22 marzo 2015

LA INOCENCIA SE PAGÓ CON DERROTA



El Mallorca volvió a afrontar otro partido sin margen de error. Solo valía la victoria. Era obligación sumar tres puntos para así seguir manteniendo la opción de la esperanza. Pero había una dificultad añadida que podía convertirse en aval psicológico para el futuro. Enfrentarse a un equipo con dinámica muy positiva, seis partidos consecutivos sin derrota, siempre suma complicación.
Pero el Mallorca cayó en la trampa que el rival le planteó. No hubo velocidad en la elaboración y el ritmo de juego fue el adecuado para la presión defensiva del rival.  Miquel Soler valoró a su adversario y tomó decisiones al respecto. Montar una buena presión sobre el origen del juego del rival era una cuestión de supervivencia táctica.
El juego directo se aborta en origen o sobre el rechazo y el Mallorca estuvo diligente. Para iniciar la presión se eligió a Xisco con Joselu. La eficacia defensiva debía iniciarse neutralizando los pases largos de Alcalá. Y eso se consiguió neutralizar.
Los problemas llegaron en la creación de juego. Yuste y Joao se vieron incapaces de manejar con velocidad el esférico y la compañía de Pereira y Arana, sentados sobre el juego exterior, tampoco fue con desborde. Esto ayudó al rival a crecer en su estrategia de partido. La Llagostera puso la tiza oportuna en la medular. Jordi López trabajó encriptando la zona de medios. Recuperación, juego al límite y faltas para equilibrar el juego suelen ser su carta de presentación. Así lo hizo. 
Durante la segunda parte el partido se rompió. Las fichas cayeron y el balón llegó a las dos áreas. Pero no hubo una superioridad desmedida por ninguno de los dos equipos hasta que llegó una jugada definitiva.

Los mallorquines, olvidando el error del colegiado si lo hubo, simplemente fueron inocentes como niños. Se olvidaron de defender una acción a balón parado que costó el partido. Sacar rápido para sorprender es un arma que el colegiado no puede evitar y la Llagostera consiguió gol tirando de una astucia justa y legal.

También es justo reconocer que la derrota fue un castigo excesivo y que el empate hubiera sido un resultado más adecuado al juego tirado por ambos contendientes. Esta derrota abre un futuro con más sombras que luces. A partir de ahora es conveniente acumular puntos para no ver como los de abajo se acercan y esta temporada acaba con un problema mayor.

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