El Mallorca ha cerrado un año absolutamente nefasto. Nada
es rescatable y casi todo susceptible de cambio. El inicio esperpéntico, en el
tema entrenador, es posiblemente único en el mundo del fútbol. Ser cesado antes
de comenzar la competición, para después terminarla, puede considerarse un
claro ejemplo de mala praxis institucional. La perspectiva del tiempo lo
convertirá en un hecho todavía más ridículo.
Deportivamente el objetivo se hizo
inalcanzable demasiado pronto. Socialmente el desarraigo con la afición está
alcanzando una cota demasiado peligrosa. Y la estructura global del club parece
insoportable. Utz Claassen tendrá que decidir, acertar y asumir toda la responsabilidad.
Es ley de fútbol. Pero antes de ejecutar es necesario organizarse. Definir
y conseguir el presupuesto, adecuado con los objetivos marcados, es una
prioridad. Después tocará atinar en toda la toma de decisiones. Y no serán
pocas.
Acertar con el entrenador del primer equipo puede significar la
diferencia entre el éxito y el fracaso. Utz Claassen no tiene más excusas en la
manga. Ha llegado el momento de demostrar músculo financiero, capacidad de
gestión y liderazgo ejecutivo. Su objetivo es conseguir los dos ascensos, de
primer y segundo equipo, y sentar las bases adecuadas de crecimiento. A partir
de ahora su gestión será su carta de presentación.
Desgraciadamente el último partido de Liga careció de
total trascendencia e interés competitivo. El encuentro no merece un análisis
ni profundo ni exhaustivo. Fue un choque sin historia y con poco fútbol. El Mirandés se puso por delante en el marcador y el
Mallorca jugó a remolque.
La alineación de Miquel Soler estuvo marcada por las
ausencias significativas. Damià, Gabri y Brandon fueron titulares. El control
del partido fue para el equipo local y los mallorquines solo tuvieron una
oportunidad de Gabri que detuvo Razak.
El resto de partido transcurrió por un camino
insoportable. Jugando, ambos equipos, con la intensidad justa pero sin efectuar
faltas que pudieran acarrear lesión. Finalmente se cerró el telón con otra
derrota justa y ajustada a juego. Que el Mirandés haya cerrado sus últimos
cuatro partidos con victoria, sin jugarse absolutamente nada, debería ser la
última reflexión para el Real Mallorca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario