Elevar la moral de la tropa siempre es recomendable. Es
absolutamente normal que un entrenador defienda públicamente la capacidad de su
nuevo plantel. Lo contrario sería tan absurdo como ridículo. Pero conviene
recordar que Fernando Vázquez es solo un entrenador de fútbol. Nada más. Él no
puede coger la bandera de la eficacia y liderar los goles rojos. Su misión es
diáfana. Sacar los máximos puntos posibles y salvar el entuerto actual. Las
victorias, como siempre en fútbol profesional, le pondrán la nota final.
Esperar y aprovechar el error del rival fue el plan rojo.
El técnico gallego tomó sus primeras decisiones tácticas. Decidió colocar sobre
el terreno de juego un 1-4-4-2 con Sissoko y Yuste liderando el centro del
campo. Más músculo dejando un poco más de libertad para el número diecinueve.
Se colocó sobre el juego exterior talento y profundidad. Pol Roigé y Brandon
participaron por fuera pero no encontraron el camino del gol.
La línea de atacantes estuvo nutrida por Acuña y
Corominas. Poca y escasa munición. El paraguayo no tuvo la velocidad necesaria
para inquietar a los centrales amarillos. Casi se marcó solo y su juego abre
muchas dudas.
El Alcorcón es un equipo con estructura de Segunda
División. Su cintura táctica le permite pasar del despliegue al repliegue con
cierta facilidad. Juan Ramón López Muñiz, esta vez, fue algo más conservador.
Pobló la medular y allí metió toda la presión posible.
La capacidad de David Rodríguez debía se secada. El
número siete visitante es capaz de crear y culminar las jugadas sin necesidad
de colaboración. Aveldaño y Costas dieron cuenta de él y, además, neutralizaron
las embestidas de la zurda de Óscar Plano. El número siete tuvo una excelente
ocasión de gol en la que demostró su perfil de delantero. Timón Wellenreuther
con una buena intervención salvó el gol.
Ambos entrenadores se movieron durante el partido para
sumar los tres puntos pero con diferencias sustanciales. Mientras el Alcorcón
arriesgó cambiando el sistema el Mallorca fortificó su línea de contraataque. Y
aquí apareció Moutinho. Una jugada suya fue el aval necesario para ganar un
penalti y sumar tres puntos vitales. Ahora toca responder a una pregunta que
puede ayudar a ser más eficaz. ¿Se reforzará esta plantilla?
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