09 febrero 2015

BORRADOS, SUPERADOS Y DERROTADOS



No había ninguna excusa posible. El Mallorca se ganó a pulso la presión del resultado inmediato y tocaba simplemente ganar. Las bajas, las circunstancias del juego o los posibles errores arbitrales debían superarse para obtener el resultado. Las limitaciones del rival jugaban a favor y los rojos contaban con la obligación de asumir el papel de protagonista. Ser superior es una ventaja pero debe acompañarse con buenos fundamentos tácticos. 

Y no se hizo de ninguna manera. Lanzarse sobre la yugular del adversario, con oleajes de ataques, para intimidar desde el inicio hubiera sido una buena estrategia inicial. Fue todo lo contrario. El rival se subió a las barbas y justamente se hizo con el control del partido para asestar dos goles en la primera parte. Después simplemente se dejó llevar.

Valeri Karpin fue con la línea cobertura esperada. Agus y Kasim, para sellar el eje, con Gulan y Company en flancos. Su primera parte fue tan realmente espesa que al descanso fueron sentenciados los dos centrales para poner a Joao y Truyols. En el centro del campo solo se trenzó lo que el rival dejó y el fútbol de ataque brilló por su ausencia. Joao, mientras jugó en el centro del campo, se encargó de tirar ayudas y Héctor Yuste jugó de anclaje para frenar. Fueron netamente superados por el posicionamiento del adversario.

Asier Garitano tiró de repliegue y jugó la baza del contraataque. La batalla por ganar el centro de campo se anunció desde el pitado inicial. Eraso con una posición mixta, junto con Diamanka, y Morán formaron trivote para salir victoriosos. Su mayor talento en ataque jugó en el ala izquierda. Aguirre suele trenzar sus pases, y conducciones con regate, desde esa posición y Company tuvo verdaderos problemas para sujetarlo.

Los refuerzos invernales han mejorado sustancialmente una plantilla que ni puede ni debe eludir su responsabilidad. Este grupo está capacitado para dar mucho más. A partir de ahora la ambición debe instalarse en todos los rincones del vestuario y intentar asaltar cada partido como si fuera el último. En un momento en que las finales han llegado para quedarse el cambio de mentalidad parece obligado.

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