El Mallorca necesitaba dar un paso lleno de autoridad y
convicción. Derribar el muro de Butarque
era necesario y no se antojaba nada sencillo. Hasta catorce partidos
consecutivos sin conocer la derrota anunciaban un partido con veneno y
dificultad. Al final se consiguió un empate insuficiente con un juego más
dubitativo que bueno.
Las bajas forman parte de la competición y tener
alternativas de garantía, en posiciones específicas, es imprescindible para
cumplir objetivos. Y parece que el Mallorca cuenta con demasiado lastre poco
funcional.
Albert Ferrer decidió sustituir a Yuste, colocado a Javi
Ros con Sissoko en el doble pivote, con Corominas en la posición de media
punta. El juego en el centro del campo fue de más a menos. Sorprendió la
decisión de colocar a Campabadal sobre el flanco izquierdo. No funcionó. Estuvo
fuera de lugar y con muchos problemas en ataque.
Bianchi volvió a liderar la referencia del ataque
mallorquín y, otra vez, no marcó. Su juego está lleno de lagunas que empiezan a
tener un color preocupante.
El Leganés ha coqueteado, durante esta misma temporada,
con diferentes sistemas y distintas líneas de presión. Asier Garitano, para
medir fuerzas contra los mallorquines, dibujó un 1-4-2-3-1 dejando en liza de
vanguardia a Borja Lázaro. El número catorce es un delantero más posicional que
dinámico que, utilizando su envergadura, trabaja con los pases del portero
Serantes.
Cerrar la prolongación del ariete, con coberturas, de una jugada
sencilla y típica que ha sobrevivido al paso de los años se antojaba como
vital. Fue así. Aveldaño y Costas blindaron el eje y se protegieron mutuamente.
La conexión no apareció y la línea defensiva roja fue la mejor de todo el
equipo.
Precioso estuvo el marcaje de Company sobre Szymanowski.
Hubo batalla por ganar el duelo individual y el mallorquín tuvo que emplearse a
fondo para salir victorioso.
Los cambios de ambos entrenadores fueron diferentes.
Garitano arriesgó más y Albert Ferrer tuvo que lidiar con la baja inesperada de
Arana. Al final solo la fortuna salvó al Mallorca de la derrota.
El adversario se subió a las barbas y los rojos terminaron suplicando un empate
que es totalmente insuficiente.
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