01 febrero 2015

DERROTA JUSTA PERO CON SUFRIMIENTO



Cuando las armas del rival son tan poderosas hay que elegir bien la estrategia para superarle. Trabajar a destajo y equivocarse poco o nada son preceptos obligados. El Mallorca bregó mucho pero también cometió bastantes errores. La Unión Deportiva Las Palmas es, y no por casualidad, el líder de la categoría. Alto poder destructivo, en la fase de finalización, es su seña de identidad más conocida. Ningún equipo, hasta la fecha, había conseguido más goles y su capacidad desequilibrante estaba fuera de cualquier duda razonable. 

Para igualar posibilidades era necesario tirar, al menos, de orgullo. Cuando hay superioridad técnica es obligación incrementar compromiso y disciplina táctica. Los rojos solo lo pudieron hace a medias. La segunda parte fue un acoso y derribo. Solo la fortuna y un excelente Cabrero salvaron un resultado que hubiera podido ser más abultado.

En fútbol hay una evidencia que es ley absoluta; no hay equipo imbatible. Los canarios presentaban agujeros en zona defensiva y era, precisamente aquí, dónde el Mallorca debía incidir y machacar. Durante la primera parte lo hizo. Ante contraataques el rival mostró puntos oscuros y el Mallorca tejió tres llegadas. En una de ellas se consiguió gol. Después hubo una expulsión con un repliegue excesivo que condicionó el partido. Después de esta jugada no hubo ninguna capacidad ofensiva. Fue resistir hasta caer.

Inicialmente Valeri Karpin optó por colocar a Gulan sobre el lateral izquierdo con la su habitual pareja de centrales. La lesión de Pedro Bigas obligó a Agus y tuvo que trabajar en el momento más difícil del encuentro. Joao y Ros tuvieron un trabajo muy complicado. Trabajar en inferioridad y, además, manejar algún pase que diera calidad a los contraataques fue totalmente imposible durante la segunda parte. Xisco Jiménez

Paco Herrera desplazó, por obligación, a Roque Mesa al lateral. No puso el motor diésel de Vicente Gómez sobre la medular y Javi Castellano entorpeció algo su juego de ataque. Ya por delante metió toda la pólvora posible para así desestabilizar a la zaga roja. Jonathan Viera y Nauzet por fuera con la amenaza de su goleador en referencia. Araujo, más Ortuño, ya en la segunda parte fueron una munición imposible de detener.

Ahora llega un próximo partido que debe saldarse con victoria. No hay más opción. La presión del resultado ha llegado para quedarse.

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