23 diciembre 2015

LA PARTIDA NO HA TERMINADO





El Mallorca se encuentra en una situación delicada y que precisa sutura. Pero la mala clasificación y la falta alarmante de gol no deben esconder algunos aspectos positivos que se deben mantener y potenciar. 


Defensivamente se están haciendo las cosas de forma aceptable. Es difícil crear ocasiones de gol en Son Moix. Los adversarios tienen verdaderos problemas para llegar a la portería roja. Alargarlo en el tiempo es obligación.


Reconocer el terreno y marcar objetivos cortos, sin olvidar el compromiso final del Club con sus abonados, es un acierto mayúsculo. Utz Claassen y Miguel Ángel Nadal han lanzado un órdago imprescindible y correcto. Para empezar a correr primero hay que salir del barro. 


Ahora toca acertar en el mercado de invierno. Es imprescindible. El Mallorca no tiene gol. Su delantero centro es opaco. Su línea de medias puntas, con muchas virtudes futbolísticas, no coquetea con el tiro eficaz. Y algunos futbolistas suman muy poco. 


¿Qué pasaría si el Mallorca consigue arreglar su problema con el gol?
Olvidar errores y buscar soluciones debe ser la hoja de ruta de un equipo que aún tiene que decir su última palabra. ¿Podremos soñar?

20 diciembre 2015

HASTA LA SUERTE EMPIEZA A SER ESQUIVA


La posición incómoda en la clasificación no ofrecía posibilidad de duda. Ganar para intentar definir un futuro más nítido era un acto de responsabilidad. No pudo ser. Pepe Gálvez debía tejer un plan estratégico adecuado para tumbar a un rival temible como visitante.  
El Mallorca estaba obligado a aprovechar el punto defensivo más débil de su rival; los flancos. El Girona, sobre su juego exterior, ha enseñado en numerosas ocasiones su aval y, a la vez, sus vergüenzas. Encontrar el momento adecuado de robo de balón para, justo después y en la transición, picar a los espacios exteriores era pura necesidad táctica.

El Mallorca fue, durante muchos minutos, mejor que su adversario pero no pudo cerrar un resultado favorable. Los mallorquines fueron con Damià y Yuste en la sala de máquinas. Chocaron con hasta tres futbolistas contrarios y salvaron con éxito el envite. Pudieron asumir el control y se convirtieron en los constructores invisibles de enrocar el centro del campo. Jugaron en inferioridad numérica pero la transformaron en superioridad posicional. ¿Por qué? Contar con un futbolista más, en la zona ancha del terreno de juego,  no es garantía de eficacia y el Mallorca se encargó de demostrarlo. Dominó el juego y tuvo mucho más control.  

Pablo Machín, de forma previsible, se apoyó bajo la fortaleza de sus tres centrales. Poderosos en el juego aéreo pero con alguna duda en basculaciones extremas. Bianchi fijó y condicionó pero jamás intimidó. Su anclaje fue una condena para la línea de vanguardia del conjunto mallorquín. Brandon por detrás y las llegadas machaconas, con diagonales incluidas, de Moutinho y Pereira fueron el aval para poder tumbar el partido del costado rojillo. Desgraciadamente no fue así. 
En la segunda parte hubo cambios de sistema de juego y adaptación. El Girona pasó a 1-4-4-2 clavando a sus laterales. El Mallorca buscó músculo con Sissoko y desplazó a Brandon al costado. La decisión de fortificar la medular no fue negativa en el juego y sí en el resultado. Los mallorquines fueron superiores al contrario pero la falta de gol terminó por dictar sentencia. Además ahora se abre una nueva incógnita. ¿Qué pasará con Pepe Gálvez? 

13 diciembre 2015

DECISIONES A REMOLQUE



El Mallorca estuvo más pendiente del resultado que del juego. Las decisiones fueron a remolque del gol inicial y las circunstancias se pagaron con derrota. Las bajas eran de tronío y, a pesar de ello, hubo ambición inicial. Solo inicial y también final. La elección de los futbolistas pudo parecer convencional. Al principio no fue así.
El Mallorca apostó por un perfil de juego con más codicia táctica. En fútbol siempre hay que asumir algún riesgo y el éxito nunca está garantizado. Elevar la presión e intentarlo a través del esférico dependiendo de los futbolistas escogidos fue la opción. Los primeros quince minutos fueron una apisonadora roja. Después hubo un ritmo más lento y dividido. 
Había que decidir cómo igualar el centro del campo del contrario. Yuste tuvo la compañía de Damià y, junto con la ayuda de Ros, consiguieron enrocar la medular. El Tenerife se ancló sobre su trivote de seguridad. La baja de Aitor Sanz fue cubierta con garantía. Vitolo, Ricardo y Abel pusieron tiza en la zona de medios. Intentar franquear tanta presión parecía misión imposible. Y aquí hubo empate técnico.

No quedaba más remedio que buscar otra alternativa de ataque. El oasis debía ser la circulación y machacar con el juego exterior. Martillear a los laterales canarios parecía la mejor opción de todas. Allí Pepe Gálvez tuvo que superar bajas y colocó a Moutinho con Campabadal por delante de un Company que tuvo que bailar con la más fea. 

Bianchi volvió a encontrase incómodo y con escasa participación ofensiva. La ausencia de Brandon volvió a aislar al delantero italiano. Jugar tantos minutos con tres por dentro dejó una línea de vanguardia demasiado huérfana.
Durante la segunda parte hubo una lectura de partido más ávida por parte de Pep Lluís Martí. Mientras el Tenerife cambió su sistema tirando de valentía, con tres medias puntas y su delantero centro, el Mallorca se fortificó con músculo en la medular. Se pagó con una derrota quizás algo exagerada. El empate su hubiera ajustado más a los méritos de los dos contendientes. Al final Pepe Gálvez firmó su segunda final con una derrota dolorosa. 

