El Mallorca llega al Vicente
Calderón con la obligación de sumar tres puntos y esperar el pinchazo del resto
de rivales. En fútbol siempre es recomendable depender del trabajo que uno
tiene que desarrollar y el Mallorca ni siquiera se ha ganado ese privilegio. Para llegar
a una situación tan desesperada ha sido necesario jugar mal y competir peor. Y los
rojos han sido realmente flojos.Ahora, con la cuerda tensada
al máximo, toca ganar y esperar.
El vigente campeón de Copa
es un equipo realmente hermético. Mucha fortaleza defensiva con contraataques quirúrgicamente letales.
Y aquí en la finalización
siempre aparece, con majestuosidad asesina, Falcao. El Tigre juega
permanentemente pensando en la portería adversaria. La red es su obsesión y sus
veintiocho dianas le otorgan el rango de amenaza. El colombiano domina, de
forma casi innata, el arte del desmarque y más que intentar secarlo, con una
marca férrea, es casi imprescindible arrebatarle el suministro de balones con
posibilidad de remate. Pero con él no se terminan los peligros colchoneros.
Diego Costa siempre intenta abrir brecha. El numero diecinueve es un autentico
“Panzer” dispuesto a batirse con cualquier central del mundo. Ocho goles con
siete asistencias son su carta de presentación.
Comparar plantillas,
posibilidades y estilos de juego resulta casi desesperante. Pero el fútbol
siempre otorga posibilidades y en este partido habrá un equipo que se lo jugará
todo; el otro nada.
Las opciones del Mallorca
pasarán por buscar las cosquillas por dentro. Forzar faltas cercanas al área, a
la espalda de los pivotes, para que Giovani pueda encontrar el gol. Será eso y,
además, rezar para que los atléticos no se tomen el partido al cien por cien.
Si fuera así las posibilidades de éxito menguarían tanto que vencer resultaría
casi imposible. ¿Podrá el Mallorca llegar a la última jornada con opciones de
salvación?
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