El Mallorca no ha tenido un problema de actitud durante
toda la competición. Y en este partido tampoco. Su particular rompecabezas ha
estado y está en el gol. Demasiados jugadores, con poca munición, casi siempre
han terminado por condicionar el resultado final.
No queda más remedio que afrontar la realidad. Encararla y buscar la solución. Ahora mismo está en peligro la Segunda División. Hay futbolistas que sobran y hay otras posiciones que deben cubrirse. Mejor pronto que tarde.
Lejos de Son Moix el desierto es casi absoluto. Mentalidad,
actitud y trabajo ayudan pero el talento define. Y el Córdoba mostró su
superioridad con un juego de contraataque espectacular y letal. El equipo de
José Luis Oltra está completamente adaptado a la Segunda División. Su empuje
fue su mejor aliado y consiguió el control del partido durante un tiempo
superior al Mallorca. Tuvieron más inteligencia táctica y eficacia en
finalización. Fueron un equipo superior.
Pepe Gálvez pareció tirar de una prudencia inicial que se
convirtió en un juego deslavazado y carente de intención. El Mallorca, durante
los primeros cuarenta y cinco minutos, simplemente se desplomó. Errores
groseros en vigilancias y marcajes fueron una condena absoluta.
Los centrales mallorquines debían sujetar a una dupla de
ataque con pólvora. Florin Andone y Xisco Jiménez se suelen complementar bien y
neutralizarlos formaba parte del éxito. Costa y Aveldaño salieron claramente
perdedores de los duelos individuales y, además, tampoco contaron con la
colaboración de un Yuste que ayudó en el naufragio.
Fidel era el tercer bastión a equilibrar. Su zurda, tanto
en juego efectivo como en estrategia, podía sembrar amenaza desde el flanco
izquierdo. Falló una pena máxima pero sembró cierta zozobra desde los dos
perfiles.
Solo Brandon, demostrando su talento, fue capaz de sembrar
algo de amenaza. Hizo gol casi en la única ocasión roja. Triste aval para un
equipo que tiene problemas serios de juego y posibilidades de sus
futbolistas.
La vanguardia del ataque estuvo representada por Corominas.
Después por Acuña y Bianchi. Faltó veneno, intención y eficacia. Toda la nómina
de delanteros mallorquines está gafada de cara a gol y parece que la solución
solo se podrá encontrar en el mercado invernal.
No queda más remedio que afrontar la realidad. Encararla y buscar la solución. Ahora mismo está en peligro la Segunda División. Hay futbolistas que sobran y hay otras posiciones que deben cubrirse. Mejor pronto que tarde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario