El Barça presentó credenciales a la victoria del clásico con solo 3 centrales y Márquez encargado de efectuar ayudas defensivas sobre éstos, además Xavi, Iniesta y Deco eran los designados para manejar el balón en la distribución. Eto'o, Messi y Ronaldhino debían obtener la profundidad necesaria para desequilibrar el partido.
El Madrid era puro orden, con Diarra que equilibraba el equipo y con salidas muy verticales de todo el equipo sobre la portería de Valdes, recuperando el orden con muchisima facilidad.
Entonces el ritmo era trepidante, con goles, el penalti, las llegadas al área y llegó la expulsión del gris Oleguer que marcó el resto del clásico.
El Barça siguió jugando con 3 centrales y desde el Nou Camp se observó que el Madrid era superior, el desequilibrio táctico era evidente y parecía que el Madrid solo necesita un poco de tiempo para hacerse con el partido.
Entonces Rijkaard cambió a Deco por Belletti y dispuso una linea de 4 que devolvió el equilibrio a su equipo; pero paradojas del fútbol cuando menos vulnerable era su equipo tácticamente encajó el tercer gol en táctica fija que parecía definitivo.
El Barça estaba suscrito a la derrota, solo una acción a balón parado, una fortuna, o una gran jugada individual por un genio podía poner el empate en el clásico de los clásicos. Y simplemente volvió a aparecer Messi.
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