07 diciembre 2015

GÁLVEZ SE MERECE MÁS CRÉDITO


Tener el absurdo margen de tres partidos es mermar la capacidad de liderazgo de un entrenador. Poner públicamente ese límite es añadir una presión tan absurda como ridícula. Así de claro. En este cambio de entrenador lo mejor, con diferencia, ha sido el aterrizaje de Pepe Gálvez.
Su naturalidad aceptando el reto ha sido el mejor aval para un equipo lleno de dudas. Pero en fútbol las palabras son pasajeras. Solo los resultados sirven para mantenerse en el cargo. Y el Mallorca jugó un buen partido y además selló victoria en el marcador. 
El entrenador mallorquín vistió a los suyos bajo un perfil de juego más valiente. Cambió de sistema con más apuesta de balón. En la  ocupación se subió un listón. En el centro del campo aparecieron Damià con Yuste. Durante los primeros cuarenta y cinco minutos hubo juego y ocasiones más reales.
El Mallorca debía neutralizar diferentes aspectos del rival. Un ataque automatizado con Cesár Díaz, escorado sobre el perfil derecho, y la dinámica de Jona, o de Cruz en la segunda parte, podían sembrar la bandera de la amenaza. Solo lo hicieron tímidamente en alguna ocasión. Los mallorquines alcanzaron eficacia defensiva gracias al trabajo colectivo. 

El Albacete es un equipo con alguna peculiaridad casi única en esta Segunda División. Defender la estrategia, por convicción táctica, de forma tan profunda es digno de análisis. Su colocación es exageradamente atrás; muy atrás. El Mallorca lo aprovechó y generó más peligro que en partidos anteriores aunque no conquistó el gol a balón parado. Salvo desde los once metros.
Bianchi se aisló bastante menos. Tuvo la compañía de un Brandon que se centró y alimentó al delantero centro. Por banda Moutinho y Pereira fueron la elección. El italiano sigue ofreciendo trabajo a destajo pero la pólvora parece mojada. Consiguió transformar el penalti y sería deseable que esto le hiciera mejorar su dosis de confianza. 

En un solo partido se ha visto un Mallorca mejor y con más posibilidades de ataque. En cualquier caso no conviene lanzar las campanas al vuelo. En fútbol la prudencia suele ser un buen aliado. Esta carrera es larga y la dificultad es alta. ¿Podrá Pepe Gálvez salvar los tres partidos de margen que le han propuesto?  

02 diciembre 2015

LA FORTALEZA DEL ENTRENADOR



Los resultados en fútbol son sentencia. Siempre y sin excepción. La gestión depende del balón y para tener éxito es preferible hacer las cosas bien. El Mallorca, desde el inicio de la pretemporada, ha cometido muchos errores. Algunos tan groseros que serán imposibles de olvidar.
Demasiados jugadores no suman y forman parte de un equipo que marcó con demasiada ligereza el objetivo del ascenso. Para conquistar la Primera División es necesario tener un plan correcto y además se tiene que ejecutar eficazmente.
Al final la cabeza de turco, como siempre, volvió a ser el inquilino del banquillo. Albert Ferrer también ha cometido fallos por doquier. Su absoluta inmovilidad a la hora de reformular objetivos más cortos, así como una falta de reconocimiento de errores sobre el juego, han ayudado en su condena Su complicidad, absoluta con todas las decisiones de la propiedad, le han llevado a un callejón sin salida y, sin ser el único culpable, ha pagado con su cargo. Nada nuevo. 

Ahora llega un nuevo líder; Pepe Gálvez. El club afirma que lo hace de forma interina y quizás ésta no sea la forma más adecuada de comenzar. En fútbol hay ejemplos para todo pero empezar entrenando un equipo como si fuera una prueba no parece lo más adecuado. 

Gálvez tiene el conocimiento apropiado y se merece la confianza adecuada. Tendrá que tomar decisiones con respecto al juego y mejor si el vestuario, desde el primer momento,  lo ve con la fortaleza que el cargo se merece. 

Ante él se abren muchos interrogantes que tendrá que solucionar. ¿Qué cambiará? ¿Cómo jugará? ¿Qué ocupación del campo elegirá? ¿Habrá eficacia en estrategia ofensiva? ¿Asumirá el rol de interinidad? ¿Cambiará el objetivo?

El Mallorca precisa urgentemente fortaleza y estabilidad en el banquillo. El juego y los resultados no se mantienen por arte de magia. Incrementar la nómina de futbolistas que pueden aumentar las posibilidades tácticas del conjunto parece una obligación. Deshacer el entuerto que se formó en verano ya es una necesidad de supervivencia. 

Pepe Gálvez tiene por delante un reto apasionante. Se merece crédito, tiempo y confianza. ¿Lo tendrá todo?  Veremos.

29 noviembre 2015

ATAQUE PLANO RCD MALLORCA


NI JUEGO, NI PROFUNDIDAD, NI GOL


Para ganar en Mendizorroza, además de plantear amenaza desde el punto de vista táctico, había que bajar al barro y luchar por cada duelo individual. No había otra opción. Se cumplió en intensidad pero no hubo inteligencia posicional. 
El Mallorca debía asumir un terreno minado difícil de superar. La medular. El adversario regaló el esférico pero jamás el partido. Invitó a ir hacia el centro del campo y, una vez allí, restó espacio y tiempo. 

Albert Ferrer decidió no hacer cambios dentro de la estructura de juego. Volvió a poblar la zona ancha del terreno de juego y metió otro triángulo. Yuste, Sisoko y Damià trabajaron desde la medular con muchos problemas de profundidad.
Si jugar con más delanteros no garantiza el gol hacerlo con más centrocampistas tampoco asegura el control del partido. Dicho y hecho. El adversario interpretó mejor la superioridad posicional y, además, consiguió hacerla efectiva. Con muy poco consiguieron alzarse con la victoria. 
El Alavés fue, tal y como se esperaba, un equipo intenso, rápido y directo. Pepe Bordalás ha impregnado las paredes de su equipo con el típico aroma canchero pero, a la vez, serio en su trabajo defensivo. Su presión en el centro del campo volvió a estar llena de intensidad. Nada nuevo y todo esperado. Manu García mandó las operaciones desde la medular. Desde allí ejerció equilibrio. Además contó con el trabajo abnegado de sus tres medias puntas. 

La baja de Toquero condicionó mucho el ataque vasco. Barreiro se colocó como referencia e intentó intimidar a los centrales rojos. No lo consiguió. El Alavés prácticamente no llegó y, con muy poco, venció tres puntos demasiado sencillos.
Las sustituciones del entrenador cambiaron algo el aire del partido. Solo James decidió ir al espacio y amenazar tímidamente la portería defendida por Pacheco. Demasiada poca munición para un equipo que tiene objetivo de ascenso.

