16 enero 2017

UN PUNTO DE ARRANQUE


El Mallorca tuvo la oportunidad de medir fuerzas contra uno de los equipos más poderosos de la Segunda División. Y esta vez los futbolistas rojos tuvieron un partido lleno de equilibrio y buen hacer defensivo. Los mallorquines superaron en intensidad, orden y criterio de juego al equipo de Bordalás. Solo una decisión arbitral, equivocada y llena de injusticia, terminó por tumbar al equipo bermellón. 
Javier Olaizola otorgó un posicionamiento de repliegue. Pero el retroceso fue equilibrado y con posibilidad de contraataque. Cuando un equipo de fútbol se aleja físicamente del gol al menos los primeros pases, después de la recuperación, deben tener rigor y un objetivo nítido. Y el Mallorca lo consiguió durante todo el partido. El arma del contraataque se utilizó con finura y cierta sensación de peligro. 
Los centrales rojos tenían, además de todas las tareas de contención, que neutralizar el juego de Jorge Molina. Sus prolongaciones, desde los pases del portero o bajo los saques de banda de Peña, tenían estatus de amenaza. Yuste y Raillo blindaron el eje con mucha solvencia. También contaron con la ayuda valiosa de sus medios centros. No hubo, en ningún momento durante todo el partido, ni acoso ni derribo por parte del rival. 
En posiciones de ataque se juntaron Lekic con Brandon en la línea más avanzada y mezclaron de forma muy correcta. El delantero serbio sigue creciendo en su propuesta de ariete. Marcó y consiguió condicionar tanto al Cata Díaz como a Gorosito.
El Getafe se convirtió en un equipo tocable. Perdió su juego granítico y evolucionó deambulando con poco orden de ataque. La falta de altura en el eje de su zaga y una velocidad asumible por banda se antojaban como armas arrojadizas. De hecho, el Elche durante la segunda parte en su estadio ya lo demostró. Los mallorquines incidieron bajo los puntos débiles y consiguieron hacer un partido muy incómodo para el rival. 
El Mallorca dio un paso en su fútbol, tiró de compromiso y llenó todas sus líneas de solidaridad defensiva. Es un primer paso sobre el que se debe incidir. Javier Olaizola siguió tomando decisiones valientes y, esta vez, su equipo mereció la victoria. 

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