01 junio 2014

HABRÁ QUE REMAR HASTA EL FINAL


Las circunstancias quisieron que dos escuadras, una medio cumpliendo objetivos y la otra casi destruida por la anarquía, compitiesen por tres puntos con vitola de trascendentales. Los canarios llegaron al partido con tres victorias en los últimos ocho encuentros y el cambio de entrenador. Por su parte los mallorquines se presentaron sin ningún margen de error y con la Segunda División B en el horizonte. Con estos ingredientes la tensión se preveía asegurada e inminente. Y el inicio del encuentro fue con ritmo y faltas para marcar territorio. 
Javier Olaizola siguió firme en su apuesta por la experiencia. Aouate volvió a situarse bajo palos para ver por delante a Bigas y Ximo en los laterales, Nunes con Agus se situaron en el centro de la defensa. La falta de velocidad en el eje hubiera podido ser condena pero una lesión desplazó a Bigas al centro, con Kevin en el flanco, y hubo eficacia. En defensa hubo más aciertos que errores y la eficacia se impuso al desorden. Pep Lluís Martí y Thomas se pusieron a cocinar en la zona ancha del terreno de juego teniendo tres medias puntas por delante. Pero el número diecinueve merece una mención especial. El capitán puso orden, criterio de juego y aportó el equilibrio necesario para salvar un partido más que complicado. N'Sue y Alex fueron por fuera mientras Alfaro buscó su oportunidad cerca de posiciones más centradas. 
Por su parte Josico cogió un equipo que, hasta la fecha, intentaba dominar el juego a través de la conservación del balón.  Pero para esta final cambió el sistema y situó a Javi Castellano y Apoño para poner toda la tiza posible en la medular y lanzó a sus medias puntas contra la defensa mallorquina. Pero escogió el camino que favoreció al Mallorca. Colocar a Momo sobre la posición de Ximo fue un grifo de juego que el Mallorca supo cerrar. 
Cuando la importancia del partido es tan elevada los jugadores determinantes, los líderes en el aspecto psicológico, tienen que asumir el rol de protagonistas. Y en el Mallorca apareció un Pep Lluís Martí que agarró la responsabilidad por las orejas y ayudó a jugar a ganador. Ahora llega el último partido de la competición y el Mallorca tendrá que trabajar y sufrir hasta el final. 

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