La necesidad ha llegado para quedarse y disfrutar de ella
es mejor que padecerla. Con el talento en cuentagotas es obligatorio
incrementar, aún más, la intensidad para poder superar así al adversario. Solo
con la capacidad existente es totalmente imposible encarar una segunda vuelta
más que peligrosa. Volvió a existir compromiso pero faltó una eficacia que solo
se puede encontrar fuera del plantel. Fichar es una necesidad absoluta.
El partido transcurrió por los parámetros previstos. Los
futbolistas de Pepe Gálvez debían presionar la salida de balón de su
adversario. Un punto débil del equipo vallisoletano aprovechado por muchos
equipos de la categoría. Hacer sangre sobre este aspecto del juego era
prioritario y casi imprescindible. Sí, hubo presión alta y posesión con
profundidad. Pero volvió a faltar veneno y gol.
El Mallorca se vistió con Yuste y Damià liderando la sala
de máquinas. El canterano brilló en la elaboración. Fue el arquitecto del juego
en el centro del campo y tapó las carencias de su compañero. Moutinho tuvo
desequilibrio por la izquierda y a Brandon le faltó más convicción. El gol
volvió a quedar totalmente huérfano y así es imposible ganar. La luz se apaga
por completo dentro del área contraria y la mejora en este aspecto no puede llegar
a través del entrenamiento.
Miguel Ángel Portugal blindó su parcela más débil y
esperó su momento. Hasta tres futbolistas intentaron colapsar el centro del
campo y proteger su talón de Aquiles. El Valladolid, sin ser una de las
referencias de la Segunda División, presentó futbolistas de talento y eficacia.
Juan Villar desde el perfil derecho sembró desmarques al espacio muy peligrosos
y consiguió el gol de la victoria.
Los equipos que pueblan la zona de descenso tienen
verdaderas dificultades para sumar tres puntos. Su clasificación es su carta de
presentación. Con este resultado se cierra una primera vuelta llena de
incógnitas resueltas desde el punto de vista negativo. Acceder al mercado de
invierno, de forma correcta, es obligación. Gol, el Mallorca necesita gol. Dos
futbolistas capaces de sembrar amenaza y un especialista en estrategia podrían
aliviar un futuro incierto y lleno de duda. ¿Qué hará la propiedad?
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