Javier
Olaizola avisó en la previa que debía ser ganar o ganar. Fue victoria. Se sumaron tres puntos
capitales dominando el partido desde el primer minuto pero con complicaciones
innecesarias durante la segunda parte.
El
Mallorca sigue caminando por la cornisa del descenso y cada minuto
ya tiene una importancia absolutamente decisiva. Jugar contra un rival directo eleva la necesidad y la ansiedad, típica excusa del perdedor, puede atenazar
y condicionar. Esta vez no fue así. Hubo
superioridad durante los primeros cuarenta y cinco minutos para terminar
con sufrimiento por la incertidumbre del resultado.
Los mallorquines encreptiron el centro del campo con la presencia de Zdjelar y Juan Domínguez.
Además contaron con la ayuda de un Culio
que volvió a otorgar galones de intensidad.
Aquí se empezó a gestar la victoria roja.
El Rayo Vallecano
se presentó con unos números similares al Mallorca. Solo cinco puntos como
visitante aparentemente le otorgaban vitola
de equipo débil. Nada más alejado de la realidad. Las estadísticas en
fútbol son relativas y, en este caso concreto, no se ajustaban a la
realidad.
El equipo de Rubén
Baraja contaba con muchos aspectos de desequilibrio. Puntos realmente
fuertes pero con unas lagunas que lo
convierten en vulnerable e irregular.
La zurda de Aguirre
dio la asistencia en los dos últimos goles rayistas y suturar sus
incorporaciones por banda debía ser material sensible. Aquí Campabadal tuvo ciertos problemas de
contención hasta que Rubén Baraja
decidió incomprensiblemente su sustitución. Después el lateral hizo un partido
correcto y consiguió doblegar a un
Embarba que no sembró demasiada amenaza.
El inicio de la segunda parte fue para temer lo peor. El Rayo dio un golpe de timón e intentó
recuperar la medular. Lo consiguió a ratos y se acercó al marcador. Después
el Mallorca volvió a recuperar galones
y fue acreedor a una victoria que debe considerarse justa.
Al final no se pudo
ganar el goal average particular con un rival que puede ser directo a final
de temporada. Los sables siguen en todo lo alto y la guerra durará hasta el final.
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