29 noviembre 2015

ATAQUE PLANO RCD MALLORCA


NI JUEGO, NI PROFUNDIDAD, NI GOL


Para ganar en Mendizorroza, además de plantear amenaza desde el punto de vista táctico, había que bajar al barro y luchar por cada duelo individual. No había otra opción. Se cumplió en intensidad pero no hubo inteligencia posicional. 
El Mallorca debía asumir un terreno minado difícil de superar. La medular. El adversario regaló el esférico pero jamás el partido. Invitó a ir hacia el centro del campo y, una vez allí, restó espacio y tiempo. 

Albert Ferrer decidió no hacer cambios dentro de la estructura de juego. Volvió a poblar la zona ancha del terreno de juego y metió otro triángulo. Yuste, Sisoko y Damià trabajaron desde la medular con muchos problemas de profundidad.
Si jugar con más delanteros no garantiza el gol hacerlo con más centrocampistas tampoco asegura el control del partido. Dicho y hecho. El adversario interpretó mejor la superioridad posicional y, además, consiguió hacerla efectiva. Con muy poco consiguieron alzarse con la victoria. 
El Alavés fue, tal y como se esperaba, un equipo intenso, rápido y directo. Pepe Bordalás ha impregnado las paredes de su equipo con el típico aroma canchero pero, a la vez, serio en su trabajo defensivo. Su presión en el centro del campo volvió a estar llena de intensidad. Nada nuevo y todo esperado. Manu García mandó las operaciones desde la medular. Desde allí ejerció equilibrio. Además contó con el trabajo abnegado de sus tres medias puntas. 

La baja de Toquero condicionó mucho el ataque vasco. Barreiro se colocó como referencia e intentó intimidar a los centrales rojos. No lo consiguió. El Alavés prácticamente no llegó y, con muy poco, venció tres puntos demasiado sencillos.
Las sustituciones del entrenador cambiaron algo el aire del partido. Solo James decidió ir al espacio y amenazar tímidamente la portería defendida por Pacheco. Demasiada poca munición para un equipo que tiene objetivo de ascenso.

El Mallorca jamás dio sensación de absoluta superioridad y solo tuvo alguna tímida ocasión al igual que su adversario. No reconocer que hay un problema de juego ya es ridículo. Contar solo las ocasiones propias, olvidando las del contrario, es hacer un análisis falso de la realidad. Ahora habrá que ver lo que sucede en esta semana previa a la cita ante el Albacete.

22 noviembre 2015

EL ESTANCAMIENTO ES UNA REALIDAD



Ganar, sin ningún tipo de excusa, era prioridad. Y no se consiguió. El Mallorca tenía una prueba de fuego relativa. Su rival como visitante no presentaba, a priori, una gran intimidación.
El Lugo tiene capacidad para generar fútbol de posesión pero, como muchos equipos de Segunda División, cuenta con verdaderos problemas para finalizar. Cuatro de sus cinco victorias fueron por un exiguo uno a cero. Y alguna, como la de Girona, tirando de cierta fortuna. 
La estrategia de juego se antojaba esencial y determinante. Para este partido había que salvar la mejor línea del adversario. El centro del campo. Y aquí se abrían dos posibilidades de juego. Disputar la conservación del balón o saltarse la medular para así tener el control del partido. Los mallorquines optaron luchar por el esférico y, al menos, esta circunstancia del juego también la empataron. 
Albert Ferrer, durante la primera parte, volvió a jugar con tres futbolistas por dentro dejando en liza de ataque a Corominas con la ayuda de Pereira y Moutinho. Las ocasiones brillaron por su ausencia. Los dos equipos mostraron todas sus debilidades ofensivas. 
Con Jonathan Pereira escorado sobre su perfil izquierdo el peligro ofensivo estaba más que anunciado. Campabadal fue el escogido para neutralizar al número veintitrés. Fue eficaz y lo sujetó con acierto. Después dio cuenta, con mucha diligencia, de Joselu.

Luis Milla dio galones de juego a Carlos Pita y Fernando Seoane. Estos dos medios centros, acompañados de Sergio Marcos, se juntaron para manejar posesiones de balón. A ratos lo consiguieron pero no fueron eficaces por culpa de su línea de vanguardia. 
Ya en la segunda parte hubo reacción motivada por los cambios del entrenador. Bianchi se situó en la referencia y James fue revulsivo por el ala izquierda. Llegaron los mejores minutos rojos que no bastaron para sumar los tres puntos.
Salvar y mejorar el problema del gol ya es prioritario. El Mallorca genera poco fútbol ofensivo. Sus llegadas además de ser previsibles inquietan poco a los centrales contrarios y la referencia de Bianchi empieza a tener un color más que preocupante. La necesidad de cambiar la dinámica es una necesidad absoluta. 

