Los clubes de fútbol no son únicamente empresas que deben cuadrar sus balances y cumplir con sus obligaciones. Detrás de cada equipo hay una entidad con una masa social que debe ser respetada como tal.
Siempre estuve en contra de la transformación de los clubes en sociedades anónimas deportivas y desde hace algún tiempo se está empezando a pagar el peaje de tal reconversión.
Aplicar la misma normativa para una empresa convencional y una realidad deportiva me parece tan absurdo como peligroso.
La pasión, el amor y el sentimiento que generan los equipos de fútbol deben protegerse a toda costa y decisiones como la que ha tomado la Uefa, con respecto al Mallorca, no hacen otra cosa que aumentar el desarraigo del fútbol de la sociedad.
PD. Los resultados conseguidos dentro del terreno son sagrados y nada ni nadie debería poder alterarlos.
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