Cuando un equipo está débil, herido y casi hundido cualquier piedra puede resultar insalvable. Y volvió a ser así. Los errores del arbitraje fueron suficientes para descentrar, tumbar y borrar del campo a los jugadores mallorquines. El Mallorca compitió de forma correcta hasta la jugada del penalti pero después simplemente se dejó llevar.
Gregorio Manzano volvió a poblar su centro del campo con Martí, Tissone y Pina ganando
así la medular. Juntó arriba a Alfaro, Giovani y Víctor jugando sin un
delantero específico pero con mucha llegada desde diferentes posiciones. El Mallorca, además de contar con un jugador
más por dentro, pudo hacer efectiva su superioridad numérica y convertirla en
posicional. Y el jugador clave para ello fue Giovani. Él, desde una posición
llena de libertad, pudo dañar el eje defensivo del adversario. Se movió con
inteligencia, supo temporizar mezclándolo con cambios de ritmo y se terminó
vistiendo de pasador además de goleador.
Por su parte Luis García Plaza
no sorprendió en su toma de decisiones. Xavi Torres y Borja por dentro para
meter lo mejor en las posiciones intermedias de vanguardia. Diego Castro,
Barrada, Pedro León y Colunga se vistieron de amenaza. Pero fue el
número diecinueve el que terminó por dañar el equilibrio rojo. El futbolista
francés encontró espacios ganadores, se midió en velocidad con diferentes
futbolistas mallorquines y salió vencedor en muchos de ellos.
Ya en la segunda parte todo se
rompió. El Getafe tomó decisiones de riesgo y encontró la victoria. Plaza se
quedó sólo con un medio centro y jugó a la ruleta rusa. Por su parte el
Mallorca retrasó su posición y empezó a especular. La intención fue buscar un
contraataque ganador, apoyándose en el talento de Giovani, pero llegó una
jugada que finiquitó el partido. Después del penalti el Mallorca se dejó llevar
y, simplemente, desapareció del campo. A final se sumó una nueva derrota que
tiñe el horizonte de color de hormiga. Y ahora ...