11 mayo 2014

UN EMPATE LLENO DE FORTUNA




La tendencia de derrotas estaba siendo una condena terrible. Romperlo de alguna manera era cuestión de supervivencia. Y se hizo sólo con la fortuna por bandera. El Mallorca se encontró con el gol de Alfaro y el partido se puso claramente de cara. Empezar mejor es casi imposible. Y no se supo aprovechar, más bien todo lo contrario. Se perdió durante casi todo el partido el control del juego y ya no es sólo una cuestión de puntería ofensiva. Hubo más errores. Se replegó en exceso y se consiguió poner en duda un empate que hubiera podido escaparse de manera más que justa. 
Lluís Carreras modificó jugadores pero no tocó prácticamente nada de su organización. Kevin entró en el lateral izquierdo, Ximo se desplazó al otro lateral y el eje de la zaga quedo sobre Agus y Bigas. Hubo repliegue y cierre de espacios cerca del área propia. Iriney y Thomas, que sufrió una entrada muy dura y merecedora de roja, se volvieron a juntar en el doble pivote. También tuvieron muchos movimientos de retroceso y poca supervivencia ofensiva. Seis jugadores por detrás del balón defendiendo, sin prácticamente más opción, fueron un verdadero suplicio lleno de sufrimiento. Por delante N'Sue y Alex Moreno fueron por fuera mientras fue Alfaro el que volvió a encontrarse realmente cómodo en una posición mucho más centrada. Alejarlo de la media punta significa alejarlo del gol. 
Por su parte Juan Antonio Anquela tuvo que arreglar su alienación. Su plan estratégico fue tan  transparente como inteligente. Metió velocidad en las posiciones intermedias para amenazar el punto más débil del Mallorca; la línea de cobertura. Ya desde atrás Juanma, el alma de sus línea de cobertura, fue papel secante de toda su línea. Además el Numancia decidió mover a su cerebro al doble pivote. Desde allí, Julio Álvarez, inició los ataques otorgando una limpia salida del esférico. El número diez funciona mejor con espaldas cubiertas y posición más avanzada. Y desde una posición más retrasada pierda eficacia, eficiencia y peligrosidad. Aún así fue el lanzador, en forma de especialista consumado, de toda la estrategia. 
Ahora el próximo partido ya tendrá rango de vital. El margen es mínimo y la importancia capital. Esconder el mal juego no será la solución y jugar con más inteligencia y solvencia táctica es una cuestión de mera supervivencia competitiva

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