16 noviembre 2015

CON MIEDO A ARRIESGAR




Visitar El Sadar nunca es sencillo. Para ningún equipo. Osasuna inició el campeonato como un torpedo pero sus tres derrotas en los cinco últimos partidos abrieron cierta incertidumbre que podía ser aprovechada. No fue así. Más bien todo lo contrario. 
Cuando una escuadra incide en malos resultados el estado anímico se resiente y siempre es mejor jugar contra un equipo con dudas que pletórico de moral. El Mallorca debía plantear un partido largo y de desgaste para así hacer titubear a su adversario. Los mallorquines saltaron al terreno de juego dormidos. Demasiado flojos.
Durante los primeros quince minutos fueron chafados por un rival que se creció hasta el infinito. A partir de aquí se jugó a remolque para ir creciendo poco a poco pero de forma insuficiente. El juego directo, la presión alta y la estrategia eran, a priori, las señas de identidad a sujetar de forma obligada. Solo se consiguió a ciertos tramos del encuentro. 

Albert Ferrer volvió a confiar en su triángulo formado por Yuste, Ros y Sissoko. Había peligro de colapso en el centro del campo. Seis, o más futbolistas, de ambas escuadras acecharon con una lucha encarnizada por sujetar y, a la vez, controlar la medular. Y así pasó.
La zona ancha del terreno de juego se convirtió en terreno minado. Osasuna salvó mejor la densidad de futbolistas e interpretó un fútbol mucho más práctico. El Mallorca ganó la batalla de una posesión ineficaz y nada peligrosa. Por su parte Enrique Martín volvió a meter una línea de cinco atrás exigiendo a sus laterales de largo recorrido. Oier y Martins fueron los encargados de trabajar a destajo por fuera. 
El gol sigue siendo una asignatura pendiente que no se está corrigiendo. Los cambios del entrenador tuvieron un punto frustrante. Coro debió acompañar a Bianchi en liza de ataque y Sissoko, si no tuvo lesión, jamás debió abandonar el terreno de juego. 
El Mallorca tiene un problema de juego. El equilibrio entre juego ofensivo y defensivo es, ahora mismo, un boquete demasiado grande. El precio que se está pagando no es asumible. El desarrollo de cualquier ataque es plano y la acción sorpresiva prácticamente nula.  Las llegadas carecen de un plan adecuado.

09 noviembre 2015

ENCONTRAR EL GOL

FOTO: MATÍAS XIM 

El Mallorca ha conseguido blindar la portería del Mallorca. Sí, es un hecho. La eficacia defensiva es brillante. Pero el precio que se está pagando es demasiado caro. Ahora mismo el gol es quimeraLos números son paupérrimos y las ocasiones insuficientes. Albert Ferrer ya ha reconocido su preocupación por la falta de puntería. Así es imposible conquistar la Primera División.
Culpar únicamente a Bianchi es injusto. El gol debe aparecer a través del juego y ahora mismo el delantero centro tiene una obligación de despliegue excesiva. Su aislamiento es táctico y encontrar algo más de equilibrio parece obligado.

Ahora mismo los mallorquines están jugando con muchas precauciones y se eso se nota en ataque. El entrenador del Mallorca ha tejido una buena tela de araña en el centro del campo. Todos los futbolistas tienen y asumen misiones de desgaste defensivo. 

Yuste se coloca por delante de los centrales mientras que por delante Sissoko y Ros intentan llegar. Los futbolistas de banda también trabajan a destajo en el juego exterior. Sí, es muy difícil que el contrario gane alguna superioridad numérica por los carriles. Pero también es complicado generar fútbol de ataque.
La alternativa puede encontrarse con diferentes soluciones:

- Más capacidad de desborde en banda. Brandon, si puede superar su lesión, y Moutinho, con sus desplazamientos laterales, pueden ayudar. 

- Una dinámica de laterales mucho más profunda. Los desdoblamientos ofensivos generan duda en el adversario  

- Las llegadas de segunda línea ya se están produciendo. Sissoko y Ros deben mantener su capacidad de despliegue.  


- Crecer con más pase interior y sincronizarlo con ruptura del ariete es una necesidad. Bianchi debe pensar más en ir al espacio. Un pasador tiene que alimentar, sus desmarques, con balones. 

- Colocar un futbolista más cerca del delantero, sin necesidad de romper el triángulo del centro del campo, es tácticamente posible y, además, parece casi imprescindible. 

Éstas y otras soluciones de trabajo son necesarias. El gol es una tarea colectiva. El delantero centro cuando juega en fase ofensiva, y más en un equipo como el Mallorca, debe ser el gatillo final.  





