principio
ofensivo que puede ser ventajoso o estéril. Todo depende del uso que se haga.
Aquí el Mallorca volvió a estar oscuro y con pocas ideas. Los jugadores de
banda se cerraron para favorecer incorporación de laterales. Company y Sastre
prácticamente no lo hicieron y el juego favoreció la salida en contraataque del
rival.
Bianchi, sancionado para el partido de Liga, se incrustó
en la referencia del ataque. Recibió pocos balones y prácticamente no tuvo
opción. Durante la segunda parte su juego con Acuña fue ineficaz y, finalmente,
hasta los dos terminaron solapando su posición
Por su parte Luis García Tevenet también repartió
caramelos. La Sociedad Deportiva Huesca decidió jugar su partido. Tuvo orden y
buscó sus opciones con un once plagado de suplentes. Los dos goles de Tyronne y
Fran Mérida fueron sentencia al juego tirado por los dos equipos. 07 septiembre 2015
ENGULLIDOS POR SAN MAMÉS
El escenario era inmejorable. Ganar, con autoridad, en
San Mamés hubiera dado un espaldarazo absoluto. No fue así. Los rojos no
supieron gestionar la ventaja del gol de Bianchi. Empezar ganando siempre debe
ser una ventaja y no convertirse en inconveniente. El Mallorca reculó y perdió
la cara del partido. El Bilbao Athletic sentó cátedra de juego durante
demasiados minutos y se llevó una victoria de forma justa.
Aprovechar las carencias del rival, en esta categoría, es
obligación. El Bilbao Athletic es un equipo muy joven, con talento, pero con
los defectos propios de un equipo dependiente. Los chavales del Cuco Ziganda se
habían mostrado realmente vulnerables en estrategia defensiva. Su marcaje zonal
había sido puesto en evidencia por Girona y, sobre todo, Elche.
Aquí el
Mallorca simplemente lanzó sus posibilidades directamente a la fortuna. La
estrategia, en Segunda División, decide muchos partidos y este era un encuentro
para ello. Pero para tener opciones de estrategia hay que trabajarlas y los
mallorquines no lo hicieron. No se aprovechó el balón parado y el agujero del
rival no se vio.
La línea defensiva de los mallorquines estuvo cerrada por
Cabrero en portería que poco pudo hacer en los goles del rival. En laterales
había, a priori, un trabajo sagrado. Campabadal debía sujetar una de las
mayores producciones de fútbol ofensivo del contrario. Seguín es hábil, tiene
regate y dentro del área intenta provocar la pena máxima. Secarlo era aumentar
las posibilidades de eficacia defensiva. Ni él, ni Oriol, pudieron cerrar el
grifo de las bandas.
En el centro del campo se volvió a enquistar el juego.
Yuste con Javi Ros no pudieron jerarquizar su posición y sufrieron las
embestidas de un rival que se agrandó. El juego en la medular simplemente no
existió. Demasiadas carreras sin sentido y con poco orden colectivo.
Rolando Bianchi fue protagonista absoluto. Marcó un gol,
evitó otro y terminó siendo expulsado por una acción que perjudicó a su
equipo.
Conviene corregir errores y no ocultarlos. Durante el
encuentro sucedieron dos aspectos a valorar. El rival fue superior y el
Mallorca regaló situaciones de gol a su rival. Jugando con estos dos aspectos
se hace imposible ganar. Un equipo con aspiraciones de ascenso está obligado a
mejorar y ser mucho más compacto en todo su juego. 02 septiembre 2015
ELEGIDOS PARA LA GLORIA
El Mallorca ha tejido una plantilla con cierto grado de
compensación pero también con dosis de incógnita. Analizando detenidamente el
equipo, comparándolo con otros que tienen el mismo objetivo, es evidente que la
tarea no va a estar exenta de dificultad. El presupuesto no es tan poderoso, como antaño, pero el
resultado final puede abrir la puerta de la esperanza. ¿Es posible? ¿Podrá el
Mallorca recuperar la Primera División?
Responder, ahora mismo, es imposible. Solo la competición
nos darán la respuesta correcta. Ahora ha llegado el momento del entrenador. Albert Ferrer
debe asumir el reto por el que ha sido contratado. Con estos futbolistas tiene
que conquistar el ascenso. Sin excusas. El fútbol le dará la gloria o el
fracaso.
El entrenador ha repetido hasta la saciedad que tiene un
equipo para ascender. Toca demostrar. Y para hacerlo ya es más importante cómo
que con quién. Su misión: hacer un equipo, en todos los sentidos, con sus
veintitrés futbolistas.
