17 marzo 2016

VICTORIA CON DOS CARAS


El Mallorca se presentó en El Alcoraz con muchas dudas por resolver. Mejorar en todos los aspectos de actitud era obligación. Y eso se hizo con claridad. Durante los primeros cuarenta y cinco minutos hubo concentración, colocación, inteligencia y eficacia. En la segunda parte se cedió demasiado control al contrario. Incluso se renunció al contraataque y se pudo pagar caro. 
Fernando Vázquez tenía la necesidad de acertar en la elección de los jugadores y en la estrategia de juego. Jugar contra un adversario que es claramente más vulnerable con balón, que sin él, abre ciertas posibilidades tácticas.

Los rojos se situaron sobre el terreno de juego con una ubicación normal y con la intención de presión en la zona más ancha del terreno de juego. Tres jugadores por dentro, liberando un poco más a Damià, otorgó seguridad y fortaleza en la medular. 

Ortuño que ya había conseguido perforar la portería del equipo oscense, con el Zaragoza y en la Romareda, fue la referencia del equipo mallorquín. El número nueve fue un demonio para los centrales contrarios. Tuvo presencia, criterio y buen juego.  Es claramente el mejor delantero que tiene el técnico de Castrofeito bajo sus órdenes y no se entiende su suplencia hasta la fecha. 
Por su parte Juan Antonio Anquela que ha estado coqueteando con diferentes sistemas de juego estabilizó inicialmente su línea de cuatro zagueros. Después cambió. El técnico de Linares contó con su mejor munición en elaboración y finalización.

La conexión, entra la zurda de Fran Mérida y la velocidad de Darwin Machís, representaban la amenaza a sujetar. Vázquez, en la segunda parte, colocó un doble lateral para secar al venezolano. 

El Mallorca está en una situación tan precaria que sus metas, además de cortas, deben ser alcanzables. Plantear los partidos con la intención de ganar, intentando como mínimo, no perder es una cuestión de supervivencia.

Con el objetivo de la permanencia en el horizonte no se puede menospreciar esta victoria. Fue una lástima el gol encajado en el descuento. Pero éste fue justo. Los rojos jugaron con fuego prácticamente durante toda la segunda parte y pagaron empatando el goal average directo. 

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