El Mallorca jamás dio sensación de absoluta superioridad y solo tuvo alguna tímida ocasión al igual que su adversario. No reconocer que hay un problema de juego ya es ridículo. Contar solo las ocasiones propias, olvidando las del contrario, es hacer un análisis falso de la realidad. Ahora habrá que ver lo que sucede en esta semana previa a la cita ante el Albacete.

22 noviembre 2015

EL ESTANCAMIENTO ES UNA REALIDAD



Ganar, sin ningún tipo de excusa, era prioridad. Y no se consiguió. El Mallorca tenía una prueba de fuego relativa. Su rival como visitante no presentaba, a priori, una gran intimidación.
El Lugo tiene capacidad para generar fútbol de posesión pero, como muchos equipos de Segunda División, cuenta con verdaderos problemas para finalizar. Cuatro de sus cinco victorias fueron por un exiguo uno a cero. Y alguna, como la de Girona, tirando de cierta fortuna. 
La estrategia de juego se antojaba esencial y determinante. Para este partido había que salvar la mejor línea del adversario. El centro del campo. Y aquí se abrían dos posibilidades de juego. Disputar la conservación del balón o saltarse la medular para así tener el control del partido. Los mallorquines optaron luchar por el esférico y, al menos, esta circunstancia del juego también la empataron. 
Albert Ferrer, durante la primera parte, volvió a jugar con tres futbolistas por dentro dejando en liza de ataque a Corominas con la ayuda de Pereira y Moutinho. Las ocasiones brillaron por su ausencia. Los dos equipos mostraron todas sus debilidades ofensivas. 
Con Jonathan Pereira escorado sobre su perfil izquierdo el peligro ofensivo estaba más que anunciado. Campabadal fue el escogido para neutralizar al número veintitrés. Fue eficaz y lo sujetó con acierto. Después dio cuenta, con mucha diligencia, de Joselu.

Luis Milla dio galones de juego a Carlos Pita y Fernando Seoane. Estos dos medios centros, acompañados de Sergio Marcos, se juntaron para manejar posesiones de balón. A ratos lo consiguieron pero no fueron eficaces por culpa de su línea de vanguardia. 
Ya en la segunda parte hubo reacción motivada por los cambios del entrenador. Bianchi se situó en la referencia y James fue revulsivo por el ala izquierda. Llegaron los mejores minutos rojos que no bastaron para sumar los tres puntos.
Salvar y mejorar el problema del gol ya es prioritario. El Mallorca genera poco fútbol ofensivo. Sus llegadas además de ser previsibles inquietan poco a los centrales contrarios y la referencia de Bianchi empieza a tener un color más que preocupante. La necesidad de cambiar la dinámica es una necesidad absoluta. 

16 noviembre 2015

CON MIEDO A ARRIESGAR




Visitar El Sadar nunca es sencillo. Para ningún equipo. Osasuna inició el campeonato como un torpedo pero sus tres derrotas en los cinco últimos partidos abrieron cierta incertidumbre que podía ser aprovechada. No fue así. Más bien todo lo contrario. 
Cuando una escuadra incide en malos resultados el estado anímico se resiente y siempre es mejor jugar contra un equipo con dudas que pletórico de moral. El Mallorca debía plantear un partido largo y de desgaste para así hacer titubear a su adversario. Los mallorquines saltaron al terreno de juego dormidos. Demasiado flojos.
Durante los primeros quince minutos fueron chafados por un rival que se creció hasta el infinito. A partir de aquí se jugó a remolque para ir creciendo poco a poco pero de forma insuficiente. El juego directo, la presión alta y la estrategia eran, a priori, las señas de identidad a sujetar de forma obligada. Solo se consiguió a ciertos tramos del encuentro. 

Albert Ferrer volvió a confiar en su triángulo formado por Yuste, Ros y Sissoko. Había peligro de colapso en el centro del campo. Seis, o más futbolistas, de ambas escuadras acecharon con una lucha encarnizada por sujetar y, a la vez, controlar la medular. Y así pasó.
La zona ancha del terreno de juego se convirtió en terreno minado. Osasuna salvó mejor la densidad de futbolistas e interpretó un fútbol mucho más práctico. El Mallorca ganó la batalla de una posesión ineficaz y nada peligrosa. Por su parte Enrique Martín volvió a meter una línea de cinco atrás exigiendo a sus laterales de largo recorrido. Oier y Martins fueron los encargados de trabajar a destajo por fuera. 
El gol sigue siendo una asignatura pendiente que no se está corrigiendo. Los cambios del entrenador tuvieron un punto frustrante. Coro debió acompañar a Bianchi en liza de ataque y Sissoko, si no tuvo lesión, jamás debió abandonar el terreno de juego. 
El Mallorca tiene un problema de juego. El equilibrio entre juego ofensivo y defensivo es, ahora mismo, un boquete demasiado grande. El precio que se está pagando no es asumible. El desarrollo de cualquier ataque es plano y la acción sorpresiva prácticamente nula.  Las llegadas carecen de un plan adecuado.

09 noviembre 2015

ENCONTRAR EL GOL

FOTO: MATÍAS XIM 

El Mallorca ha conseguido blindar la portería del Mallorca. Sí, es un hecho. La eficacia defensiva es brillante. Pero el precio que se está pagando es demasiado caro. Ahora mismo el gol es quimeraLos números son paupérrimos y las ocasiones insuficientes. Albert Ferrer ya ha reconocido su preocupación por la falta de puntería. Así es imposible conquistar la Primera División.
Culpar únicamente a Bianchi es injusto. El gol debe aparecer a través del juego y ahora mismo el delantero centro tiene una obligación de despliegue excesiva. Su aislamiento es táctico y encontrar algo más de equilibrio parece obligado.

Ahora mismo los mallorquines están jugando con muchas precauciones y se eso se nota en ataque. El entrenador del Mallorca ha tejido una buena tela de araña en el centro del campo. Todos los futbolistas tienen y asumen misiones de desgaste defensivo. 

Yuste se coloca por delante de los centrales mientras que por delante Sissoko y Ros intentan llegar. Los futbolistas de banda también trabajan a destajo en el juego exterior. Sí, es muy difícil que el contrario gane alguna superioridad numérica por los carriles. Pero también es complicado generar fútbol de ataque.
La alternativa puede encontrarse con diferentes soluciones:

- Más capacidad de desborde en banda. Brandon, si puede superar su lesión, y Moutinho, con sus desplazamientos laterales, pueden ayudar. 

