Jugar sobre
la bocina de un ultimátum nunca es recomendable. Cuando un equipo llega al
partido límite, de cese o continuidad de su entrenador, el juego suele haberse
deteriorado bastante. Los errores, defensivos y groseros, han sido tan altos
que ocultarlos era imposible. Pero las circunstancias se han ido ganando a
pulso y así tocó jugar. El resultado, al fin, fue victoria. No debe aparecer
ninguna duda sobre la capacidad de esta plantilla. Estos futbolistas son
capaces de defender mejor y, por supuesto, obtener mejores resultados. Así lo
demostraron tímidamente.
Valeri Karpin
decidió ir con Kasim y Bigas, en el eje de la defensa, arropados por sus
laterales Cendrós y Gulan. Los dos centrales terminaron con tarjeta y Pedro
Bigas se erigió como el mejor de la línea de cuatro. Un centro del campo de
perfil más bien mixto. Capacidad de destrucción pero con posibilidad de
creación. Joao y Pep Lluis Martí trabajaron con dedicación. Pereira estuvo
dinámico, colaborador y también representa una amenaza que debe seguir
creciendo. Como casi siempre Marco Asensio lideró la calidad del ataque rojo.
Su capacidad técnica representa el mejor aval de combate. Además mezcló a la
perfección con un Abdón Prats que consiguió un magnífico gol. Su combinación
fue, sin duda, la mejor jugada del presente campeonato.
Desde la
distancia sorprendió la decisión de Alberto López de dejar fuera de la
convocatoria a Ion Vélez. El Deportivo Alavés es un equipo experimentado pero
conocedor de sus limitaciones. Su plan fue sencillo, previsible y conocido.
Toribio ejerció la labor de anclaje táctico.
Él, fue el equilibrio. Las incorporaciones de tercera línea de Raúl
García, así como las llegadas de Manu García, estuvieron bajo su vigilancia
defensiva. Las gotas de calidad estaban más que anunciadas. Curiosamente el
número dieciséis propició la jugada que sirvió para abrir el marcador. Pero es
justo reconocer que Marco Asensio tuvo la fe necesaria para presionar a Toribio
y, después, a Manu Fernández.
En el marco
meramente institucional no se puede tolerar que el Mallorca se quede sin
ninguna representación pública en el palco. La degradación ya es absoluta. La
afición mallorquinista se encuentra en un callejón sin salida y, lo peor de
todo, no se ve una solución ni quirúrgica ni rápida. Lo mejor es que deportivamente se sumaron
los tres puntos y no se encajó ningún
gol.
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