Messi brillaba por encima de lo normal, su capacidad de desequilibrar era incuestionable y además representaba la mayor amenza de los de Rijkaard en la línea de vanguardia. Bojan desde el eje del ataque introducía movimientos en diagonal que desorientaban a Jarque constantemente.
Toure Yaya era el equilibrio personificado, iniciando una buena salida del balón y rompiendo la primera línea de presión de los de Ernesto Valverde.
Todo pintaba muy bien para el Barça en la primera parte y parecía que en esta ocasión la victoría como visitante estaba al alcance.
Pero el fútbol no es una ciencia exacta, los estados de ánimo fluctuan y ejercen una gran influencia en el desarrollo de un partido. La intensidad en la presión del Espanyol se intensificó hasta el máximo. Tamudo y Luís García sacrificaban sus energías en dificultar la salida limpia del esférico blaugrana. Moisés Hurtado y Angel empezaron a asfixiar la medular blaugrana conseguiendo revertir los datos en la posesión del balón.
Todo pintaba muy bien para el Espanyol en la segunda parte y parecía que en esta ocación David podría superar a Goliat.
Resultado final: Una parte para cada equipo, tablas en el marcador y fútbol de verdad.
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