- Una dinámica de laterales mucho más profunda. Los desdoblamientos ofensivos generan duda en el adversario  

- Las llegadas de segunda línea ya se están produciendo. Sissoko y Ros deben mantener su capacidad de despliegue.  


- Crecer con más pase interior y sincronizarlo con ruptura del ariete es una necesidad. Bianchi debe pensar más en ir al espacio. Un pasador tiene que alimentar, sus desmarques, con balones. 

- Colocar un futbolista más cerca del delantero, sin necesidad de romper el triángulo del centro del campo, es tácticamente posible y, además, parece casi imprescindible. 

Éstas y otras soluciones de trabajo son necesarias. El gol es una tarea colectiva. El delantero centro cuando juega en fase ofensiva, y más en un equipo como el Mallorca, debe ser el gatillo final.  





08 noviembre 2015

EMPATE CON MUCHA FORTUNA




Éste, de todos los partidos jugados por el Mallorca hasta la fecha, era el de más jerarquía. Un rival poderoso, con estado anímico superior y con futbolistas determinantes. Aprovechar la oportunidad, para derrotar a un contrario que todavía no había caído como visitante, era necesidad. No pudo ser. De hecho fue totalmente imposible. Durante los primeros cuarenta y cinco minutos solo hubo sufrimiento y buen fútbol del rival. Después se igualó algo más. 
Albert Ferrer recuperó el triángulo en la medular. Yuste estuvo por delante de los centrales. Sissoko tuvo que emplearse a fondo y Javi Ros sufrió desde el centro del campo. La batalla de la zona ancha del terreno de juego fue para el contrario. La primera parte fue un monólogo. Lección de fútbol del Zaragoza que manejó con mucho criterio todos los aspectos del juego. Solo la fortuna evitó el gol. 
Bianchi siguió trabajando de forma abnegada y colaboracionista. Volvió a correr en exceso, juntándose con los medios, dejando desasistida la punta del ataque. Sus desgaste es más inconveniente que virtud. Jugar con un único delantero obliga y su dinámica volvió a ser demasiado larga. No volvió a marcar. 

Ranko Popovic no ha tenido una travesía sencilla. Ha ido superando las múltiples lesiones, algunas de muy larga duración, con decisiones acertadas. En Son Moix volvió a vestir a su equipo con 1-4-1-4-1. Vallejo, quizás el mejor central de la categoría, asumió galones en el eje de la zaga. Erik Morán sumó equilibrio para que Diamanka pudiera ejercer sus típicas funciones de despliegue. En línea de amenaza apareció Hinestroza por la izquierda y la lucha de Ortuño en referencia. La medular nunca fue roja y control del partido se decantó demasiado. 
La segunda parte estuvo algo más igualada aunque jamás hubo posibilidad de victoria mallorquina. El Zaragoza fue más conformista y eso se notó hacia el último tramo de partido. Los cambios tampoco consiguieron girar la tendencia del encuentro. Brandon destiló algo de talento y enseñó alguna amenaza sobre Vallejo y Cabrera. En cualquier caso todo fue insuficiente para alcanzar la victoria. 

02 noviembre 2015

CONFORMISMO CON UN EMPATE INSUFICIENTE


El Mallorca necesitaba dar un paso lleno de autoridad y convicción. Derribar el muro de Butarque  era necesario y no se antojaba nada sencillo. Hasta catorce partidos consecutivos sin conocer la derrota anunciaban un partido con veneno y dificultad. Al final se consiguió un empate insuficiente con un juego más dubitativo que bueno. 
Las bajas forman parte de la competición y tener alternativas de garantía, en posiciones específicas, es imprescindible para cumplir objetivos. Y parece que el Mallorca cuenta con demasiado lastre poco funcional. 

Albert Ferrer decidió sustituir a Yuste, colocado a Javi Ros con Sissoko en el doble pivote, con Corominas en la posición de media punta. El juego en el centro del campo fue de más a menos. Sorprendió la decisión de colocar a Campabadal sobre el flanco izquierdo. No funcionó. Estuvo fuera de lugar y con muchos problemas en ataque. 
Bianchi volvió a liderar la referencia del ataque mallorquín y, otra vez, no marcó. Su juego está lleno de lagunas que empiezan a tener un color preocupante. 

El Leganés ha coqueteado, durante esta misma temporada, con diferentes sistemas y distintas líneas de presión. Asier Garitano, para medir fuerzas contra los mallorquines, dibujó un 1-4-2-3-1 dejando en liza de vanguardia a Borja Lázaro. El número catorce es un delantero más posicional que dinámico que, utilizando su envergadura, trabaja con los pases del portero Serantes.
Cerrar la prolongación del ariete, con coberturas, de una jugada sencilla y típica que ha sobrevivido al paso de los años se antojaba como vital. Fue así. Aveldaño y Costas blindaron el eje y se protegieron mutuamente. La conexión no apareció y la línea defensiva roja fue la mejor de todo el equipo. 
Precioso estuvo el marcaje de Company sobre Szymanowski. Hubo batalla por ganar el duelo individual y el mallorquín tuvo que emplearse a fondo para salir victorioso. 
Los cambios de ambos entrenadores fueron diferentes. Garitano arriesgó más y Albert Ferrer tuvo que lidiar con la baja inesperada de Arana. Al final solo la fortuna salvó al Mallorca de la derrota. El adversario se subió a las barbas y los rojos terminaron suplicando un empate que es totalmente insuficiente. 

26 octubre 2015

UN TRIÁNGULO MÁGICO

FOTO: ANA SERRANO

El Mallorca buscó, como está haciendo en los últimos partidos, superioridad y despliegue por dentro. Sus tres medios centros cuentan con jerarquía y autoridad. El triángulo que formaron fue hermético pero, a la vez, tuvo cierta creatividad. En el centro del campo hubo eficacia y determinación.

Mención especial merece Sissoko. El número diecinueve fue el bastión. Ya es el jugador más importante del equipo. Su capacidad de llegada unido a su trabajo de presión, tanto en repliegue como en despliegue, le han convertido en determinante. 

Sorprendió la decisión de colocar a Corominas liderando la línea de vanguardia. No tuvo el rango necesario y prácticamente ni intimidó a los centrales contrarios. Morcillo y Fran Vélez no sintieron amenaza. 
Jugar contra un equipo que estrena entrenador siempre es más inconveniente que ventaja. El efecto de atención se multiplica y el rendimiento inmediato, en muchas ocasiones, puede ser superior. El Mallorca debía afrontar un partido casi a ciegas. Asumir los cambios tácticos sorpresivos del rival era obligatorio. Se hizo y además se sumó una justa victoria. 

