09 marzo 2015

LICENCIA PARA SOÑAR


En el transcurso de una temporada hay instantes de tendencia capital. Miquel Soler, con buen criterio, se encargó de rebajar la trascendencia del partido. Pero todo el entorno era consciente de la importancia de vencer. Sumar tres puntos daba posibilidad de ilusionarse y así seguir teniendo opción. La derrota hubiera colocado al equipo en una situación prácticamente imposible de Play Off. No había espacio para la especulación. Era ganar o ganar. El partido entró, desde el inicio,,en una espiral vertiginosa y de difícil control. 
El Mallorca saltó al terreno de juego con la línea de cobertura esperada. Truyols y Bigas cerraron el eje. Su misión defensiva era clara. Marcar y neutralizar la eficacia del killer de la categoría. Borja Bastón debía ser anulado. Y así fue. Bigas estuvo sensacional en la cobertura y, además, marcó un gol. 
Yuste y Joao tuvieron que trabajar con cierta superioridad numérica y lo hicieron bien. Cada vez que el balón circuló por la zona ancha del terreno de juego machacaron eficacia y solvencia. Sobre todo Yuste que se erigió en un baluarte lleno de fortaleza. Fue simplemente el mejor. En el juego exterior aparecieron hasta tres futbolistas. Arana, Pereira y Marco Asensio. 
La dupla de ataque encontró solvencia defensiva en la primera parte. En Segunda División la primera línea de presión es fundamental y aquí los dos delanteros brillaron. Xisco y Joselu se entendieron bien y mezclaron mejor. 
Ranko Popovic dispuso triunvirato en la medular. La guerra estaba servida. Dorca, Ruiz de Galarreta y Natxo Insa pusieron tiza para ganar el centro del campo. No lo hicieron. La dinámica del número diecinueve y la inferioridad numérica, consecuencia de la expulsión, fue tan larga que terminó por ser condena. 
El Nanu Soler tomó algunas decisiones para la segunda parte. Movió a Pereira, acompañando a Xisco en la delantera, Marco Asensio se fue a la banda derecha y Ros se movió para asegurar posesión en la medular. Funcionó y se hubiera podido marcar algún gol más. 
El Mallorca ha mejorado en todos los aspectos del juego. Ataques posicionales con diferentes alternativas tácticas, estrategia defensiva más alejada de la portería propia y crecimiento exponencial del contraataque. Con esta victoria solo se ha ganado la posibilidad de seguir mirando hacia arriba. Nada más. Toca seguir trabajando para que lo imposible se acerque algo más.  

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