El calendario
de prioridades no ofrece ningún tipo de duda. Lo primero es amarrar la
permanencia y, justo después, arreglar el desorden institucional. Son dos
problemas diferentes pero, a la vez, comunicantes. En el terreno de juego no
quedaba margen para las promesas. Todos los inputs lanzados por los capitanes
de la plantilla obligaban y la respuesta debía ser tan generosa en esfuerzo
como en eficacia. Y hubo bastante entrega pero con cero eficacia. El juego
mejoró pero no en todas las líneas y, volvió a ser evidencia, que este equipo
se sujeta con alfileres. Un revés es un Everest casi imposible de escalar y se
volvió a demostrar.
Lluís
Carrerras optó por meter a Miño bajo palos colocando por delante una línea de
cobertura formada por N'Sue, Ximo, Agus y Antonio López. Todos los goles
encajados ponen en entredicho a una línea que no debe ser la única culpable de
la porosidad defensiva. Defender es un aspecto colectivo y nunca atañe a una
sola línea del sistema de juego. En cualquier caso es necesario destacar a Ximo
que tuvo una primera parte realmente soberbia. Sin él, Miño ya hubiera tenido
muchos más problemas. Rectificó en velocidad e hizo bastantes coberturas
ajustadas a eficacia. Iriney se posicionó de único pivote y Thomas, conduciendo
en exceso, tuvo aciertos y fallos que volvieron a costar peligro del
adversario. Los dos goles encajados casi provocan vergüenza ajena. Es difícil
ser tan poco contundente y tan grosero defensivamente.
Gaizka
Garitano salvó la baja de Albentosa ubicando a Añibarro junto a Raúl Navas. Fue
la apuesta de fortaleza en la zaga del equipo armero. Por delante situó a Dani
García con Diego Rivas no sólo para sostener sino también para ofrecer. Pases
largos con aperturas a banda fueron seña de identidad. Arruabarrena se colocó
en posición de amenaza para prolongar y asistir.
El trabajo no
ha hecho más que empezar. Hay que seguir remando para alcanzar la orilla y
cerrar una temporada que sigue llenando de incertidumbres la siguiente. Los
actuales accionistas deben reflexionar sobre una propiedad fuerte, jerárquica y
con poder de decisión. Aunque todo este
galimatías se deberá abordar justo al día siguiente de haber cerrado el mini
objetivo de la permanencia.
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