El Mallorca
tuvo fortuna en muchos lances del encuentro y, aún así, sólo pudo arañar un
empate que puede considerarse como medicamentoso. Ponerse por delante en el
marcador, detener un penalti en el tramo final y la lesión del mejor central
adversario no fue suficiente. Ya no hay objetivo a largo plazo. Ahora todo el
Mallorca tiene que arrimar el hombro y centrarse en luchar cada segundo de
competición como si fuera el último. Y no es un tópico. Jugadores, cuerpo
técnico y propietarios están obligados a tomar decisiones que estén por encima
del bien particular. La situación es grave, pero no caótica. La arboleda no
pude ocultar que esto es fútbol y con fútbol se puede arreglar.
Lluís
Carreras tuvo que retocar su alineación. Eligió a Agus con Cadamuro para cerrar
el eje y éstos nos enseñaron un grave error, de ajuste defensivo, que costó el
gol del adversario. El centro de la zaga sigue siendo asignatura pendiente.
Kevin y N'Sue jugaron por el exterior y se mostraron demasiado previsibles. En
la sala de máquinas Generelo manifestó carreras defensivas demasiado grandes. Este
desgaste jugó en su contra. Poco a poco se fue diluyendo y bajando su
aportación ofensiva. Además su posición fue demasiado evidente para el
adversario que se aprovechó lanzando presión sobre su ubicación.
Por su parte
Paco Herrera fue fiel a su tendencia de juego. Su doble pivote, poco creativo
pero abnegado en tareas de recuperación, trabajó a destajo para voltear la
fortuna esquiva. Además, en la segunda parte, Montañés colaboró en tareas de
creación y el control fue más aragonés que mallorquín sin llegar al agobio.
Hacia el último tramo de partido los dos entrenadores buscaron velocidad.
Razzagui fue la apuesta roja y Víctor Rodríguez la maña. Pero fue el dieciocho
aragonés el encargado de crear algo más de peligro. El bajón competitivo del
Mallorca, al final del partido, fue más que evidente y conviene esperar que sea
más mental que físico.
En
condiciones normales el empate debería ser considerado un resultado óptimo pero
el bagaje del Mallorca es insuficiente. Cuando no es por una cosa es por otra y
la victoria no llega. Después de siete partidos consecutivos sin ganar no queda
más margen. El próximo partido, ante el Tenerife, tiene rango de partido
trascendental. ¿Se podrá ganar?
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