El Almería se presentó como un conjunto con muy buenos futbolistas pero sin funcionamiento óptimo como equipo. Múltiples errores les han llevado a una situación límite. Joan Carrillo buscó seguridad defensiva con velocidad en fase de ataque. Fortaleció el centro del campo e intentó sembrar amenaza con Eldin, en el eje, y le colocó la compañía del zurdo Quique más la profundidad de Chuli. Fueron neutralizados por el sistema defensivo de los rojos. 
El Mallorca exhibió más ambición que el Almería y fue justo vencedor. Pero costó mucho marcar y ganar. El partido se fue enquistando hasta que llegaron los cambios. Albert Ferrer volvió a tomar decisiones correctas. Brandon saltó al terreno de juego y aportó mucho. Primero por la derecha, después por la izquierda, terminó siendo el revulsivo que necesitaba el equipo.

La presencia de Bianchi volvió a ser testimonial. Se colocó en la referencia y pasó desapercibido. Su brega debe ir acompañada de goles. Esa es su misión principal dentro de la plantilla.

La victoria es una excelente noticia que debe ayudar a crecer más. El problema del gol sigue latente pero los resultados empiezan a acompañar. Cuatro partidos consecutivos sumando abren la puerta de la esperanza. ¿Habrá continuidad? 

18 octubre 2015

MERECIERON LA VICTORIA



La empresa estaba llena de dificultad. Ningún equipo de Segunda División había conseguido vencer en Anduva, en Liga, y el Mallorca necesitaba hacerlo. Despegar era  una obligación. Al final se consiguió empate gracias a una buena reacción en un segunda parte frenética. La falta de gol, durante los primeros cuarenta y cinco minutos, volvió a condenar y condicionar el juego del equipo.
La estructura de juego del Mirandés es diferente a los demás equipos de la Segunda División. Su sistema 1-3-3-3-1 está lleno de connotaciones diferentes a aquel que desarrolló el galés John Benjamin Toshack en la Real Sociedad y en el Real Madrid. Carlos Terrazas busca seguridad defensiva y ayudas desde la proximidad. No sorprendió en sus decisiones. 

El Mallorca debía neutralizar tres aspectos del juego. La presión alta, la descarga a banda y una jugada de córner bastante repetitiva que había dado goles. Para evitar la presión había que circular rápido o buscar los cambios de orientación medios y largos. Se consiguió después de los cambios efectuados por el entrenador. 

Albert Ferrer repitió intenciones. Los tres medios centros, por dentro, ya son tendencia de juego. Sissoko volvió a desplegar su fútbol tirándose hacia el perfil izquierdo. Ros hizo lo propio buscando el ala derecha y Yuste se incrustó por delante de los centrales protegiendo espaldas.

Bianchi se aisló por completo y se fundió. Un delantero, siendo única referencia de juego, debe dosificar todos sus esfuerzos defensivos. Estar con piernas frescas, en el momento adecuado, puede ser la diferencia entre marcar o errar. El delantero centro del Mallorca volvió a correr demasiado. 

Es justo reconocer la buena lectura de partido de Albert Ferrer. Con dos cero en contra arriesgó con criterio y buenas decisiones. El entrenador del Mallorca retrasó a Campabadal y buscó la amplitud con Brandon y Pereira. Además las llegadas de Sissoko y Ros destrozaron a su rival. Los mallorquines se merecieron algo más que un empate por el juego desarrollado en la segunda parte. 

En cualquier caso conviene recordar, sin olvidar, que el Mirandés juega por alcanzar su objetivo de permanencia mientras que los mallorquines marcaron, desde el propio club, conseguir el ascenso. 

12 octubre 2015

CONFIRMAR LA MEJORÍA



La Segunda División es una categoría igualada. No hay rival que pueda aplastar a su adversario y tratar con mimo cada decisión táctica puede significar la diferencia entre ganar o perder.
El Mallorca tenía que afrontar un partido muy diferente al que jugó contra el Oviedo. Nada que ver. Utilizar las buenas sensaciones pero adaptándose a la nueva situación, con un rival antagónico, era imprescindible. Y se consiguió durante casi todo el partido.
El equipo empezó espeso, dubitativo y lleno de inseguridad. Pero poco a poco fue creciendo haciéndose merecedor, durante la primera parte, de un gol que no llegó hasta el segundo periodo. 
Albert Ferrer repitió con tres medios centros por dentro. Yuste equilibrando, Sissoko desplegando y Ros intentando filtrar y llegar. A medida que fueron pasando los minutos se asentaron y terminaron siendo superiores al adversario.

Bianchi fue la apuesta en la referencia y se le notó muy incómodo en la referencia. No creo demasiada sensación de peligro. Para intentar doblegar al adversario por fuera se colocó a Arana sobre el perfil izquierdo. Lanzó un tiro al palo y mejoró su juego. Campabadal cayó sobre la banda derecha y mezcló bien con Company. 

La Unió Esportiva Llagostera es un equipo que intenta vivir del error del rival sin arriesgar en la iniciación de su juego. Sus ataques fueron directos y llenos de cambios de orientación largos. Se controlaron mejor a medida que el partido fue avanzando. 
Dos jugadas de estrategia muy peligrosas debían ser neutralizadas. Samuel de los Reyes y su cañón en el saque de banda no fue amenaza. Pero los córners, con engaño al primer palo, sacados sobre el segundo sí crearon peligro. De hecho el primer saque de esquina terminó dentro de la portería defendida por Cabrero. El árbitro anuló la jugada por fuera de juego y gol no subió al marcador. 

A partir de ahora la mejoría debe ser punto de continuidad y no meta final. Contar con todos será vital. Los veintidós equipos de la Segunda División tendrán que asumir bajas durante la temporada. Eso entra dentro de la planificación. Los conjuntos que tengan mejor fondo de armario lo notarán y, muy probablemente, tendrán un mejor rendimiento final. 

