El escenario era inmejorable. Ganar, con autoridad, en
San Mamés hubiera dado un espaldarazo absoluto. No fue así. Los rojos no
supieron gestionar la ventaja del gol de Bianchi. Empezar ganando siempre debe
ser una ventaja y no convertirse en inconveniente. El Mallorca reculó y perdió
la cara del partido. El Bilbao Athletic sentó cátedra de juego durante
demasiados minutos y se llevó una victoria de forma justa.
Aprovechar las carencias del rival, en esta categoría, es
obligación. El Bilbao Athletic es un equipo muy joven, con talento, pero con
los defectos propios de un equipo dependiente. Los chavales del Cuco Ziganda se
habían mostrado realmente vulnerables en estrategia defensiva. Su marcaje zonal
había sido puesto en evidencia por Girona y, sobre todo, Elche.
Aquí el
Mallorca simplemente lanzó sus posibilidades directamente a la fortuna. La
estrategia, en Segunda División, decide muchos partidos y este era un encuentro
para ello. Pero para tener opciones de estrategia hay que trabajarlas y los
mallorquines no lo hicieron. No se aprovechó el balón parado y el agujero del
rival no se vio.
La línea defensiva de los mallorquines estuvo cerrada por
Cabrero en portería que poco pudo hacer en los goles del rival. En laterales
había, a priori, un trabajo sagrado. Campabadal debía sujetar una de las
mayores producciones de fútbol ofensivo del contrario. Seguín es hábil, tiene
regate y dentro del área intenta provocar la pena máxima. Secarlo era aumentar
las posibilidades de eficacia defensiva. Ni él, ni Oriol, pudieron cerrar el
grifo de las bandas.
En el centro del campo se volvió a enquistar el juego.
Yuste con Javi Ros no pudieron jerarquizar su posición y sufrieron las
embestidas de un rival que se agrandó. El juego en la medular simplemente no
existió. Demasiadas carreras sin sentido y con poco orden colectivo.
Rolando Bianchi fue protagonista absoluto. Marcó un gol,
evitó otro y terminó siendo expulsado por una acción que perjudicó a su
equipo.
Conviene corregir errores y no ocultarlos. Durante el
encuentro sucedieron dos aspectos a valorar. El rival fue superior y el
Mallorca regaló situaciones de gol a su rival. Jugando con estos dos aspectos
se hace imposible ganar. Un equipo con aspiraciones de ascenso está obligado a
mejorar y ser mucho más compacto en todo su juego.
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