Valeri Karpin
tenía que decidir y acertar. Pero además sus futbolistas tenían la obligación
de ser eficaces de una vez por todas. Y
no lo fueron. Se mostraron muy planos en ataque y, otra vez, groseros en
defensa. Encajaron dos goles y es de justicia reconocer que las mejores
ocasiones fueron para un rival que hizo lo justo para vencer de forma más que
justa.
El Zaragoza
juega habitualmente con doble delantero centro, William y Borja Bastón, más las
asistencias por banda derecha del capitán. Javi Álamo está siendo, durante toda
la temporada, un cuchillo que corta laterales. Las amenazas ofensivas estaban
marcadas. El peligro estaba más que anunciado y sólo se puso sutura a la herida
a medias. El técnico ruso debía responder y dar solución, entre otras, a esta
pregunta. ¿Qué hacer si el rival tiene a su asistente de gol en el flanco
derecho?
Desgraciadamente
sólo se encontró cierta eficacia, sobe el adversario, durante la primera parte.
El Mallorca acrecienta las virtudes ajenas y disminuye las propias. Saborit y
Cendrós fueron de laterales con la compañía en el eje de Kasim y Agus. El juego
defensivo volvió a mostrar carencias imposibles de desaprovechar por el
rival.
La fase
ofensiva fue un desierto difícil de explicar. El Mallorca no tiene automatismos
sobre su ataque posicional. Su única opción es el contraataque y el balón
parado. Y aquí sólo Marco Asensio sembró algo de amenaza sobre los centrales
Mario y Ruben. Demasiada poco munición para todo un partido de fútbol.
Víctor Muñoz
fue con lo que, hasta ahora, le había funcionado. Es conocido que en flancos,
más concretamente sobre sus laterales, presenta dificultades. Fernandez poroso
y Cabrera, mas central que lateral, hubieran podido ser motivo de ataque. Pero
el Mallorca se olvidó de meter balones y desmarques sobre estas posiciones.
Ruiz de Galarreta, a pesar de su juventud, casi fue un tirano en la medular.
Gracias al trabajo de Dorca consiguieron hacerse con el control del partido y
lanzar pases de iniciación al ataque. Todo escaso, pero suficiente para tumbar
a un Mallorca demasiado mediocre.
La crisis
deportiva, como mínimo, ha igualado la dantesca situación institucional. Estar
a cinco puntos de la salvación debería abrir la sensatez de unos propietarios
que ya no tienen credibilidad para la masa social. ¿Qué pasará de aquí en
adelante?
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