Manzano planteó un partido sin matices, intentando controlar el partido, llevando la iniciativa, estirando las posesiones de balón al máximo, Jordi López con su movilidad y con la movilidad que imprime al esférico aseguraba esa posesión pero al Mallorca le faltaba la profundidad de ataque que asegura Ibagaza cuando está en el campo con su especialidad en el último pase en vertical hacia la portería contraria.
El equipo de J. M. Bakero llevaba 5 derrotas consecutivas, eso genera ansiedad, nerviosismo, cierta dosis de miedo a la derrota y además el entrenedor es consciente de que su puesto está más que en juego. Con estos antecedentes el entrenador de la R. Sociedad lo tuvo claro, defender y defender buscando algunas opciones a la contra o explotar al máximo las acciones a balón parado.
Entonces con una R. Sociedad pertrechada y un Mallorca que no encontraba su último pase, los jugadores por iniciativa propia buscaron una solución para intentar romper la zaga vasca. El tiro a media distancia fue la respuesta a ese cándado propuesto por la Real y hasta 3 palos se consiguieron en los últimos 15 minutos de partido pero el empate a cero fue inamovible.
Manzano estuvo menos tiempo a merced de la fortuna.
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