28 octubre 2013

DUDAS ANTE LOS EQUIPOS "GRANDES"


Partido exigente y, de nuevo, derrota dolorosa. Sí, la Liga es larga. Pero, ante rivales de fuste, las dudas volvieron a comparecer. Cada vez que el Mallorca mide sus fuerzas contra un rival que está instalado en la zona noble cae derrotado. Zaragoza, Sporting y Murcia fueron preludio y el Recreativo también fue sentencia.  José Luis Oltra tuvo que retocar su línea de vanguardia. Las bajas obligadas de Nunes y Agus obligaron. Bigas y Geromel jugaron en el eje quedando escorados, sobre los laterales, Ximo y Miguel García. Y éste último tuvo serios problemas, sobre todo en el segundo tiempo, para sujetar a un Arana que dio un recital de controles orientados, con desborde,  que obligaron a Bigas a bascular en exceso. 
El Mallorca ha modificado claramente su manera de jugar. Y eso es lícito. El problema fue que durante demasiados minutos hubo conformismo posicional. Un posible empate ni puede, ni debe, condicionar la intensidad en la presión y, mucho menos, la salida en contraataque. Después de encajar el segundo gol vinieron las prisas. Y éstas, en fútbol, nunca son buenas consejeras.  Los mallorquines pasaron a línea de tres y asumieron riesgo. Pasando lo que suele pasar en estos casos. El Recreativo aprovechó espacios y dictó sentencia. 
Una contundencia mayor, ante este tipo de rivales, es de obligado cumplimiento. El equilibrio entre defensa y ataque debe ser mayor. El inicio de la segunda parte debe servir para la reflexión. Ceder tanta iniciativa al rival, sin opción de contraataque para amenazar, es un suicidio futbolístico. Y el Mallorca tiene herramientas más que suficientes para intimidar con su juego. 

Ni el resultado, ni el juego, deben modificar el objetivo. El ascenso directo sigue siendo la meta final y, esta derrota, no debe modificar la perspectiva. Eso sí, es necesario reflexionar sobre la poca contundencia mostrada ante los "grandes" y cambiar esa tendencia.

21 octubre 2013

UNA VICTORIA DE PURO OFICIO


La Segunda División es sufrimiento. Aquí, no hay un claro favorito capaz de aplastar a sus rivales. Todo es tan igualado como difícil. El Real Madrid Castilla se presentó, en Son Moix, sólo con la vitola de colista. Sus posibilidades reales de juego son más elevadas que sus guarismos y así quedó demostrado. Volvió a llegar, eso sí, con una candidez tan excesiva como infantil. Durante algunos instantes pudo marcar algún gol pero terminó por ser víctima de un Mallorca mejor. La victoria mallorquina fue justa y ajustada a medida. 
En el desarrollo táctico José Luis Oltra volvió a sentarse sobre el doble pivote. Thomas y Pep Lluis Martí de maquinistas con N'Sue y e Iñigo en banda. Víctor volvió a mezclar con Gerard y se entendieron bastante bien.  
La victoria deja sensaciones buenas y alguna laguna. Ximo jugó poderoso en la banda derecha encontrando colaboración con N'Sue. Thomas, hasta que llegó el cambio, representó el equilibrio. Ayudó defensivamente a los centrales, incluso llegó a las dos bandas y alargó su zona de presión en campo contrario. Gerard volvió a sembrar amenaza sobre los centrales contrarios y continúa creciendo partido tras partido. Los intimidó y, a ratos, los llegó a desquiciar. Los lunares, que dejan alguna duda, estuvieron en el flanco izquierdo. Miguel García estuvo, sobre todo en la primera parte, dubitativo y poroso. Nunes tuvo serios problemas de contención. Salió poco de su posición y terminó buscando la protección del repliegue sin salida en presión. 
En cualquier caso se consiguió una victoria de mucha importancia. La adaptación al juego de la Segunda División es una evidencia. El equipo creció en todos los aspectos del juego y la clasificación está mejorando. Toca seguir creciendo. 

