Durante una temporada hay
partidos que marcan tendencia clasificatoria. Éste era uno de ellos. Lanzar
un mensaje positivo sumando siete puntos de los últimos nueve disputados se
antojaba como casi una obligación. El
problema era del siempre. Un adversario y además con pedigrí.
La
historia del Real Zaragoza siempre obliga y la dificultad
evidentemente aumenta. Solo pudo ser un empate y además debe considerarse un resultado absolutamente justo. Hubo
un intercambio de golpes, con
bastante ritmo, pero lleno de pérdidas y con mucho juego deslavazado.
Fernando
Vázquez comentó en rueda de prensa que tendría delante un equipo
en situación de espera. Efectivamente esa fue la primera decisión de Raúl Agné como entrenador. En La
Romareda, contra el Almería, buscó el error del rival y en Son Moix hizo, con
matices, exactamente lo mismo.
El
Zaragoza asumió la baja de Lanzarote. Es decir, perdió su ventaja
en toda acción estratégica. Dibujó un 1-4-4-2 adelantando bastante su presión y
juntándose para hacerse mucho más hermético. Zapater ejerció de pulmón mientras que Javi Ros intentó lanzar su intermitente juego desde la medular. En
el centro del campo aparecieron los tres "Juanes" pero con más impresiones que solvencia.
Entre los dos equipos, durante los primeros cuarenta y
cinco minutos, se perdieron casi sesenta
balones. Las dos defensas adelantadas y la fuerte presión de ambos
contendientes convirtieron el centro del
campo en territorio minado.
Los mallorquines tuvieron que asumir los galones de la creación. Para ello era necesario circular
rápido, tener la movilidad adecuada y progresar de forma correcta con cierta
dosis de paciencia. Pero las
imprecisiones se apoderaron del juego de ambos contendientes.
El
Mallorca fue por detrás en el marcador en dos ocasiones y, al menos
y con justicia, consiguió igualar la contienda. La sustitución de Lago Junior fue muy protestada por el público. De
todas las combinaciones posibles el elegido fue incomprensiblemente el número
diecisiete. Lekic saltó al terreno
de juego y, haciendo unos buenos minutos, consiguió un gol que significó salvar
un punto que parecía perdido.
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