02 noviembre 2015

CONFORMISMO CON UN EMPATE INSUFICIENTE


El Mallorca necesitaba dar un paso lleno de autoridad y convicción. Derribar el muro de Butarque  era necesario y no se antojaba nada sencillo. Hasta catorce partidos consecutivos sin conocer la derrota anunciaban un partido con veneno y dificultad. Al final se consiguió un empate insuficiente con un juego más dubitativo que bueno. 
Las bajas forman parte de la competición y tener alternativas de garantía, en posiciones específicas, es imprescindible para cumplir objetivos. Y parece que el Mallorca cuenta con demasiado lastre poco funcional. 

Albert Ferrer decidió sustituir a Yuste, colocado a Javi Ros con Sissoko en el doble pivote, con Corominas en la posición de media punta. El juego en el centro del campo fue de más a menos. Sorprendió la decisión de colocar a Campabadal sobre el flanco izquierdo. No funcionó. Estuvo fuera de lugar y con muchos problemas en ataque. 
Bianchi volvió a liderar la referencia del ataque mallorquín y, otra vez, no marcó. Su juego está lleno de lagunas que empiezan a tener un color preocupante. 

El Leganés ha coqueteado, durante esta misma temporada, con diferentes sistemas y distintas líneas de presión. Asier Garitano, para medir fuerzas contra los mallorquines, dibujó un 1-4-2-3-1 dejando en liza de vanguardia a Borja Lázaro. El número catorce es un delantero más posicional que dinámico que, utilizando su envergadura, trabaja con los pases del portero Serantes.
Cerrar la prolongación del ariete, con coberturas, de una jugada sencilla y típica que ha sobrevivido al paso de los años se antojaba como vital. Fue así. Aveldaño y Costas blindaron el eje y se protegieron mutuamente. La conexión no apareció y la línea defensiva roja fue la mejor de todo el equipo. 
Precioso estuvo el marcaje de Company sobre Szymanowski. Hubo batalla por ganar el duelo individual y el mallorquín tuvo que emplearse a fondo para salir victorioso. 
Los cambios de ambos entrenadores fueron diferentes. Garitano arriesgó más y Albert Ferrer tuvo que lidiar con la baja inesperada de Arana. Al final solo la fortuna salvó al Mallorca de la derrota. El adversario se subió a las barbas y los rojos terminaron suplicando un empate que es totalmente insuficiente. 

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