06 marzo 2016

LA JERARQUÍA SE CONQUISTA

 
 
El Real Oviedo se presentó en Son Moix después doce partidos consecutivos sin conocer el amargo sabor de la derrota. No es casualidad y sí fruto del trabajo bien hecho. La victoria del Mallorca debe situarse sobre el peldaño que se merece. Fue un triunfo muy importante pero gris. Era un partido difícil y, al menos, se consiguió aquello que otros no pudieron alcanzar. 
Jugar con la ventaja de un futbolista más es una ventaja que tiene que saber aprovecharse. Trenzar ataques, con posesiones balón, para desgastar al adversario debía ser una consigna grabada a fuego. Eso o contraatacar para intimidar. No fue ni lo uno ni lo otro. El Mallorca interpretó mal su partido y sufrió mucho para poder ganar. 
Los siete goles encajados en los últimos tres partidos, además de algunos titubeos en la ocupación del campo, obligaban a presentar mejoría competitiva. El Mallorca, para derribar a uno de los mejores equipos en ataque de la Segunda División, necesitaba defender más y mejor. Esto sí se hizo. Pero para vencer no es suficiente solo neutralizar bien. También toca atacar o contraatacar de forma eficaz. Y aquí aparecieron lagunas casi desesperantes. 

Sergio Egea tiró de cierta produencia inicial. Sus últimos coqueteos con dos sistemas de juego le llevó a apostar 1-4-2-3-1. Intentó buscar más control a través de la posesión de balón situando a Michel por detrás de su mejor artillero. Después llegó la expulsión y se adaptó, como pudo y con algún error, a las circunstancias. 
Toché conoce los criterios de ser referencia pero aquí los centrales del Mallorca pudieron secar una posición que no fue demasiado combustible. Secar el grifo de Susaeta debía convertirse en prioridad absoluta. Sus apariciones por la banda derecha estaban más que anunciadas y aquí debía emerger la solvencia del lateral izquierdo rojo. El encargado fue un Company que cumplió con bastante solvencia. 

El Mallorca solo aprovechó un error grosero de su rival. La posición endeble de Aguirre sobre el lateral, hasta que fue cerrada por Peña, fue torpedeada por Lago Junior. El número catorce, junto con Salomao, fueron la munición para tumbar a un adversario superior. La lección debe aprovecharse. La jerarquía en el juego se conquista y el equipo mallorquín perdió el control del partido durante demasiados minutos. 

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