08 noviembre 2015

EMPATE CON MUCHA FORTUNA




Éste, de todos los partidos jugados por el Mallorca hasta la fecha, era el de más jerarquía. Un rival poderoso, con estado anímico superior y con futbolistas determinantes. Aprovechar la oportunidad, para derrotar a un contrario que todavía no había caído como visitante, era necesidad. No pudo ser. De hecho fue totalmente imposible. Durante los primeros cuarenta y cinco minutos solo hubo sufrimiento y buen fútbol del rival. Después se igualó algo más. 
Albert Ferrer recuperó el triángulo en la medular. Yuste estuvo por delante de los centrales. Sissoko tuvo que emplearse a fondo y Javi Ros sufrió desde el centro del campo. La batalla de la zona ancha del terreno de juego fue para el contrario. La primera parte fue un monólogo. Lección de fútbol del Zaragoza que manejó con mucho criterio todos los aspectos del juego. Solo la fortuna evitó el gol. 
Bianchi siguió trabajando de forma abnegada y colaboracionista. Volvió a correr en exceso, juntándose con los medios, dejando desasistida la punta del ataque. Sus desgaste es más inconveniente que virtud. Jugar con un único delantero obliga y su dinámica volvió a ser demasiado larga. No volvió a marcar. 

Ranko Popovic no ha tenido una travesía sencilla. Ha ido superando las múltiples lesiones, algunas de muy larga duración, con decisiones acertadas. En Son Moix volvió a vestir a su equipo con 1-4-1-4-1. Vallejo, quizás el mejor central de la categoría, asumió galones en el eje de la zaga. Erik Morán sumó equilibrio para que Diamanka pudiera ejercer sus típicas funciones de despliegue. En línea de amenaza apareció Hinestroza por la izquierda y la lucha de Ortuño en referencia. La medular nunca fue roja y control del partido se decantó demasiado. 
La segunda parte estuvo algo más igualada aunque jamás hubo posibilidad de victoria mallorquina. El Zaragoza fue más conformista y eso se notó hacia el último tramo de partido. Los cambios tampoco consiguieron girar la tendencia del encuentro. Brandon destiló algo de talento y enseñó alguna amenaza sobre Vallejo y Cabrera. En cualquier caso todo fue insuficiente para alcanzar la victoria. 

02 noviembre 2015

CONFORMISMO CON UN EMPATE INSUFICIENTE


El Mallorca necesitaba dar un paso lleno de autoridad y convicción. Derribar el muro de Butarque  era necesario y no se antojaba nada sencillo. Hasta catorce partidos consecutivos sin conocer la derrota anunciaban un partido con veneno y dificultad. Al final se consiguió un empate insuficiente con un juego más dubitativo que bueno. 
Las bajas forman parte de la competición y tener alternativas de garantía, en posiciones específicas, es imprescindible para cumplir objetivos. Y parece que el Mallorca cuenta con demasiado lastre poco funcional. 

Albert Ferrer decidió sustituir a Yuste, colocado a Javi Ros con Sissoko en el doble pivote, con Corominas en la posición de media punta. El juego en el centro del campo fue de más a menos. Sorprendió la decisión de colocar a Campabadal sobre el flanco izquierdo. No funcionó. Estuvo fuera de lugar y con muchos problemas en ataque. 
Bianchi volvió a liderar la referencia del ataque mallorquín y, otra vez, no marcó. Su juego está lleno de lagunas que empiezan a tener un color preocupante. 

El Leganés ha coqueteado, durante esta misma temporada, con diferentes sistemas y distintas líneas de presión. Asier Garitano, para medir fuerzas contra los mallorquines, dibujó un 1-4-2-3-1 dejando en liza de vanguardia a Borja Lázaro. El número catorce es un delantero más posicional que dinámico que, utilizando su envergadura, trabaja con los pases del portero Serantes.
Cerrar la prolongación del ariete, con coberturas, de una jugada sencilla y típica que ha sobrevivido al paso de los años se antojaba como vital. Fue así. Aveldaño y Costas blindaron el eje y se protegieron mutuamente. La conexión no apareció y la línea defensiva roja fue la mejor de todo el equipo. 
Precioso estuvo el marcaje de Company sobre Szymanowski. Hubo batalla por ganar el duelo individual y el mallorquín tuvo que emplearse a fondo para salir victorioso. 
Los cambios de ambos entrenadores fueron diferentes. Garitano arriesgó más y Albert Ferrer tuvo que lidiar con la baja inesperada de Arana. Al final solo la fortuna salvó al Mallorca de la derrota. El adversario se subió a las barbas y los rojos terminaron suplicando un empate que es totalmente insuficiente.