05 octubre 2015

UN LIGERO PASO HACIA ADELANTE


El fútbol profesional siempre es resultado y el Mallorca llegó a este partido con la obligación de, al menos,  girar sus sensaciones. Y durante bastantes minutos de la primera parte se consiguió. Cuidar cada detalle se hacía imprescindible. Meter presión en el lugar adecuado y hacer un partido incómodo para el rival era obligación.
Para ello había que tomar decisiones y Albert Ferrer retocó su pizarra. La primera opción fue fortificar el centro del campo. Metió a tres futbolistas con misiones diferentes pero muy complementarias. Restar espacio y tiempo a Jon Erice debía ser una de la obligaciones tácticas de los rojos.
El futbolista navarro suele armar su pierna izquierda para nutrir de pases largos a su equipo. Éstos son descarga, en el juego de posesión, y alternancia en la conservación del balón. Abortar la primera solución formaba parte de la supervivencia. Y la colocación del centro del campo del Mallorca ayudó a tener cierto control de partido.
Sissoko pudo alargar sus carreras de despliegue mientras Yuste, con Ros, mantuvo mucho más orden que en otros partidos. Así y todo el número seis del Oviedo fue el autor del pase letal en el gol del empate. Eso sí, a Wellenreuther le faltó poso en el jugada. Su precipitación, unido a la flojedad de los centrales en el repliegue, fue una condena que ayudó al rival. 
Moutinho brilló con luz propia. Desde el perfil izquierdo sembró y recogió. Tuvo profundidad pero también mezcló bastante bien jugando hacia dentro y encontrándose con Sissoko. Fue, sin duda, la mejor arma ofensiva del equipo mallorquín.

Curiosamente el peligro del rival llegó sobre el doble lateral derecho. Campabadal y Company tuvieron alguna dificultad para cerrar su perfil y el Oviedo martilleó con alguna insistencia. 
Es de justicia reconocer que el Mallorca mejoró en casi todos los aspectos del juego. Un ligero paso hacia delante que debe tener una mayor progresión y continuidad. Al menos se compitió y las llegadas tuvieron cierta sensación de peligro. Digno de mención es el último cuarto de hora de partido. Aquí sí que hubo una preocupante inferioridad que debe ser motivo de reflexión.    

27 septiembre 2015

NI JUEGAN BIEN NI GANAN


Siempre es mejor jugar contra un rival asequible que medirse a un equipo con dinámica positiva y objetivo de ascenso. Eso sí, después toca jugar y demostrar. El Mallorca precisaba ganar, por encima de todo, y a ser posible convencer. No hizo, ni lo uno ni lo otro.
La Sociedad Deportiva Huesca se presentó al partido después de un inicio de competición lleno de tumbos tácticos. Diferentes sistemas de juego, con alternancia en el posicionamiento de los jugadores, se han traducido en dudas generalizadas de rendimiento. Todas estas circunstancias parecían, a priori,  un buen caldo de cultivo para que los mallorquines conquistaran victoria. Al final fue derrota y justa. 
Albert Ferrer jugó con Acuña en la referencia y tres futbolistas por detrás. Los primeros quince minutos fueron esperanzadores. Hubo cierta llegada y sensación de peligro. Moutinho enarboló la bandera del juego exterior. De sus botas salieron los mejores balones con opción de remate. Ninguno se aprovechó. Inexplicablemente fue sustituido. 

En el centro del campo volvió a aparecer cierta incapacidad para hacerse con el control del partido a través de la conservación del balón. Sissoko, hasta que jugó, fue el mejor jugador en la medular. Puso cierto orden y pudo organizar algo de juego. Su premio también fue la sustitución. 
Durante la segunda parte el Mallorca se puso con dos delanteros centros y empeoró en su juego. El problema principal apareció por la distancia entre los medios centros y los dos delanteros. Fue casi sideral. Acumular futbolistas por delante de la línea de balón, sin orden ni concierto táctico, trae más problemas que soluciones. Y así fue. 

Además también se perdió la batalla de la superioridad posicional, no numérica, en el centro del campo. El adversario metió, haciendo efectiva su posición, hasta tres futbolistas. Mientras que el Mallorca sacrificó su banda derecha dejando situaciones de mucho peligro. Machis se encargó de hace sangre. Avisó y mató. Su posición precisó, durante muchos minutos, ayuda y colaboración. Casi nunca llegó. Y cuando lo hizo fue tarde y a destiempo. 
El resumen fue otro partido deslavazado y con ningún síntoma de mejoría evidente. Reconocer los errores empieza a ser imprescindible. La afición ve los partidos y es absolutamente consciente del mal juego y de las derrotas. 

21 septiembre 2015

UN JUEGO SIN LUZ NI EFICACIA



Conocer y explotar las debilidades del adversario, en una competición tan igualada como la Segunda División, puede ser la diferencia entre ganar y perder. Las directrices tácticas del Nàstic estaban más que anunciadas y la sorpresa era prácticamente imposible. Jugar contra un rival pronosticable no es garantía de éxito pero sí puede otorgar superioridad posicional.
Conocer, por adelantado, al adversario es una ventaja que no puede desaprovecharse. El Mallorca se empeñó en evitar hacer daño. Jugó deslavazado y fue ligeramente inferior a su rival. La capacidad de creación de juego fue insuficiente para, al menos, empatar. 
Los catalanes fueron con lo previsto. Sin renunciar descaradamente a la conservación del balón, han perdido esta estadística en todos sus enfrentamientos, apostaron a la inmediatez. Vicente Moreno volvió a colocar a Emaná por delante de un mixto centro del campo. Sergio Tejera intentó destilar su talento. Dejó la anarquía de Jean Luc sobre el perfil derecho y manejó la movilidad de Rayco. 

Albert Ferrer formó su equipo con dos delanteros centros añadiendo un doble pivote de despliegue. Sissoko mezcló con Yuste para empatar en el centro del campo. La conservación fue ficticia y casi imposible. Los mallorquines cuando tuvieron el balón solo fue dónde al contrario le interesó. También se perdió la superioridad numérica en el centro del campo con un Emaná eficaz, brillante y letal. 
Acuña y Bianchi volvieron a tapar sus propios desmarques y carecieron de amenaza real. Por supuesto que pueden jugar juntos. Pero no como lo hicieron. Estorbarse para facilitar la marca del rival es absurdo. Además, durante demasiados minutos, jugaron demasiado alejados de portería adversaria y sus llegadas terminaron por ser casi imposibles. 

La estrategia es clave en Segunda División y el Mallorca sigue empecinado en desaprovechar tal circunstancia. El Nàstic ha mostrado, en sus partidos, algunas lagunas en zona de rechazo. Preparar alguna jugada a tal efecto hubiera podido dar rentabilidad. Ni siquiera se intentó. 
El Mallorca volvió a manejar el esférico con escasa luz. Pero es justo reconocer que el empate hubiera sido el resultado más adecuado al juego tirado ambos equipos. Queda mucho margen de mejora pero el tiempo empieza a apremiar. ¿Podrá el entrenador del Mallorca encontrar la eficacia? 