14 octubre 2013

LA SUERTE FUE ROJA


Para asaltar los dos primeras posiciones, objetivo del Real Mallorca, se tendrán que mejorar muchos aspectos del juego. Apoyarse sólo en la fortuna es un mal concepto y los mallorquines afrontaron, un partido ganable, con un juego poco consistente. 
El fútbol es presión y disfrutar de ella también forma parte del juego. Los rojos han decidido, centrarse en el resultado inmediato, agobiándose por cada minuto de partido. Conseguir, la máxima eficacia, sin sentir el peso del objetivo final es una necesidad competitiva. Los futbolistas entraron regular al partido y, además, poco a poco se volvieron a diluir. El partido no se puede olvidar. Ni puede ni debe caer en saco roto. El contrario acorraló y terminó por encerrar a un Mallorca que terminó jugando con uno más. 

El juego ofensivo que siempre deben atosigar, como mínimo utilizando el contraataque, al adversario brilló por su ausencia. De hecho, las progresiones en el juego fueron realmente pobres. Escasa movilidad de medias puntas y jugadores de banda, poca amplitud efectiva y escasa profundidad de ataque. El resultado fue un juego plano y fácil de neutralizar. 
Los futbolistas del Mallorca, juntó con su cuerpo técnico, deben valorar el juego por encima del resultado. Jugando así al fútbol habrá más derrotas que victorias. Los mallorquines deben tejer una estrategia de juego e intentar ser eficaces con ella. Durante demasiados minutos la indolencia táctica se apodera de demasiados jugadores y así será muy difícil superar rivales. El riesgo es evidente ya que el mal juego nunca alarga las victorias y el Mallorca empieza a correr el peligro de caer en tierra de nadie. Lo único positivo fue la victoria y los tres puntos que acercan la segunda plaza a una distancia no demasiado lejana. 

07 octubre 2013

LA IRREGULARIDAD POR SISTEMA


Meter una bala en el tambor, para jugar a la ruleta rusa, y apostar a ganador es un error que suele llevar al fracaso. El Mallorca juega demasiados partidos desde una posición de superioridad que no ostenta. Reflexionar, sobre el estilo de juego, es ya una pura necesidad. En muchos campos de Segunda División hay candidaturas presentadas al ascenso. Sólo tres conseguirán su objetivo y algunos, demasiado pronto, se han colocado la vitola de súper favorito. La Liga es justa. Este sistema de competición coloca a cada uno en su sitio y los mallorquines empiezan a situarse en tierra de nadie. La irregularidad castiga sin piedad y el juego es tan inconsistente como previsible. El Mallorca ni puede, ni debe, seguir jugando partidos como si fuera el mejor equipo de la Segunda División. Porque, de momento, no lo es. 
El Mallorca tiene que empezar a defender bien y debe hacerlo cuanto antes. Pero para ello la mentalización será muy importante. El equipo tiene que saber aceptar la realidad sobre la que se encuentra. Aquí no hay favoritos y cualquier equipo puede ganar a cualquiera. Trabajar y madurar los partidos, desde la portería bien defendida, es ya una pura necesidad competitiva.
Es necesario reforzar la línea de presión en la medular. Y hay dos maneras de hacerlo. O se mete un futbolista más, o se obliga a la media punta a trabajar a destajo para igualar fuerzas. Ganar la batalla del centro del campo ayudará a cerrar la portería propia y ese es, ahora mismo, el objetivo prioritario. Porque el eje de la zaga también es una verdadera sangría. La pareja de centrales tiene virtudes pero también un defecto que es condena. La falta de velocidad tiene que esconderse y aquí es necesario aplicar dos opciones. Retrasar la línea de zagueros, evitando espacios a sus espaldas, y aumentar distancia en coberturas. Trabajar de verdad, en defensa, para después intentar aprovechar ocasiones en ataque es una fórmula que empieza a vislumbrarse más que necesaria.