El Mallorca lo tuvo claro desde el primer minuto, presión fuerte en el centro del campo y en banda seguido de contras con llegadas desde la banda.
Manzano por su cuenta dispuso de dos delanteros en la segunda parte y retraso a Ibagaza al doble pivote, pero el partido era de ida y vuelta jugándose con llegadas constantes a las dos áreas.
Jugada magistral por banda de Ibagaza que venció en un dos contra uno cediendo un pase hacia la posición de Jankovik que se volvió a reencontrar con el gol.
Victor fue fiel a su estilo, intentando alargar las posesiones y jugar al engaño pero siempre con el balón y trenzando jugadas desde atrás con la incorporación y llegada de jugadores de segunda y tercera línea.
Jugando así el Zaragoza buscó la victoria y al final encontró la derrota pero es digno de resaltar la valentía y la perseverancia de un equipo que jamás perdió la cara al partido demostrando que teniendo el esférico y sin cambiar el estilo de juego también se puede optar a la victoria.
Gracias Victor por creer en ese estilo de juego con el que es posible ganar y sobretodo gracias por no cambiarlo cuando el resultado era de un empate en campo contrario.
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