14 septiembre 2015

SIN NINGUNA MEJORÍA EVIDENTE


Hay instantes, durante una larga temporada, que ganar es necesidad absoluta. El Mallorca necesitaba conquistar los tres puntos para crecer en confianza y mejorar a través del entrenamiento táctico. El equipo precisaba suturar algunas heridas de su juego y aumentar la paciencia de su afición. Las sensaciones han sido tan opacas que un triunfo era casi imprescindible. Al final solo se pudo firmar un triste empate. Y gracias. 
Albert Ferrer, a la conclusión del nefasto encuentro de Copa, abrió la posibilidad de un giró a su fútbol. La inseguridad mostrada en la iniciación del juego y los continuos regalos al rival preveían un Mallorca algo más pragmático. Asegurar la iniciación, sacrificando si es necesario un poco la conversación, no es un pecado capital. Todo lo contrario.

El fútbol es eficacia y encontrar la tecla que se ajuste al perfil propio debe ser el camino correcto. En la sala de máquinas el perfil elegido fue de despliegue físico. Sissoko se alió con Yuste para dominar el centro del campo. Hubo enroque y una falta de intención preocupante.

El juego combinativo brilló por su ausencia y la capacidad de manejar el control del partido desapareció. Pereira tuvo que buscarse las habichuelas en solitario y así murió una primera parte tan plana como absurda. 
Bajo palos volvió Wellenreuther y su actuación volvió a destilar sobriedad y seguridad. Sus intervenciones fueron decisivas. El portero alemán fue, sin lugar a dudas, el mejor futbolista de los rojos. 

El Numancia no sorprendió en su planteamiento. Arrasate protegió la espalda de su futbolista más valioso. Gaztañaga y Pedraza se fortificaron para que el talento del número diez pudiera destilar pases de calidad. Julio Álvarez manejó la estrategia y casi consiguió gol. 

Los cambios no aportaron ni mejoría ni juego. Moutinho buscó alguna diagonal de forma tímida y con poca convicción. Corominas estuvo desaparecido durante demasiados minutos. Brandon tuvo muchas dificultades para superar a los centrales contrarios y Acuña no encontró una buena zona de influencia. 
El gol empieza a ser un problema evidente en este equipo. Para ascender es necesario tener un fútbol mucho más convincente y profundo. Pasar los cincuenta goles, cifra mínima para soñar, parece ahora mismo una quimera imposible. 

11 septiembre 2015

DESBORDADOS Y SUPERADOS



El Mallorca se ha encargado de hinchar el globo del ascenso y tendrá que llevar, con naturalidad, la carga de la presión. Nadie externo ha marcado el objetivo. Entrenador y todos los futbolistas presentados, junto con el Presidente, han lanzado el órdago. Toca cumplir.
En medio de la Liga siempre aparece una competición que antaño era talismán para los rojos. La Copa. Regalar la competición no asegura el éxito en la competición de la regularidad. De hecho, en las últimas dos temporadas, quedar eliminado no aumentó el rendimiento. Más bien todo lo contrario. 

Aprovechar la competición del KO para mejorar y dar continuidad, a un estilo de juego, podía ser  muy beneficioso.  La primera parte se tiró directamente a la basura. Y la segunda fue casi peor. Un equipo puede cambiar jugadores pero su esquema debe tener cierto recorrido.
Albert Ferrer no convocó a seis de los titulares en su último partido liguero. Bajo palos volvió a repetir Cabrero. La pareja de centrales estuvo compuesta por David Costas y Truyols. Manifestaron problemas con salida de balón y cedieron demasiado espacio a Figueroa. Vulnerables, porosos y con verdaderos problemas de juego. 
En la medular se juntaron Javi Ros y Sissoko con la intención de disponer del balón. La conservación del balón es un principio ofensivo que puede ser ventajoso o estéril. Todo depende del uso que se haga. Aquí el Mallorca volvió a estar oscuro y con pocas ideas. Los jugadores de banda se cerraron para favorecer incorporación de laterales. Company y Sastre prácticamente no lo hicieron y el juego favoreció la salida en contraataque del rival. 

Bianchi, sancionado para el partido de Liga, se incrustó en la referencia del ataque. Recibió pocos balones y prácticamente no tuvo opción. Durante la segunda parte su juego con Acuña fue ineficaz y, finalmente, hasta los dos terminaron solapando su posición 
Por su parte Luis García Tevenet también repartió caramelos. La Sociedad Deportiva Huesca decidió jugar su partido. Tuvo orden y buscó sus opciones con un once plagado de suplentes. Los dos goles de Tyronne y Fran Mérida fueron sentencia al juego tirado por los dos equipos.  

07 septiembre 2015

ENGULLIDOS POR SAN MAMÉS



El escenario era inmejorable. Ganar, con autoridad, en San Mamés hubiera dado un espaldarazo absoluto. No fue así. Los rojos no supieron gestionar la ventaja del gol de Bianchi. Empezar ganando siempre debe ser una ventaja y no convertirse en inconveniente. El Mallorca reculó y perdió la cara del partido. El Bilbao Athletic sentó cátedra de juego durante demasiados minutos y se llevó una victoria de forma justa. 
Aprovechar las carencias del rival, en esta categoría, es obligación. El Bilbao Athletic es un equipo muy joven, con talento, pero con los defectos propios de un equipo dependiente. Los chavales del Cuco Ziganda se habían mostrado realmente vulnerables en estrategia defensiva. Su marcaje zonal había sido puesto en evidencia por Girona y, sobre todo, Elche.

Aquí el Mallorca simplemente lanzó sus posibilidades directamente a la fortuna. La estrategia, en Segunda División, decide muchos partidos y este era un encuentro para ello. Pero para tener opciones de estrategia hay que trabajarlas y los mallorquines no lo hicieron. No se aprovechó el balón parado y el agujero del rival no se vio. 
La línea defensiva de los mallorquines estuvo cerrada por Cabrero en portería que poco pudo hacer en los goles del rival. En laterales había, a priori, un trabajo sagrado. Campabadal debía sujetar una de las mayores producciones de fútbol ofensivo del contrario. Seguín es hábil, tiene regate y dentro del área intenta provocar la pena máxima. Secarlo era aumentar las posibilidades de eficacia defensiva. Ni él, ni Oriol, pudieron cerrar el grifo de las bandas. 
En el centro del campo se volvió a enquistar el juego. Yuste con Javi Ros no pudieron jerarquizar su posición y sufrieron las embestidas de un rival que se agrandó. El juego en la medular simplemente no existió. Demasiadas carreras sin sentido y con poco orden colectivo. 

Rolando Bianchi fue protagonista absoluto. Marcó un gol, evitó otro y terminó siendo expulsado por una acción que perjudicó a su equipo. 
Conviene corregir errores y no ocultarlos. Durante el encuentro sucedieron dos aspectos a valorar. El rival fue superior y el Mallorca regaló situaciones de gol a su rival. Jugando con estos dos aspectos se hace imposible ganar. Un equipo con aspiraciones de ascenso está obligado a mejorar y ser mucho más compacto en todo su juego. 

02 septiembre 2015

ELEGIDOS PARA LA GLORIA



El Mallorca ha tejido una plantilla con cierto grado de compensación pero también con dosis de incógnita. Analizando detenidamente el equipo, comparándolo con otros que tienen el mismo objetivo, es evidente que la tarea no va a estar exenta de dificultad. El presupuesto no es tan poderoso, como antaño, pero el resultado final puede abrir la puerta de la esperanza. ¿Es posible? ¿Podrá el Mallorca recuperar la Primera División? 
Responder, ahora mismo, es imposible. Solo la competición nos darán la respuesta correcta. Ahora ha llegado el momento del entrenador. Albert Ferrer debe asumir el reto por el que ha sido contratado. Con estos futbolistas tiene que conquistar el ascenso. Sin excusas. El fútbol le dará la gloria o el fracaso. 
El entrenador ha repetido hasta la saciedad que tiene un equipo para ascender. Toca demostrar. Y para hacerlo ya es más importante cómo que con quién. Su misión: hacer un equipo, en todos los sentidos, con sus veintitrés futbolistas. 

Bajo palos Timon Wellenreuther ya ha enseñado posibilidades. Rápido de desplazamiento y de fácil solución puede ser una de las sensaciones de la competición. Su inconveniente está en su juventud. La portería exige poso y aquí Cabrero puede ser superior. 
Nueve defensas con un exceso de centrales. David Costas puede dar salida limpia de balón pero también tendrá que hacer fortaleza en el eje de la zaga. Aveldaño parece, de momento, el elegido para liderar. Hugo Gomes, Kasim, Truyols y Hennenole son legión en la posición de central. El entrenador tendrá que lidiar con una competencia que parece exagerada. Company está obligado a forzar la máquina de Campabadal y Oriol tampoco podrá relajarse en exceso. 

En el centro del campo la llegada de Sissoko puede ser muy positiva. El futbolista de Mali ofreció un buen rendimiento, en el Hércules, la temporada 2013/14. Sí, el equipo descendió pero su eficacia, dentro de su parcela, fue de despliegue. Después su trayectoria ha sido descendente. Yuste anclando con Ros y, sin olvidar, a Damià es el resto de oferta en el centro del campo. 
En el juego exterior también puede aparecer overbooking. Moutinho debe exigir a Arana. Pereira puede, de una vez por todas, dar el salto de calidad que el equipo precisa. Coro, Brandon y Fofo alimentan un línea de medias puntas con posibilidad en banda. De momento el número veintiocho ha cogido ventaja. 

En la definición es dónde más incógnita puede aparecer. Rolando Bianchi y Acuña tendrán que marcar una cantidad importante de goles. Así de claro y de difícil. Sin gol no habrá ascenso. 
Para conseguir la Primera División tendrá que ser con estos futbolistas. Elegir sistema, esquema, estrategia, manejar el vestuario y hacer un verdadero equipo será una tarea apasionante para Albert Ferrer. Suerte y a disfrutar. 

 

31 agosto 2015

UNA VICTORIA CON OFICIO



El tiempo es un bien escaso en fútbol y para un equipo con aspiraciones de ascenso mucho más. Después de la mala imagen, ofrecida ante el Alcorcón, mejorar era obligación. Para tumbar el partido del costado rojo era imprescindible conocer y aprovechar, al máximo, debilidades del rival.
La Ponferradina suele manifestar fortaleza defensiva, en la medular, con solvencia en ataque por banda. Un central con dudas y laterales, con un marcado papel ofensivo, podían abrir una buena estrategia de partido para el técnico mallorquinista. Durante la primera media hora de partido así se hizo. Después de la auto expulsión de Acuña el partido entró en un apartado de sufrimiento en el que se pudo conservar la victoria. 
Albert Ferrer anunció cambios y cumplió con su promesa. Wellenreuther repitió bajo palos. Su nivel fue muy bueno. De hecho sus paradas fueron determinantes. La línea de cobertura estuvo con Kasim y Aveldaño sobre el eje. Su misión principal, en defensa, debía ser cerrar el eje de la zaga. Se consiguió eficacia defensiva pero con dudas en el inicio de juego de ataque. Campabadal desde el lateral derecho, debía neutralizar a Álvaro Antón. El número veinte, además de lanzar la estrategia, se suele vestir de pasador. Fue sujetado y neutralizado. 
En la elaboración del juego se masticaron algunas jugadas con criterio. La Ponferradina manifestó carencias en la zona de medios. Manolo Díaz encriptó, como suele hacer en sus partidos, su juego en la medular. Andy y Melero se anclaron, por dentro, para favorecer el juego exterior.
Los mallorquines no cayeron en la trampa y buscaron su espacio ganador a la espalda de laterales. Todo esto y la movilidad de Brandon fueron veneno para un adversario que demostró demasiadas carencias. El número veintiocho, hasta que jugó, fue el jugador más valioso del Mallorca. Dejó detalles de su talento y es un futbolista a tener muy en cuenta. 
Por su parte la Ponferradina utilizó a Jebor como estilete para desgastar y favorecer la posición de Yuri. El brasileño no es rápido, ni demasiado habilidoso, pero sí intuitivo. Sus características, a priori, parecían asequibles para los centrales rojos. Fue así. 

Al final del encuentro el Mallorca tuvo que sufrir para mantener un resultado que es muy beneficioso para el futuro más inmediato. Esto no ha hecho más que empezar y toca seguir.