Bajo palos Timon Wellenreuther ya ha enseñado
posibilidades. Rápido de desplazamiento y de fácil solución puede ser una de
las sensaciones de la competición. Su inconveniente está en su juventud. La
portería exige poso y aquí Cabrero puede ser superior.
Nueve defensas con un exceso de centrales. David Costas
puede dar salida limpia de balón pero también tendrá que hacer fortaleza en el
eje de la zaga. Aveldaño parece, de momento, el elegido para liderar. Hugo Gomes,
Kasim, Truyols y Hennenole son legión en la posición de central. El entrenador
tendrá que lidiar con una competencia que parece exagerada. Company está
obligado a forzar la máquina de Campabadal y Oriol tampoco podrá relajarse en
exceso.
En el centro del campo la llegada de Sissoko puede ser
muy positiva. El futbolista de Mali ofreció un buen rendimiento, en el
Hércules, la temporada 2013/14. Sí, el equipo descendió pero su eficacia,
dentro de su parcela, fue de despliegue. Después su trayectoria ha sido
descendente. Yuste anclando con Ros y, sin olvidar, a Damià es el resto de oferta
en el centro del campo.
En el juego exterior también puede aparecer overbooking.
Moutinho debe exigir a Arana. Pereira puede, de una vez por todas, dar el salto
de calidad que el equipo precisa. Coro, Brandon y Fofo alimentan un línea de medias puntas
con posibilidad en banda. De momento el número veintiocho ha cogido
ventaja.
En la definición es dónde más incógnita puede aparecer.
Rolando Bianchi y Acuña tendrán que marcar una cantidad importante de goles.
Así de claro y de difícil. Sin gol no habrá ascenso.
Para conseguir la Primera División tendrá que ser con
estos futbolistas. Elegir sistema, esquema, estrategia, manejar el vestuario y
hacer un verdadero equipo será una tarea apasionante para Albert Ferrer. Suerte
y a disfrutar. 31 agosto 2015
UNA VICTORIA CON OFICIO
El tiempo es un bien escaso en fútbol y para un equipo
con aspiraciones de ascenso mucho más. Después de la mala imagen, ofrecida ante
el Alcorcón, mejorar era obligación. Para tumbar el partido del costado rojo
era imprescindible conocer y aprovechar, al máximo, debilidades del rival.
La
Ponferradina suele manifestar fortaleza defensiva, en la medular, con
solvencia en ataque por banda. Un central con dudas y laterales, con un marcado
papel ofensivo, podían abrir una buena estrategia de partido para el técnico
mallorquinista. Durante la primera media hora de partido así se hizo. Después
de la auto expulsión de Acuña el partido entró en un apartado de sufrimiento en
el que se pudo conservar la victoria.
Albert Ferrer anunció cambios y cumplió con su promesa.
Wellenreuther repitió bajo palos. Su nivel fue muy bueno. De hecho sus paradas
fueron determinantes. La línea de cobertura estuvo con Kasim y Aveldaño sobre
el eje. Su misión principal, en defensa, debía ser cerrar el eje de la zaga. Se
consiguió eficacia defensiva pero con dudas en el inicio de juego de
ataque. Campabadal desde el lateral derecho, debía neutralizar a
Álvaro Antón. El número veinte, además de lanzar la estrategia, se suele vestir
de pasador. Fue sujetado y neutralizado.
En la elaboración del juego se masticaron algunas jugadas
con criterio. La Ponferradina manifestó carencias en la zona de medios. Manolo
Díaz encriptó, como suele hacer en sus partidos, su juego en la medular. Andy y
Melero se anclaron, por dentro, para favorecer el juego exterior.
Los
mallorquines no cayeron en la trampa y buscaron su espacio ganador a la espalda
de laterales. Todo esto y la movilidad de Brandon fueron veneno para un
adversario que demostró demasiadas carencias. El número veintiocho, hasta que jugó,
fue el jugador más valioso del Mallorca. Dejó detalles de su talento y es un
futbolista a tener muy en cuenta.
Por su parte la Ponferradina utilizó a Jebor como
estilete para desgastar y favorecer la posición de Yuri. El brasileño no es
rápido, ni demasiado habilidoso, pero sí intuitivo. Sus características, a
priori, parecían asequibles para los centrales rojos. Fue así. Al final del encuentro el Mallorca tuvo que sufrir para mantener un resultado que es muy beneficioso para el futuro más inmediato. Esto no ha hecho más que empezar y toca seguir.
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