02 marzo 2014

TORPEDO A LA LÍNEA DE FLOTACIÓN


 
El primer partido, después del cambio de entrenador, es vital; casi trascendental. El efecto de sustituir un líder, por otro, necesita el aval de un resultado inmediato. Y el Mallorca, con poco esfuerzo y mal juego, no lo consiguió. Más allá de las decisiones tácticas, siempre importantes, se pudo testar la actitud mental competitiva de todo el grupo. Y el resultado fue totalmente negativo. Es imprescindible destacar que el rival era el Barça B y no su hermano mayor. Los rojos saltaron al terreno de juego con un respeto excesivo. Incluso antes de la primera expulsión ya se pudo intuir un conservadurismo excesivo. 
Lluís Carreras tomó sus primeras decisiones.  Aouate bajo palos;  sólo duró unos minutos. Línea de retaguardia con Bigas en flanco izquierdo y Ximo bajo el perfil derecho. En el eje se juntaron Agus con Cadamuro. Toda la zaga volvió a estar realmente porosa y vulnerable.  Pero lo más importante pasó por delante. Movimientos de presión nula, escasa y demasiado retrasada.  Hemed y Gerard fueron punta de lanza mojada teniendo que quedar, éste último, escorado a una banda como consecuencia de las expulsiones. 
Por su parte el rival jugó a los suyo. Imprevisible y, a la vez, previsible. Juego de posesión y localización en campo contrario. Los de Eusebio Sacristán marcaron territorio desde el inicio. Ya desde el primer minuto la jerarquía de partido tuvo dueño total y absoluto. Y fue el Barça B. Después llegaron la cambios de ritmo personalizados en Denis Suárez y Dani Nieto que, unidos a la inferioridad numérica, fueron la puntilla que mató el partido. En cuanto a la segunda expulsión es merecedora de sanción. Un profesional no puede abandonar a su equipo en momentos de tanta necesidad. En cualquier caso son estos futbolistas, y no otros, los que deben salvar una situación más que delicada. 
Una mención especial merece la ausencia de la afición de base. Las peñas de un club son un trozo de su escudo. Su ausencia, durante el partido, debería significar una profunda reflexión por parte del Presidente y de todo el Consejo de Administración. Seguir así no ayuda ni al equipo ni a la institución. 

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