El Mallorca cerró su temporada en Son Moix con un año
para recordar y no olvidar jamás. Los errores, en su globalidad, han sido tan
grandes que el éxito deportivo hubiera sido un auténtico milagro. Anotarlos
todos, corregir y lanzar soluciones será, a partir de ahora, prioridad.
En fútbol no hay recetas mágicas de rendimiento pero sí
trabajo bien o mal hecho. Y en este sentido el Girona puede ser un espejo.
Interesante propuesta táctica con típicos jugadores de Segunda División. Cinco
futbolistas en retaguardia, con tres interiores en la medular y dos delanteros.
Un sistema regado con una ocupación del campo equilibrada y participación
ofensiva de muchos de sus futbolistas. Pero sobre todo trabajo, mucho trabajo.
Tuvieron que jugar en inferioridad y bregaron hasta conseguir su objetivo de
victoria.
Durante la temporada ha sido curioso ver como el
Mallorca, tanto de Valeri Karpin como de Miquel Soler, ha utilizado en ocasiones un sistema similar
pero con conceptos totalmente diferentes. Ambos entrenadores se blindaron
olvidándose de jugar la fase ofensiva del juego. El Girona nunca lo hizo.
Para
este trascendental encuentro Pablo Machín siguió fiel a su propuesta. Buscó
amplitud con Juncà y Cifuentes y otorgó galones de llegada a sus medios
centros. Su juego típico que tan buenos resultados le ha dado. Pero le costó
mucho entrar dentro del partido ya que los mallorquines pusieron cierta traba
competitiva.
Miquel Soler aprovechó la ocasión, con buen criterio,
para regalar su último partido en Son Moix a Pep Lluis Martí. El capitán es el
único futbolista de la entidad que ha podido jugar un partido con cuarenta años
y el reconocimiento era totalmente imprescindible. En el centro del campo
también apareció Javi Ros.
La línea de retaguardia, uno de los puntos más
débiles durante toda la temporada, se vistió con Joao y Pedro Bigas como
centrales. Ambos no tuvieron excesivos problemas para sujetar a la dupla
atacante del adversario.
Es justo reconocer que el Girona tiró de cambios
ofensivos y valientes, salvó su inferioridad numérica y apostó a ganador. El
Mallorca no pudo voltear el partido y terminó haciendo un propio resumen de la
temporada. Incapacidad, inferioridad y derrota.
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